La gloria de San Agustín

Sumamos

  • ¿Cómo se puede criticar a un hombre que tiene los números que tiene?

El entrenador del Córdoba C. F., Germán Crespo.

El entrenador del Córdoba C. F., Germán Crespo. / El Día

La otra semana no lo dije, porque no me apeteció y porque no quería hacer como ese dicho de las candelas y los palitos, que hacen que el fuego tenga más llama o algo así. La cosa es que no dije nada de la que se lió tras el partido que perdimos con el Sanse en casa, que parecía que teníamos el peor equipo del mundo y sobre todo pareció que ya no teníamos entrenador, a pesar de los números que lleva Crespo, que no hay guapo que iguale eso.

El otro día sacaron los datos de Germán Crespo en sus primeros cincuenta partidos como entrenador del Córdoba. Y yo ahora mismo no me acuerdo de las cantidades, que la memoria la tengo cada día peor, pero sí que me acuerdo de lo que decía todo el mundo, y es que esos números no los tiene nadie, ni Guardiola, ni Xavi ni el italiano del Madrid, y eso que ha ganado un montón de títulos. Por eso me sentó tan mal que lo criticaran después de perder el primer y único partido, muy mal que me sentó, porque además sabía que iba a pasar. Lo sabía.

Que si rota mucho, que si no pone a la gente en su sitio, que si patatín y que si patatán, y para de sumar. Así es como no sumamos, pero nada, restamos, y mucho. ¿Cómo se puede criticar a un hombre que tiene los números que tiene? Es que no se puede, de ninguna de las maneras. Y es que si fuera uno de esos entrenadores resultadistas, que le da igual el juego y que sólo le importan los puntos, pero es que no, y sólo hay que ver los goles que lleva, que cada vez que puede mete un saco. También hubo lío por lo de las entradas en Madrid, en el campo del Castilla, que ahora se llama Di Stéfano, como ese jugador argentino que le encantaba a mi padre. Al final empatamos con un golazo, otro más, de Casas, que vaya el chaval cómo se las gasta y cómo le pega a puerta.

Como digo siempre, lo importante es sumar, que cuando restamos somos menos, y eso es así, lo queramos o no entender. Y si vamos todos a una, pues eso, que llegaremos a donde nos dé la gana, pero de la otra manera a lo mejor no, o nos cuesta más trabajo, que el peso entre menos es más peso. Y yo creo que todo el mundo se está enterando de lo que estoy diciendo porque en chino, precisamente, no estoy escribiendo. En fin, que empezamos a echar de menos el otoño y, sobre todo, el agua. Que cayó el otro día una poca, pero nada para lo que necesitamos, que estamos más secos que la mojama. Esperemos que vengan pronto las dos cosas, el agua y el fresco, que de verano ya estamos más que hartos, que se echa de menos la mesa camilla. Y es que todavía se ve muy lejana, como si no fuera a llegar nunca.

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