Casa Rubio: un lugar de culto gastronómico en plena Judería de Córdoba desde hace casi 100 años
Gastronomía
Este restaurante, cuyos orígenes se remontan al 1928, recibe el sello de taberna 'Histórica' tras décadas siendo un referente en la ciudad
Miguel Cabezas y Lola Carmona lo regentan desde 2001 y han mantenido su esencia y cocina tradicional
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Córdoba/Unos pasos después de atravesar la emblemática Puerta de Almodóvar de Córdoba se encuentra un especial rincón que lleva siendo un lugar de culto desde hace casi 100 años. Sus orígenes, como mínimo, se remontan al año 1928. Ha llovido mucho, pero las emociones de entonces, las historias que esconden sus paredes, la cultura desprendida durante años por sus parroquianos y su inconfundible gastronomía cuyos principios culinarios se mantienen, siguen cultivando a Casa Rubio (Calle Puerta de Almodóvar, 5), un negocio familiar, alejado de estereotipos e inseparable de la Judería, el barrio más legendario de Córdoba.
Puede que en las tabernas de hoy día ya no se beba hasta la madrugada o se destrocen las mesas jugando con vicio al dominó, pero en establecimientos como Casa Rubio, los orígenes no se han perdido. De eso se han encargado Miguel Cabezas (Puente Genil, 1963) y su mujer, Lola Carmona, ambos gerentes desde que la adquirieron en 2001. Los dueños del mítico restaurante Casa Pepe de La Judería desde 1994 apostaron por este negocio con la idea de que fuera más cercano al cliente cordobés. Una proyecto de taberna puesto en marcha con el propósito de, como explica Miguel, retomar la cocina, la calidad y la tradición de Paco Rubio y Magdalena, que lo regentaron durante décadas.
"Hemos tratado de mantener toda la esencia que han dejado en las tabernas nuestros antepasados. Si copias y lo haces bien, bien está", argumenta Miguel Cabezas, quien conoce toda la historia de Casa Rubio como vecino y completo admirador de la Judería que es. Y por eso mismo su orgullo está recargado al máximo después de que Casa Rubio haya sido nombrada como una de esas 12 reconocidas tabernas de Córdoba que ya cuenta con el sello de Histórica. Un reconocimiento otorgado por el Ayuntamiento que es "necesario" para un mayor éxito de la gastronomía cordobesa.
"A veces buscamos distinciones foráneas o que se te reconozca porque viene un actor a comer, pero es importante que se sepa que hay tabernas con muchos años que esconden una gran cultura gastronómica", destaca el gerente de Casa Rubio, que junto a su equipo tuvo que completar un extenso dossier con el que justificar los 96 años de historia que aguardan los muros del restaurante. Aunque los gerentes están seguros de que Casa Rubio es centenaria porque, además de ser la vivienda del escritor y político cordobés Antonio Javier Morente antes de la Guerra Civil y también una casa de vinos, solo han podido demostrar su fundación en 1928 a partir de recortes de prensa, fotografías de la época, documentos cedidos por los vecinos y un boceto hecho por Amadeo Ruiz Olmos (fue director de la Escuela de Arte) a Paco Rubio, fundador de la taberna.
Cuando la plantilla del Real Madrid almorzaba en Casa Rubio en los tiempos en los que el Córdoba CF jugaba en Primera División, la taberna tenía la misma idiosincrasia que hoy día. Eso sí, desde 2001, Miguel y Lola reestructuraron su interior manteniendo la primera planta para el tapeo más tradicional que tanto caracterizaba la comida de Magdalena, mientras que la segunda planta está destinada al restaurante, al igual que la azotea, pero con unas vistas en temporada estival envidiables al legendario Casco Histórico de la única ciudad del mundo con cuatro patrimonios de la humanidad.
"Podríamos haber optado por un negocio más moderno, más cool, pero queríamos ser reivindicativos estando en contra de lo que la gente espera de un negocio clásico", señala Miguel Cabezas sobre Casa Rubio, donde los motivos florales y la ambientación pulcra y elegante habitan desde la entrada hasta la terraza en comunión con las maderas de Castro del Río que construyen su mobiliario. Un alarde a la taberna de toda la vida que bien se refleja en su oferta gastronómica. Y es que en este establecimiento saben muy bien que "el cordobés huye de los sitios turísticos" y que, a la vez, es "muy sibarita para comer".
Por eso la carta en Casa Rubio es "tradicional", pero "sin renunciar a la innovación", es decir, "sin olvidar la tapa, pero con toques vanguardistas". Siempre adaptado a las exigencias de sus parroquianos, amantes de la cocina y repostería casera que reinvindica "el pescaito frito y los platos clásicos servidos en forma de comer en tapas, medias y raciones": salmorejo, berenjenas con miel, mazamorra, molondrosco, ensalada de naranja con bacalao, carnes de Los Pedroches... "Hasta día de hoy, no nos hemos equivocado", asegura el gerente sobre un éxito que achaca al "talento y a la cultura del lugar".
"Somos amantes de los vinos Montilla-Moriles y ponemos en valor los aceites, vinagres y productos de la huerta de Córdoba. Si los productos son de la tierra y usas Denominaciones de Origen, tienes que ser muy malo para que no vaya bien tu negocio", comenta Miguel Cabezas. Eso sí, para que una taberna casi centenaria siga funcionando como el primer día, es fundamental "la formación del personal y su felicidad", así como "tener buenos proveedores y contentos a los clientes". Con un servicio de categoría y una cocina "interpretada como las que hacen las abuelas", Casa Rubio mantiene su historia alegrando a los inmortales parroquianos en una Judería que hace a este establecimiento más emblemático todavía.
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