Si pudiésemos viajar en el tiempo hasta la Córdoba de 2035 en el Delorean de Marty McFly de Regreso al Futuro, ¿qué habitantes nos encontraríamos? Pues, según recoge el Documento Único de la Agenda Córdoba 2030; o lo que es lo mismo, la herramienta que permitirá diseñar la Córdoba del futuro a través de hasta 130 líneas de actuación a llevar a cabo en los próximos años, sería una provincia con la población más envejecida y mermada hasta en un 6% (o lo que es lo mismo, tendría unos 50.000 menos habitantes). Y nos encontraríamos una provincia que experimentará una disminución del 7,2% en lo que respecta a los ciudadanos de nacionalidad española y un crecimiento de casi el 30% en número de extranjeros. La Agenda Córdoba 2030 realiza esta estimación en base a datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).

De esta forma, Córdoba se convertiría en segunda provincia andaluza que más residentes perdería tras Jaén (con el 10%). La provincia tendría una población total de 740.000 habitantes, cuando hace apenas una década superaba los 800.000 habitantes (su tope está establecido en los 802.717 de comienzos de 2012). Esas estimaciones hablan también de que los cordobeses pasarán de tener una edad media de casi 44 años en el 2022 a una cercana ya a los 48 en 2035. Las mujeres serán más longevas que los hombres, con una edad media actual de 45 años y que en 2035 alcanzarían los casi 49.

El Documento Único de la Agenda Córdoba 2030 concreta que la edad media de la población cordobesa se sitúa en 43,7 años, cifra inferior a la media andaluza (45,3). E insiste en que Córdoba es la tercera capital provincial con la población más envejecida, por detrás de Granada (44,9) y, principalmente, de Cádiz (47), mientras que Almería y Málaga son las ciudades que cuentan con la población más joven (con una edad media de 41,5 y 42,7 años, respectivamente). "Esta circunstancia evidencia una realidad, el paulatino éxodo de jóvenes a los que la crisis ha expulsado en busca de otros mercados laborales más atractivos que los que encontraban en la capital cordobesa", sentencia el documento.

"A ello se suma un elevado índice de envejecimiento: 125,8, cifra tan sólo inferior a las capitales provinciales de Sevilla, Granada y, sobre todo, Cádiz (129,3, 157,5 y 197,5, respectivamente) y muy alejada de ciudades como Almería (96,8) o Málaga (115,9)", añade. El documento recuerda asimismo que Córdoba capital tiene 319.515 habitantes, lo que supone cerca del 42% de la población total de la provincia. "Cabe reseñar que existe un mayor porcentaje de mujeres (52%) que de hombres (48%)", destaca.

Asimismo, incide en que la evolución demográfica muestra un ligero descenso entre 2012 (año con el mayor dato de población del último decenio: 328.841 habitantes) y 2020, periodo en el que la tendencia regresiva refleja una disminución de 2.802 personas (del orden del -0,85%). Sin embargo, en ese año, la capital cordobesa experimentó cierta recuperación al aumentar su población en 338 personas, pasando de 325.701 a 326.039 habitantes.

No obstante, esta recién iniciada tendencia de reposición poblacional sufrió una fuerte ruptura al año siguiente, con un descenso del 1,22% en 2021, al perder cerca de 4.000 personas en un solo año. Este hecho puede estar motivado, en parte, por la pandemia del Covid-19, "que ha generado que sean muchas las familias que han optado por abandonar las grandes ciudades, especialmente las capitales provinciales, asentándose en núcleos rurales o ciudades pequeñas en busca de un ambiente menos proclive a la expansión del virus".

En comparación con las demás capitales de provincia y tomando como referencia el último decenio (2012-2021), tan sólo han experimentado incremento poblacional Almería (4,9%) y Málaga (1,8%), siendo Córdoba la capital que menor volumen de población pierde (-2,1%), seguida de Sevilla y Granada (-2,6% y -3%, respectivamente), y muy alejada de ciudades como Huelva y Jaén (ambas con un -4,1%) y, sobre todo, Cádiz (-7,8%). En cuanto a los datos de la provincia de Córdoba, reflejan un descenso cifrado en un -3,4%, por lo que, en comparación, la pérdida demográfica en la capital ha sido menos lesiva que la experimentada a nivel provincial.

El documento destaca asimismo que desde hace una década, tanto la capital como la provincia están experimentando un descenso poblacional, hasta el punto de que la provincia está en los niveles que tenía en el año 2002 y la capital, en los del año 2004.