La adicción a las apuestas deportivas y criptomonedas: "Hay tanta cantidad de oferta que es imposible no atraer"
29 de Octubre | Día Nacional Sin Juegos de Azar
La Asociación Cordobesa de Jugadores en Rehabilitación conmemora el Día Nacional sin Juego de Azar este 29 de octubre, alertando del aumento de ludopatía, especialmente entre los jóvenes
Acojer celebra su 35 aniversario con una advertencia sobre el "auge" de la ludopatía en Córdoba
Cuando empezó esta guerra, en la trinchera de enfrente "estaban solo las máquinas tragaperras, los casinos de las grandes ciudades y la lotería". En eso se resume todo lo que se podía encontrar prácticamente en la década de los 80, cuando se fundó Acojer (Asociación Cordobesa de Jugadores en Rehabilitación). "La oferta de ahora es enorme", asegura el director técnico y responsable del área de prevención, José Manuel Cecilla, corroborando una sensación de "desventaja" que ha ido creciendo a medida que el campo de batalla se ha ido llenando de nuevos enemigos, gigantes en tamaño, como las casas de apuestas online, la proliferación de salones de juegos en todos los barrios de las ciudades y los pueblos, e incluso los mecanismos de los videojuegos que piden dinero real a cambio de un sobre para conseguir a un futbolista.
Hay un "aumento significativo de usuarios" que entran anualmente en Acojer en los últimos años. El incremento en este 2023 se sitúa en un 2,2% de nuevos pacientes, respecto a los datos de 2022, afirma Cecilla. En concreto, esta asociación cordobesa, la primera que se creó en España de este ámbito y pionera en el tratamiento de la ludopatía y sus consecuencias, atiende activamente a 673 personas procedentes de Córdoba capital y provincia, y de localidades de otras provincias colindantes.
Dentro de la creciente ola de personas con problemas de adicción al juego, se acentúa la preocupación por los jóvenes. Según advirtieron desde Acojer en una notad de prensa, con motivo del Día Nacional Sin Juego que se conmemora este 29 de octubre, alrededor del 2% de los jóvenes cordobeses presentan "actitudes de juego problemático o trastorno del juego con consecuencias negativas en todo su entorno".
"Hay tal cantidad de oferta que es imposible no atraer", simplifica Cecilla el por qué de esta "epidemia" de ludopatía juvenil. "Lo ven como un tema de ocio; para ellos es tan atractivo que compite con otras actividades de ocio que puedan hacer con sus amigos o incluso con deportes". Al mismo tiempo, el responsable del área de prevención subraya que el juego "es accesible y carece de control": "un menor no debe entrar en un salón de juegos, pero pasa", remarca Cecilla, que hace como principales responsables de ello a los establecimientos que lo permiten, aunque no exime a las administraciones ni tampoco a las familias de su trozo de responsabilidad para regular, sancionar y prevenir, respectivamente.
"No es solo que atajemos la publicidad en televisión -medida adoptada por la última Ley del Juego en radio y TV fuera de la franja horaria de 1:00 a 5:00-, es que la publicidad viene en la misma camiseta del equipo de fútbol", denuncia Cecilla. "El deporte y la apuesta están intrínsecamente relacionados, cuando lo que estamos promoviendo es la relación entre· deporte y valores. La fuerza que tiene un operador no la tiene una entidad social, pero la administración tiene que tomar más control".
Juego tradicional, videojuegos, redes sociales y criptomonedas
El masculino que utiliza Cecilla en todo momento no es simplemente uso del plural genérico: es una realidad. Ellos son más ludópatas que ellas, asegura, aunque se invierte la mayoría al femenino cuando hablamos de adictos a redes sociales, un perfil que incorporó la asociación a su tratamiento a partir de 2017 y que supone, junto al grupo de videojuegos, un 15% de la atención que dedican desde Acojer. La media de edad de estos usuarios y usuarias oscila entre los 14 y los 20 años.
El resto de perfiles que atienden en Acojer lo completan el jugador tradicional de forma presencial, en bares, casinos o salones de juego, cuya horquilla de edad suele estar comprendida entre los 30 y los 60 años y que representa el 40% de los usuarios; el jugador online y de apuestas deportivas, que oscila entre los 20 y 30 años de edad, y que representa también al 40% de las personas atendidas en la sede social cordobesa. Además, el 5% restante se debe a un perfil reciente que está acogiendo la asociación y que entra en un grupo aparte, por el uso abusivo de criptomonedas, y que cumple un prototipo parecido al jugador online, pero con más poder adquisitivo y que llega arruinado (como todos), después
"Conductualmente no hay diferencias entre el que es adicto a los videojuegos y adicto a los juegos de azar, por ejemplo, pero sí es diferente el prototipo del adolescente y el tratamiento que se lleva a cabo", aclara el también director técnico de Acojer, que advierte que es un "proceso largo y duradero, pero la tasa de rehabilitación es alta".
"Llegué a jugarme 700 euros en una apuesta"
Según se desprende del Estudio de Prevalencia de Juego 2022-2023, elaborado por la Dirección General de Ordenación del Juego del Ministerio de Consumo, un 22% de los jugadores es menor de 25 años y la vía de entrada al juego es, mayoritariamente, presencial, a través de lotería (boletos, billetes, décimos) y lotería instantánea o presorteada (el 86% de los encuestados de esa edad afirma haber jugado a ambas). Aunque donde verdaderamente hace saltar las las alarmas dicho estudio es en el apartado de apuestas online. El 36,5% de los jóvenes encuestados de entre 18 y 25 años afirma haber apostado online durante el último año y, de ellos, un 12,45% ha desarrollado síntomas de problemas con el juego.
En esa situación se ha visto Esteban (nombre ficticio de un joven usuario de Acojer que atiende a El Día prefiriendo mantener el anonimato). "Llegué a jugarme 700 euros en una apuesta. Siempre he sido jugador de cantidades generosas, no apostaba un euro a una combinada a ver si gano 1.000 euros", comienza relatando su experiencia personal con las apuestas deportivas, que, como tantos otros jóvenes, se descontroló cuando se fue a estudiar una carrera universitaria fuera de su ciudad.
"Desde pequeño siempre me ha gustado mucho el juego, la adrenalina que proporciona, me he tirado horas y horas en locales cerrados jugando al póker con personas adultas", cuenta Esteban, advirtiendo que la sensación no tenía nada que ver con la competitividad, sino con la avaricia.
Después de que se le juntaran las pérdidas de un negocio que "acabó descalabrándose al poco de nacer", con las pérdidas acumuladas por el juego, "que en ese momento ya eran catastróficas", Esteban decidió poner pie en pared e intentar parar la espirar. "Siempre he quitado mucho hierro al asunto", advierte como otra reacción habitual en miles de jóvenes que niegan su adicción, aunque en su caso fue capaz de darse cuenta de la gravedad reflejada en la preocupación de sus padres y acabó pidiendo ayuda hasta llegar a las manos de Acojer.
"Las asociaciones te dan la receta para dejar de jugar, te ayudan mucho en el proceso, pero el balón está sobre el enfermo, sobre el paciente: que te quieras curar es en gran parte una decisión tuya, porque he tenido compañeros que han dejado de asistir a terapia y digamos que se lo toman menos enserio".
Han pasado 20 meses desde que Esteban hizo su última apuesta. Igual que en aquella época en que se escondía en el servicio para apostar con el móvil, ahora también lleva el tema de forma muy privada, cautelosa. "De hecho mucha gente cercana estoy convencido que no saben que estoy viniendo a una asociación", asegura. "La ludopatía es una realidad que está muy oculta en la sociedad porque es legal, igual que el alcohol".
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