Agricultura

Sequía y anómalas temperaturas: una mezcla dramática para el campo andaluz

Almendros en flor en Córdoba.

Almendros en flor en Córdoba. / Efe / Salas

La prolongada sequía en Andalucía, que ya está teniendo un efecto directo en la producción agraria y ganadera, y las anómalas temperaturas en pleno invierno, con récord de máximas en diversas zonas de la región, son una mezcla explosiva para el campo andaluz que ya está alterando el estado natural de los cultivos, principalmente entre los leñosos y los frutales.

La crisis climática tiene un doble componente, la sequía y el anormal comportamiento de las temperaturas, factores que ya se están dando desde hace tiempo y que es "consecuencia clara y evidentemente del cambio climático", según señala el secretario general de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA) de Andalucía, Cristóbal Cano, que lamenta que aún "se hable de ciclos" con la esperanza de que "ya lloverá".

Actualmente, el comportamiento de las temperaturas "no admite ningún tipo de debate", como muestran los datos de la última semana, cuando se han superado holgadamente los 20 grados en varias provincias andaluzas hasta el punto de que Cádiz registró su máxima histórica en enero al llegar hasta los 24,1 grados centígrados, frente al anterior de 22,5 en 2007, y Córdoba experimentó los 23,5 frente al anterior registro récord de 22,9 en ese mismo año.

"Ahí están los registros, las evoluciones y lamentablemente nos estamos acostumbrando a que batamos récords de temperatura", resalta Cano, quien señala que al ser una situación "muy continua en el tiempo" está teniendo "consecuencias catastróficas en los cultivos y para la ganadería".

Restricciones y disminución de cosechas

Los resultados son la disminución "de todas las cosechas" en general, con "restricción en regadío hasta el punto de prohibir cultivos como el arroz" o restricciones en todos los cultivos leñosos. Una situación que "ni mucho menos parece que se vaya a revertir, sino que lamentablemente seguirá en la misma senda", vaticina el representante de UPA.

Y las previsiones apuntan que, aunque más moderadas, las temperaturas seguirán elevadas hasta la llegada de la ansiada lluvia para los agricultores prevista para el fin de la semana próxima. Y la consiguiente bajada del mercurio, lo que debería traer las normales heladas de febrero a las que ya están acostumbrados los cultivos, a los que estos cambios drásticos provocan que "las plantas se vuelven locas", señala Cano.

Las anómalas temperaturas "generan alteración en todos los cultivos leñosos que necesitan una determinada cantidad de horas de frío", como puede ser el caso de los frutales, o concretamente el de los almendros, que "adelantan su floración" y cuando llegue una semana de temperatura fría supondrá una importante "pérdida de producción".

"Como no hay agua, prácticamente el regadío se va a quedar con una dotación cero si esto sigue así", advierte el director general de Asaja-Andalucía, Félix García de Leyaristy, quien reconoce que el tiempo actual "no está viniendo mal" tanto para algunos cultivos de secano, como puede ser el caso del cereal, como para cultivos permanentes, que con el calor "se han adelantado".

Menos producción, mantener la calidad

No obstante, ha alertado sobre el "peligro que conlleva" que se adelanten los cultivos ya que, en pleno invierno, es normal "que llegue algún episodio de frío con heladas".

Una situación que provocará que la planta entre en un "estado vegetativo que no es el que el que le corresponde", remarca García de Leyaristy. Por ello, los agricultores esperan que se confirme que la situación "ya está pasando" y que "afecte lo menos posible" a los cultivos, si bien es un "estado anormal en que se va a producir en las plantaciones".

Pero no es todo catastrófico, ya que esta situación incide directamente en la producción pero no tiene por qué mermar la calidad del producto, tal y como ocurre con la joya de la corona del sector agrario andaluz como es el aceite de oliva virgen extra, según señala la presidenta de la Asociación QV Extra, Soledad Serrano, que tratan de ser garantes de la máxima calidad del aceite en el mundo.

"A la calidad del aceite en realidad no afecta, sino que lo hace más al volumen porque el árbol se autorregula", argumenta Serrano, quien explica que "la naturaleza es sabia" y cuando el árbol ve que "no iba a poder mantener a todo ese fruto pues al final lo tira".

"La calidad sigue siendo excepcional", asegura Serrano, si bien el campo andaluz sigue en vilo ante un cúmulo de circunstancias, ya sea sequía, temperaturas anómalas, altos costes de producción y contracción del consumo, que auguran un año duro y dramático para el sector agrario y ganadero de Andalucía.

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