Córdoba

"Estamos más aliviados, pero no satisfechos"

  • Vecinos y comerciantes de El Realejo aplauden la aceleración de las obras pero aseguran que han causado “muchas molestias” y “no están del todo bien”

Una de cal y otra de arena: eso han traído las obras de El Realejo, que están entrando en su recta final. La calle necesitaba una reforma. Sin embargo, la ejecución del proyecto ha suscitado numerosas críticas. Los vecinos de la zona llevan meses quejándose del ruido y la suciedad que origina el trabajo de los obreros. El corte de la calle al tráfico y los cambios de circulación también han causado molestias. “He estado casi cinco meses sin poder meter el coche en la cochera”, sostiene  Mari Carmen, propietaria de un estanco en la calle.

Para los comerciantes la situación es más crítica: aseguran que las ventas han descendido considerablemente como consecuencia de las obras. “Lo que nos hacía falta, además del malo momento que está pasando la economía, era que nos pusieran delante de los negocios una zanja que impida que se acerque la gente”, afirma Mari Ángeles, que apunta que “en mi caso el descenso de ventas ha sido de casi el 70%”.

Hace casi un año se daba a conocer que el entorno de El Realejo iba a ser remodelado. La intervención iba a iniciarse a principios de año y se estimó que iba a tener una duración de cinco meses. Finalmente, las obras comenzaron a finales de marzo y seis meses después aún están por ultimarse. No obstante, durante los últimos días el ritmo de los trabajos se ha agilizado, lo que ha redundado en un considerable adelanto en la reforma. Así lo han percibido los vecinos. “Han aumentado el personal y también las horas de trabajo”, afirma Cristina, una de las comerciantes de la zona. “Cuando comenzaron las obras había sólo cuatro trabajadores pero después vino otra contrata que son los que en un mes y medio han adelantado el asunto”, comenta Mari Ángeles.

No obstante, muchos no están conformes con el resultado del proyecto. “Hay muchos desperfectos y desniveles. Cuando llueva el agua va a entran en casas y tiendas. Las cosas no se han hecho bien”, se queja Luis, un vecino que tiene localizados los fallos de las obras: “en el estanco han hecho que pongan un acceso para minusválidos y ahora la acera queda por encima de la rampa. No tiene sentido”.

La peatonalización de la calle lleva aparejada la eliminación de veinte plazas de aparcamiento, circunstancia que también suscita discrepancias. Los residentes de la zona ven cómo se reduce el espacio de estacionamiento, que ya de por sí es reducido. Los comerciantes tienen opiniones divididas. “A los pequeños negocios supongo que les va a venir bien, pero el problema está en que tienen que venir furgonetas y camiones a descargar y si la mercancía que se compra tienen un volumen grande, como es mi caso, la gente tiene que usar el coche para llevársela”, lamenta Antonio, de la tienda de cuadros Realejo. “Además, los accesos a la calle se han planificado mal. Sólo se va a poder entrar desde el hospital militar o desde la Ribera y si la cortan, ni eso”, añade.

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