José Bretón, en una de las sesiones del juicio celebrado en Córdoba.
José Bretón, en una de las sesiones del juicio celebrado en Córdoba.

Caso Bretón: el crimen que conmocionó a España

El asesinato de Ruth y José en la finca de Las Quemadillas es uno de peores episodios de la crónica negra de Córdoba de este último cuarto de siglo

Especial 25 años de El Día de Córdoba

José Bretón sigue en la cárcel de Herrera de la Mancha –Alcázar de San Juan (Ciudad Real)– desde 2016 y es posible que pueda abandonarla en 2036, es decir, en apenas 11 años. Autor confeso de asesinato de sus hijos, los pequeños Ruth, de seis años, y José de apenas dos, el exmilitar ha sido y será tal como y se le denominó “el monstruo de Las Quemadillas”, ya que fue en la finca de esta zona de las afueras de Córdoba capital, propiedad de sus padres, donde hizo una especie de pira funeraria en la que quemó los cuerpos de sus hijos para hacerlos desaparecer aquel fatídico 8 de octubre de 2011. Condenado a 40 años por asesinarlos para vengarse de su exmujer, Ruth Ortiz, fue el quien ese mismo día interpuso una denuncia ante la desaparición de sus hijos y algunos de sus familiares llegaron a la sede de El Día de Córdoba alertando de lo sucedido y pidiendo ayuda, ya que al ser festivo, no encontraban ningún establecimiento abierto en la ciudad para poder hacer fotocopias con las imágenes de Ruth y José y repartirlos por Córdoba alertando de su desaparición. Sin embargo, ya entonces había matado a sus hijos.

En este punto, hay que recordar que los dos asesinatos tuvieron lugar antes de la reforma del Código Penal en 2015, que introdujo en España la pena de prisión permanente revisable, por lo que Bretón pasará 25 años de cárcel finalmente.

Sospechoso desde el primer momento, al principio la búsqueda se centró en la Ciudad de los Niños de la capital cordobesa, donde las cámaras de vigilancia captaron su imagen, pero sin los pequeños, a quienes ya había asesinado en la finca de Las Quemadillas. Es por ello, que la Policía centró entonces su investigación en este enclave donde, además, ese mismo día había encendido una hoguera para, según explicó, quemar recuerdos de su mujer, con quien no mantenía una buena relación.

Con Bretón ya en la cárcel de Alcolea –en la que ingresó el 21 octubre de 2011–, el estudio del antropólogo Francisco Etxebarria Gabilondo, encargado, con autorización del juez José Luis Rodríguez Laín, por parte de la familia materna de los niños fue esclarecedor, puesto que determinó que los huesos encontrados en la hoguera eran de “seres humanos inmaduros”, a pesar de un perito judicial llegó a asegurar que los restos eran de animales. Sin embargo, nuevos informes coincidieron en señalar que eran de los pequeños y se logró concluir la investigación con Bretón como principal y único culpable del asesinato de sus hijos. El juicio se celebró en julio de 2013 –Córdoba fue aquellos días el epicentro informativo de España dada la expectación generada– y el jurado no lo dudó ni un instante: José Bretón mató a sus hijos por venganza y lo declaró culpable.

‘El odio’, el libro de la confesión

Han pasado desde entonces, 14 años y José Bretón sigue en prisión, sin recibir visitas y, desde la que ha confesado en un libro su crimen en unas declaraciones al escritor Luisgé Martín, que se carteó con él durante más de tres años y a quien visitó para recabar información para publicar su libro El odio (Anagrama), en el que reconoce que había aceptado colaborar con él para poder manifestar su “arrepentimiento” por el asesinato.

El asesino ha confesado los hechos en el libro ‘El odio’ al escritor Luisgé Martín, pero su publicación y distribución ha sido totalmente paralizada

El mero hecho del anuncio de la publicación de este libro causó una oleada de críticas, tanto de Ruth Ortiz, como de la Fiscalía de Barcelona y el Ministerio del Interior para evitar que la obra saliera al mercado –ya que supondría una “inminente lesión a los derechos de los menores asesinados” y también por la controversia ética generada. Finalmente y, gracias a la presión social y también judicial, la editorial Anagrama decidió suspender la distribución del libro que recoge uno de los capítulos más oscuros y execrables de la historia reciente de Córdoba, que resulta imposible olvidar.

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