'El Solitario' dice que no atracó un banco en Pozoblanco y pide su absolución
El acusado se denominó como un "expropiador de bancos" y asegura que sus condenas responden a una "carga política"
"Si yo fuese juez me absolvería directamente". Con estas palabras concluyó ayer Jaime Jiménez Arbe, más conocido como El Solitario, su último turno de palabra durante la vista oral que se celebró en el Juzgado de lo Penal número 4 de Córdoba por su imputación por la supuesta comisión de un atraco en una entidad bancaria de Pozoblanco en el año 2003. Así, el acusado insistió en todo momento que él no cometió estos hechos -por los que el fiscal le pide ocho años de prisión-, que nunca estuvo en dicho municipio y que no recuerda "nada" de lo que sucedió hace ya diez años.
El Solitario, que una vez más causó una gran expectación mediática a su llegada a los juzgados y que pidió a la prensa que le tratará bien, lamentó ante la juez "las acusaciones peregrinas" vertidas durante la celebración de la vista oral de ayer y en ocasiones anteriores, que, según enfatizó, responden a "una carga política" por haber sido "no un ladrón, sino un expropiador de bancos". En este sentido, el acusado dijo que no entendía "por qué se celebraba este juicio", al tiempo que reiteró que no existían pruebas suficientes para su culpabilidad puesto que los testigos se habían basado en "elucubraciones".
El acusado puntualizó que en los registros que efectuó la Guardia Civil no se encontró la matrícula falsa del vehículo con el que supuestamente huyó de la localidad de Pozoblanco tras cometer el atraco. No obstante, reconoció que la barba postiza, por la que se le caracteriza y que se encontró en un registro domiciliario en Madrid, la llevaba para evitar que lo reconocieran sus "admiradoras", mientras que las pistolas que le intervinieron en el registro las tenía "porque este mundo es muy violento y hay que tener medios para poder defenderse".
Los empleados de la entidad bancaria, que no acudió al juicio como acusación particular, relataron cómo el 26 de marzo de 2003 una persona entró en la oficina sobre las 14:30 con una barba postiza que le cubría el rostro y un sombrero y que la complexión del atracador era "fuerte", aunque tan sólo uno se atrevió a decir que el acusado "podría ser" la persona que cometió el atraco. Todos los testimonios coincidieron en que el atracador tenía un acento "basto" y "típico de la zona", algo que, según la defensa de El Solitario no es un rasgo de su cliente, ya que es de Madrid.
Los testigos tampoco recordaron con exactitud cómo era el arma que el atracador utilizó ni si la persona que pudo ver la matrícula con la que el atracador huyó era un propio empleado de la sucursal o un viandante. Sin embargo, uno de los agentes de la Guardia Civil que participaron en el registro del domicilio del acusado destacó la existencia de un cuaderno en el que supuestamente el acusado marcó una ruta de huida desde Pozoblanco a Madrid "por caminos".
El fiscal, por su parte, al elevar a definitivas las conclusiones destacó que no hay "prueba directa", pero sí "indiciarias", de las que el acusado, a su juicio, "no da ninguna explicación lógica" y consideró que "los elementos probados son todos convergentes en una misma dirección". Mientras, la defensa, que lamentó que el Ministerio Público "ataca a la presunción de inocencia basándose en unos hechos por los que ya ha sido condenado" su cliente en otras ocasiones, destacó que "no hay reconocimiento de los testigos", de modo que "cualquiera lo podría haber hecho", a lo que agrega que "la matrícula nadie la ha visto". Por tanto, pidió su absolución.
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