CULTURA

Velá de La Fuensanta en Córdoba: Una tradición que viene de herencia

Una pequeña elije su tradicional campanita.

Una pequeña elije su tradicional campanita. / Miguel Ángel Salas

Si se pudiese describir la Velá de la Fuensanta en varias palabras, estas serían: tradición, devoción y celebración. Cada 8 de septiembre, una de las festividades más antiguas y arraigadas de la ciudad reúne a familias y grupos de amigos dispuestos a pasar una jornada de júbilo y, además, rendirle homenaje a la copatrona de Córdoba: la Virgen de la Fuensanta.

La plaza del Pocito se llena de gentío, y ayer muchos de esos cordobeses que acudían volvían después de años de ausencia: “No vengo desde que soy chica y, como ahora tengo a las niñas, las traigo a ellas”, ha confesado la cordobesa Magdalena, mientras le compraba unos globos a sus pequeñas Lidia y Violeta.

Los niños tienen gran protagonismo en esta festividad ya que, además de poder montarse en los cacharritos de la calle anexa a la plaza, también pueden disfrutar de shows infantiles, pasacalles y actuaciones musicales. “Tras muchos años sin venir, me ha sorprendido el ambiente para bien”, comenta la mamá de las pequeñas, que han acudido a la fiesta vestidas de flamencas, porque “les encanta ponerse el traje y cualquier oportunidad es buena”.

Lidia y Violeta enseñan sus campanitas. Lidia y Violeta enseñan sus campanitas.

Lidia y Violeta enseñan sus campanitas. / Miguel Ángel Salas

Tradición y nostalgia se conjugan en la Velá. A pesar de la antigüedad de esta festividad, hay quienes no han faltado nunca. Pepe Gálvez lleva toda la vida vendiendo las conocidas campanitas de la Fuensanta. “Llevamos más de 300 años aquí y vamos por la cuarta generación”, cuenta este cordobés.

Gálvez recuerda con nostalgia anécdotas y vivencias que se acumulan con el paso de los años, y tras ello llega a una conclusión: “La gente nunca ha perdido la tradición”. A su juicio, ese es el mayor secreto para que esta fiesta siga viva a día de hoy. “Hace 50 años había más de 30 verbenas en Córdoba, una o más cada fin de semana. Y esta es la que se mantiene”, reflexiona.

En cualquier hogar cordobés que se precie no puede faltar una campanita de la Velá. Una de las costumbres más típicas es obsequiar a pequeños –y también a mayores– con este elemento personalizado. Tanto es así que, como indica el vendedor, hay quienes las coleccionan. “Este año estoy vendiendo muchas con la fecha de 2020, porque mucha gente no vino por el Covid”.

Las más antiguas son las de barro rojo; luego llegaron las blancas y ahora están las de colores y las de la Virgen. Además de este elemento, desde hace cinco o seis años también tienen las figuras de los caimanes, que se venden mucho a los niños porque “después de verlo colgado en la iglesia se lo quieren comprar”.

Colaboradores de la asociación vecinal San José Obrero preparando las sardinas. Colaboradores de la asociación vecinal San José Obrero preparando las sardinas.

Colaboradores de la asociación vecinal San José Obrero preparando las sardinas. / Miguel Ángel Salas

Y es que esta tradición cordobesa está llena de leyendas, la más extendida la del animal disecado que hoy en día se puede ver en una de las paredes laterales del santuario. Cuentan que el caimán de la Fuensanta llegó al santuario con la crecida del Guadalquivir y que lo mató un hombre que estaba cojo portando una campana.

Pero eso no acaba aquí. Otra de las paradas obligatorias de esta festividad también se debe a una leyenda cuya moraleja dictamina que el agua del pozo que se ubica en el centro de la plaza “es bendita”, como comenta Manuel, un vecino “de siempre del barrio”. Sentado en un pollete, este legendario cordobés ve la fila de personas que aguardan alrededor del pozo a la espera de poder llenar los recipientes que sostienen en sus manos con ese agua especial.

Otras de las colas que asaltan la plaza se debe a la tradicional sardiná. Hasta 100 kilos de pescado han preparado los colaboradores de la Asociación San José Obrero, mientras uno de ellos, Ángel Molino, supervisa los fuegos. “Viene gente de todas las edades, la gran mayoría cordobeses”, cuenta. Las degustaciones continuarán con la huevá (huevos con chorizo) mañana sábado, 10 de septiembre, y la salmorejá el domingo 11. Esa será la última jornada de una Velá de la Fuensanta muy esperada.

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