Novela negra

Toni Hill y la fascinación por los que hacen "el mal por el mal"

Toni Hill, a la izquierda, durante su charla con Javier Vilaplana sobre su obra 'El último verdugo'.

Toni Hill, a la izquierda, durante su charla con Javier Vilaplana sobre su obra 'El último verdugo'. / Juan Ayala

Toni Hill (Barcelona, 1966), uno de los autores de novela negra más reconocidos en España, autor de siete títulos y famoso por su exitosa trilogía del inspector Salgado, ha sido el protagonista invitado en una nueva entrega de los Encuentros en el Centro, ciclo que organiza el Centro Andaluz de las Letras y que se ha celebrado en la Filmoteca de Andalucía, a propósito de la publicación de su nueva obra, El último verdugo (Grijalbo).

El escritor barcelonés se ha citado con una buena legión de lectores fascinados por sus novelas y ha estado acompañado en la charla por el abogado cordobés Javier Vilaplana, habituado a defender acusados en su trabajo y a leer novelas del género, como si fuera una extensión de lo mismo, en su tiempo libre.

Preguntado por Vilaplana, Hill ha comenzado desgranando los ingredientes claves que debe tener una buena novela negra, además de los temas inherentes como el crimen, la violencia o la venganza: "Tiene que conseguir entretener al lector, eso es lo fundamental, nadie coge un thriller para aburrirse, pero, ojo, entretener bien no es tan sencillo". Ahora bien, una vez conquistado el entretenimiento, el paso a desbloquear para que una novela negra sea una novela pata negra debe conseguir "que la gente, cuando termine el libro, se plantee cuestiones, preguntas mucho más sutiles de las que surgen claramente". Aunque eso también depende de "un buen lector", ha añadido.

En El último verdugo, Hill rompe con muchas normas del género y logra su thriller más adictivo, dice la crítica. Con una "narración trepidante" y una "potente y perturbadora trama", el último trabajo del escritor catalán detalla con minuciosidad los hechos y muestra una cuidada introspección de sus protagonistas: un traductor transformado en asesino en serie que ejecuta a sus víctimas a garrote vil, y una investigadora psicóloga y criminóloga. Como ha confirmado el autor, "todos los personajes tienen algo de mí", pero por su faceta de licenciado en psicología y su profesión de traductor.

Una serie de brutales asesinatos desconciertan a la policía. Los cadáveres presentan una extraña marca en la nuca y, junto a ellos, aparece siempre una nota con un mensaje enigmático: "Alguien tiene que hacerlo".

La historia va contra el procedimiento clásico de esconder al asesino hasta el final. "De entrada parece que lo tiene todo muy claro, pero tiene muchas sorpresas". Para Vilaplana, el gran valor de la novela es que "te coloca en una situación incómoda, porque te hace empatizar con el asesino". Hill lo defiende como una característica de sus estilo: "No deberíamos defender ni acusar. Intento que mis personajes sean lo más honestos posibles y que no condicione la lectura". 

El escritor catalán ha desvelado que se inclinó por el cruel invento español del garrote vil como método del crimen para exhibir su primer asesino en serie tras darse cuenta de que no conocía ningún psicópata literario así. Además, ha recordado que no es una cosa tan lejana, por tal que nos suene, ya que la última ejecución de este tipo en Barcelona fue en 1974. Thomas (el protagonista) es un personaje con claroscuros. Hill da al lector los porqués de que este señor sea capaz de hacer esto. "No creo que esté mal intentar de entender este tipo de personajes", ha subrayado. 

Hill y Vilaplana se han detenido en analizar la fascinación por el mal que reúne a escritores y millones de lectores que en el mundo se entusiasman con el género: "Si es un buen malo, tienen su gracia", ha confesado el escritor. "En realidad nos fascina la gente que hace el mal por el mal, porque no logramos entender por qué lo hacen, por qué alguien consigue sentirse bien cometiendo crímenes, si nos repugna y al mismo tiempo nos atrae", como cuando miramos el accidente por la ventanilla del coche.

En este sentido, Hill ha diferenciado entre esta fascinación y el señor que asesina a su mujer porque ella lo quiere dejar. "Eso no fascina a nadie, ni tiene atractivo literario ni emocional", ha finalizado el autor.

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