'Crecen' bibliotecas urbanas en parques y plazas de Córdoba: Echa a andar la red de intercambio Libro Libre

Letras

Las estanterías están distribuidas en 12 puntos de la ciudad "con historia propia" y pretenden ser un foco cultural para dar una segunda vida a los libros

Un señor lee un libro en los Jardines de Colón, cerca de la estantería de Libro Libre.
Un señor lee un libro en los Jardines de Colón, cerca de la estantería de Libro Libre. / Miguel Ángel Salas

La lectura te hace libre, te invita a soñar y te abre a nuevos mundos pero, muchas veces, una vez leídos, los libros quedan olvidados en las estanterías. Con el objetivo de darles una segunda vida surge la iniciativa Libro Libre, que pretende crear una red de intercambio de ejemplares a través de bibliotecas urbanas instaladas en espacios públicos de Córdoba.

¿Ha aparecido una especie de librería en el parque o plaza de al lado de su casa? Es el mobiliario que utiliza esta iniciativa para el intercambio de libros. Hasta el momento, estas bibliotecas urbanas se sitúan en 12 puntos de la ciudad, aunque cualquier asociación, colectivo, entidad educativa u otro organismo público o privado interesado en sumar un espacio de intercambio de libros a la red puede proponerlo.

Este proyecto, producido por El Alambre Estudio Creativo, tiene el objetivo de dar una segunda vida a los libros y crear una red urbana de intercambio comunitario de ejemplares. Se trata de "una iniciativa para promover el acceso y el amor por la lectura a través del intercambio de libros", explican desde El Alambre.

El funcionamiento es muy sencillo. La idea es "dar libertad a esos libros olvidados en tu estantería y que ahora pueden ser una oportunidad de diversión o aprendizaje para otras personas cerca de ti". Para ello han impulsando una red de bibliotecas urbanas en "distintos puntos de encuentro, plazas y jardines de la ciudad de Córdoba donde puedas ir a dejar tus libros, publicaciones o revistas y llevarte otras a casa".

Poesía, narrativa, ensayo, teatro, obras infantiles, ilustración… Todos los géneros son válidos en esta iniciativa mediante la que se quiere crear una red comunitaria. De hecho, es una buena oportunidad para que los niños se diviertan y sientan curiosidad a la vez que se introducen en el mundo de la lectura.

Una señora consulta un libro de la estantería ubicada en los Jardines de Colón.
Una señora consulta un libro de la estantería ubicada en los Jardines de Colón. / Miguel Ángel Salas

El sistema comienza compartiendo y dejando un libro en buen estado en una de las bibliotecas; el segundo paso es reutilizar y llevarse un ejemplar y, el tercer punto -y no menos importante- es cuidar de los libros y del mobiliario en el que se intercambian, que ha sido diseñado por ConPalet Artesanía. El diseño gráfico corre a cargo de Estudio Cuarto Derecha.

Los puntos donde se sitúan las bibliotecas urbanas son los jardines de El Sordillo (Arroyo del Moro), el parque Juan Carlos I (Ciudad Jardín), parque de la Asomadilla (junto al Aula de la Naturaleza), plaza de Valdeolleros, plaza de Colón, centro sociocultural Luciana Centeno (San Agustín), plaza de las Artes (Fidiana), piscina de la Fuensanta, jardines de Orive, plaza de Santa María de Trassierra (junto al centro cívico de Trassierra) y plaza de la Cerería (junto al centro cívico Chari Navarro de Alcolea). Los colectivos interesados en sumar un punto de intercambio de libros pueden dirigirse a hola@librolibre.red.

Libro Libre (librolibre.red) está inspirado "en proyectos que se han llevado a cabo en otras partes del mundo", explica Cecilia Brañas, integrante de la cooperativa El Alambre, que recuerda que existe una red mundial llamada Little Free Library, pero, a diferencia de estas, su propuesta se centra en hacer una red urbana en Córdoba capital "abarcando el mayor número posible de distritos" y que se pueda ampliar a otros puntos e incluso ser "extrapolable a la provincia".

Las bibliotecas se sitúan en dos escenarios: por una parte, en espacios al aire libre y, por otra, en espacios autogestionados como es el caso de la piscina de la Fuensanta. El requisito es que sea un lugar de paso o encuentro. A principios de curso se instalará otra biblioteca autogestionada en el colegio Ferroviarios.

A diferencia del bookcrossing, en Libro Libre hay un punto fijo con la intencion de "que se reconociera la imagen para que la gente lo identifique y se apropie de ello", indica Cecilia. El Alambre presentó esta propuesta a una convocatoria de la Delegación de Cultura del Ayuntamiento para generar una red que se extendiera en todo el territorio urbano, incluyendo sus barriadas periféricas, por eso se ha contado con Alcolea y Trassierra. Por el momento, han empezado por 12 puntos y "cada uno tiene su recorrido y su historia".

Un proyecto consensuado

En este sentido, Cecilia señala que han trabajado con asociaciones de vecinos y han consultado a los Consejos de Distrito "buscando actores en cada zona que nos pudieran ayudar a determinar la ubicación exacta". Por ejemplo, la asociación vecinal Diana de Fidiana tenía un especial interés en que se colocara en la plaza de las Artes porque es un espacio que quieren dinamizar. Igualmente, en Alcolea se ha puesto al lado del centro cívico porque "se iban a encargar de cuidar de ese elemento" que son las estanterías. "Queremos trazar una red más amplia", apunta.

También han contado con la colaboración del Instituto Municipal de Gestión Medioambiental (Imgema) y de Sadeco, que está colaborando en la instalación de casi todas las estanterías a través de un proyecto europeo.

Un señor ojea los libros depositados en el punto de autogestión en la piscina de la Fuensanta.
Un señor ojea los libros depositados en el punto de autogestión en la piscina de la Fuensanta. / Miguel Ángel Salas

En Libro Libre hay dos aspectos fundamentales: la red urbana de intercambio de libros y "lo que ese elemento colocado en un espacio público genera a nivel cultural, con las posibilidades que nos da de organizar actividades en torno al libro y cómo el libro se vincula con otras disciplinas".

En la cooperativa El Alambre están recibiendo "muchos mensajes positivos de gente a la que le ha encantado ver una estantería instalada cerca de su casa" y esperan que los ciudadanos cuiden de este nuevo mobiliario urbano "que ha aparecido en la calle" por sorpresa. Para empezar, están generando curiosidad por ver de qué se trata. "Es un orgullo haber conseguido que hayan llegado a las calles", confiesa Cecilia.

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