Artes Plásticas

Valle Rivilla y Rafael Martorell muestran su obra en El Muro Sala de Arte: "En el arte hay sitio para todos"

Valle Rivilla y Rafael Martorell.

Valle Rivilla y Rafael Martorell. / Juan Ayala

En el ajetreado centro de la ciudad se esconde un pequeño refugio de arte al resguardo de la prisa y la urgencia del exterior. Una guarida que atesora la calma y la mirada singular de dos artistas cordobeses -Valle Rivilla y Rafael Martorell- contenida entre las paredes de un pequeño cuarto.

El Muro es una sala de arte independiente casi oculta entre el terreno subterráneo de Córdoba, en lo más profundo del Pasaje Gran Capitán y al descender unas deslucidas escaleras. Allí se descubre este lugar que contiene las coloridas tablas de Valle y los trazos precisos de Martorell, un espacio al margen de los que pasan cada día sin saberlo sobre los cimientos que cobijan la expresión más sincera de ambos creadores.

"El proyecto surgió en 2009, durante aquella crisis que hizo que todo se viniese abajo. Las galerías cerraron y los artistas no sabíamos qué podíamos hacer. Un día caminando por la calle me encontré una puntilla en una muralla de Córdoba y entonces comprendí que eso era lo mínimo que se necesitaba para exponer: una pared en la que puedas colgar tu arte", explica Martorell, propietario creador de El Muro Sala de Arte Independiente. Desde entonces, se puso manos a la obra para hacer prosperar un espacio de exposiciones abierto a recibir las luces y sombras de otros compañeros que complementasen su arte.

Los vívidos muñecos de Valle Rivilla, esas figuras que esperan, observan, caminan y componen melodías desde la madera ávida de intensos colores en la que su autora los creó, conviven en esta ocasión con los seres fantásticos y monocromáticos de Rafael Martorell, que desafían al espectador con su mirada sagaz desde el papel. Un ecosistema único en el que cada obra complementa a la anterior, por eso el título acertado de este ciclo de exposiciones (Tu mundo en mi mundo) en el que Valle expone como invitada hasta el 28 de abril en la VI edición.

Valle Rivilla en la exposición de El Muro. Valle Rivilla en la exposición de El Muro.

Valle Rivilla en la exposición de El Muro. / Juan Ayala

"Creo que en el arte hay sitio para todos, eso de la competencia es algo muy primitivo", asegura Rivilla en un sincero gesto de agradecimiento por la generosa acogida de su obra. Esta artista plástica cordobesa, licenciada en Derecho, atesora entre sus manos una vida de pasión por la pintura y una trayectoria en este mundillo: 9 exposiciones individuales, más de 10 colectivas y 6 premios que reconocen la destreza de sus cuadros. "Yo lo que quiero es compartir lo que hago. Exponer para mí es ya todo un triunfo, por eso en mi vida como artista siempre gano", revela entre risas.

Valle compagina desde hace años su faceta plástica con el trabajo administrativo en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Córdoba, aunque siempre ha tenido claro que, pese a no ser su sustento, dibujar es su razón de ser y su forma de comprender el mundo; una realidad paralela en la que ella establece las reglas del juego y no necesita a nadie más para divertirse: "Pinto porque me apasiona y lo necesito. Mis muñecos son solo la excusa para combinar unos colores, pero igual podrían ser otra cosa", confiesa.

Exposición Tu mundo en mi mundo. Exposición Tu mundo en mi mundo.

Exposición Tu mundo en mi mundo. / Juan Ayala

Entre los cientos de obras acomodadas en las paredes de la habitación, que custodian la esencia de ambos artistas, Martorell asiente ante las palabras de su compañera: "Sí, para crear solo hace falta uno mismo. Te inventas todos los días una vida dentro de la tuya propia, miles de ellas. Por eso todas mis obras son como las páginas de mi verdadera historia", y añade que "el arte es el mejor amor que haya podido tener nunca". Tras lo que Valle concluye: "Se sufre un montón siendo artista, no es lo que parece, pero siempre hay que seguir adelante. Es como aquello que decía Picasso de que la inspiración existe, pero cuando venga debe encontrarte trabajandoSiempre hay que mantenerse constante".

Lo cierto es que es imposible conocer el devenir de la trayectoria artística. Al principio Rivilla creaba paisajes del panorama cordobés, obras figurativas de la Ribera o la Mezquita-Catedral, hasta que un día, tras su vuelta de un viaje a París, se reveló ante ella una idea fugaz escondida dentro de una fotografía propia de una fila de personas. Ahí nacieron sus muñecos, aguardando la cola para visitar la Torre Eiffel. "Hay veces que mi arte puede parecer fácil, pero eso es precisamente lo que busco. Me gusta que parezca sencillo cuando en realidad no lo es, que el que observa mi obra crea que también puede, como cuando nos maravillamos con los ágiles movimientos de una bailarina de ballet", cuenta.

Valle Rivilla junto a su obra. Valle Rivilla junto a su obra.

Valle Rivilla junto a su obra. / Juan Ayala

En los últimos años Valle ha pintado a sus muñecos tocando instrumentos gracias a la influencia de su marido, un gran apasionado de la música al que esta artista observa cada semana practicar con su grupo: "A mí me ayuda mucho, es una gran inspiración. Él me complementa y me aporta ideas. Somos verdaderamente un gran equipo", asegura.

Por su parte, Martorell revela que muchas veces para que le surjan las ideas tiene que sentirse contra la espada y la pared: "Estar al límite para seguir dando pasos. Parece que me hago un ovillo y de repente ya no hay quien me pare".

Hasta el 28 de abril la VI edición de Tu mundo en mi mundo permanecerá abierta a aquellos curiosos que quieran maravillarse con la simbiosis del mundo de Valle Rivilla unido al de Rafael Martorell, ambos asomados a cada una de sus obras que se completan con la mirada y la comprensión del que las observa. En el Pasaje Gran Capitán, primera planta de sótano Local 3ª, en horario de 17:30 a 21:00.

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