El aeropuerto no podrá operar de noche una vez esté reformado
Medio Ambiente autoriza la tala de árboles de gran porte en la ribera que afecten a la llegada y a la salida de las aeronaves, aunque están en una zona protegida
El aeropuerto de Córdoba no estará operativo durante la mayor parte de la noche a pesar de la millonaria reforma prevista por AENA y que ya dispone de informe de impacto ambiental. El documento, publicado ayer por el Boletín Oficial del Estado, explica claramente que el organismo gestor dependiente del Ministerio de Fomento ni siquiera ha realizado las mediciones de ruidos para el tramo horario existente entre las 23:00 y las 07:00. Por esa razón, el Ministerio de Medio Ambiente ha prohibido que se efectúen despegues y aterrizajes de aviones en ese tramo horario sin discriminar que se trate de vuelos regulares, agrarios, chárters o emergencias médicas.
Actualmente, en Córdoba está prohibido aterrizar o despegar desde el ocaso hasta las 08:00, lo que hace que la hora real de funcionamiento se encuentre condicionada por la estación del año, afirma la web de AENA. En este caso, no se trata de una medida de control sonoro. Córdoba no dispone de tecnología ni personal para realizar un acercamiento distinto al visual del piloto. Ninguno de los aeropuertos andaluces actualmente en uso disponen de este tipo de condiciones operativas, según la información volcada por el organismo en su portal de internet, independientemente de que exista demanda de vuelos regulares a esas horas de la noche. Las administraciones van a gastarse en torno a 100 millones de euros en la reforma parcial del aeropuerto para incrementar su capacidad operativa.
Según se asegura en la declaración de impacto ambiental, que es positiva pero con una serie de condicionantes, AENA ha presentado estudios de contaminación acústica para los horarios de mañana (07:00 a 19:00) y tarde (19:00 a 23:00). En ambos casos, se considera que no existen viviendas expuestas a un ruido ensordecedor. El horario de noche se encuentra regulado por niveles mucho más estrictos. En principio, los informes realizados por AENA aseguran que no existen viviendas que se encuentren afectadas por niveles por encima de los 65 decibelios. Es más, considera el organismo gestor del aeródromo que el incremento previsto de operaciones a medio y largo plazo no incrementará la contaminación acústica, ya que los aviones serán cada vez más silenciosos.
En cualquier caso, no está previsto que AENA vaya a realizar insonorizaciones de las viviendas que, quedando fuera de las expropiaciones, se consideren afectadas por el uso diario del aeródromo. La razón es que se considera que sólo tienen derecho a ello las edificaciones (independientemente de su uso) que, ayer mismo contaran con permiso de construcción en regla. Todas las casas (salvo una pequeña parte en una zona legalizada desde 1986) que se encuentran alrededor del aeródromo se levantaron de forma irregular y no disponen de esa licencia. El ruido es una cuestión, no obstante, que depende del día a día de los vecinos. AENA tendrá que efectuar estudios periódicos, durante el primer año, al principio, y cada cinco años después, para revisar la incidencia del ruido y hasta dónde se escuchan los aviones. La previsión de AENA es que con 103 operaciones al día, en plena punta de trabajo, el aeródromo haga menos ruido que en estos momentos.
Por otra parte, el informe medioambiental le da el visto bueno a AENA a talar una zona protegida por una directiva europea, el tramo medio del Guadalquivir, para salvaguardar la seguridad aérea. La ubicación de la pista se halla tan cerca del cauce que, para conseguir los 2.050 metros de longitud, es preciso entrar en un Lugar de Interés Comunitario, la misma catalogación que generó la polémica sobre el embalse de La Breña.
En esta ocasión, el Ministerio de Medio Ambiente le ha hecho caso a la Junta de Andalucía que consideraba que los planes de AENA eran demasiado agresivos. En principio, AENA apostaba por talar toda la zona protegida cercana a la pista (2750 metros cuadrados en ambas riberas) de árboles y arbustos, de forma que se estableciera un terraplén protegido con tela asfáltica para realizar una defensa. La Junta, como se recoge en el informe, considera que se trataba de una medida con alternativas.
En principio, AENA podrá entrar en la zona protegida para disgusto de los grupos conservacionistas. Sin embargo, el Ministerio de Medio Ambiente no permite que se corte todo sino que sólo los árboles de gran porte “manteniéndose la vegetación arbustiva y herbácea”. Además, se dejarán en su sitio todos los árboles de la ribera que no supongan un peligro para la seguridad de los aviones. Eso sí, Medio Ambiente aclara que esta orden estará en vigor hasta que un titulado con experiencia botánica suficiente descarte que existe alguna especie protegida.
A cambio de la tala, el organismo gestor de Fomento se encuentra obligado a realizar una reforestación de alguna zona similar dentro del tramo medio del Guadalquivir. La norma es clara: a cada metro cuadrado de zona protegida le corresponde otro metro cuadrado de bosque de ribera que se introduce en un entorno degradado. La medida tendrá que ser consensuada con la Junta de Andalucía que es quien tiene la responsabilidad directa.
Durante el proceso de evaluación ambiental, la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir llegó a presentar una alegación al proceso de ampliación del aeropuerto. Consideraba que se estaban vulnerando las distancias de cautela al área de policía, de su estricta responsabilidad, y en donde no deben existir construcciones. AENA realizó una respuesta en la que se establecía que sólo se trata de edificaciones auxiliares.
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