Sanidad

Una cirujana de Quirónsalud Córdoba destaca la importancia del calendario quirúrgico pediátrico para reducir la ansiedad de padres y niños

La doctora Victoria Jiménez, en consulta con un paciente.

La doctora Victoria Jiménez, en consulta con un paciente.

El calendario quirúrgico pediátrico es una herramienta “esencial para planificar cuándo realizar una intervención y reducir la ansiedad de padres y niños”, según ha indicado Victoria Jiménez, cirujana pediátrica del Hospital Quirónsalud Córdoba.

Abordar una cirugía pediátrica requiere acciones específicas para que la estancia en el hospital sea más cómoda y agradable y menos estresante para el niño y su familia, a través de programas de entretenimiento, una atención personalizada y educación y preparación para pacientes y familiares con información detallada sobre el proceso.

La doctora Victoria Jiménez ha explicado que una de las primeras preguntas que se hacen los padres cuando reciben la noticia de que su hijo debe ser operado es “cuándo”. Para ello, el calendario quirúrgico orienta acerca del mejor momento para someter al niño a una intervención, si no se trata de patologías urgentes.

En los procedimientos programados es donde se necesitan unas recomendaciones. Esto ayuda a que haya la mejor coordinación entre pediatras, padres y cirujanos pediátricos y despeja muchas dudas que surgen cuando hay que operar a un niño. El momento óptimo para realizar una intervención depende de varios factores, en algunas ocasiones es necesario esperar que al pequeño alcance cierta edad.

Jiménez ha destacado que “el calendario quirúrgico se creó porque no siempre operar antes es mejor, sino que hay que buscar el momento más favorable para realizar cada procedimiento de forma programada”. La demora en la cirugía puede estar condicionada a que alguna patología pueda tener curación o regresión espontánea (como en el caso del hidrocele congénito o la hernia umbilical) y por ello es mejor esperar. O también para garantizar las mejores condiciones anestésicas y quirúrgicas (como esperar a que el niño crezca y tenga un peso adecuado para la intervención).

El calendario quirúrgico es una herramienta en constante revisión y actualización, ya que los constantes avances tanto en anestesiología como en cirugía pediátrica “hacen que se tengan que revisar los protocolos con el objetivo de garantizar una corrección quirúrgica en las mejores condiciones y minimizar el impacto emocional en el niño”, ha resaltado la doctora Jiménez.

En este sentido, ha señalado que las cirugías más comunes que deben esperar a realizarse a que sea el momento adecuado son la hernia umbilical, que se hace a partir de los tres años; la fimosis, a partir de los cuatro años; el hidrocele congénito (en caso de que no haya tenido una regresión espontánea), que tiene que llevarse a cabo a partir de los dos años; la criptorquidia mayor (se produce cuando uno o ambos testículos no han descendido a bolsa escrotal y se encuentran en el canal inguinal), que se realiza a partir de los 18 o 24 meses, y las orejas despegadas, que se hace a los mayores de 6 años.

Patologías urgentes

La doctora Jiménez ha recordado que “existen varios escenarios posibles, uno de ellos es el de la urgencia, que se produce cuando un niño sufre una patología que requiere una actuación, por lo que la cirugía se produce en horas o días”. Siempre que sea posible, la mejor opción es la cirugía programada, pero hay enfermedades cuyo diagnóstico se realiza en un momento en que no puede demorarse la actuación quirúrgica como en el caso de la apendicitis, la invaginación intestinal (cuando un segmento del intestino se introduce en otro, normalmente el colon, provocando dolor y obstrucción intestinal), la torsión testicular (se produce cuando un testículo sufre una torsión del cordón espermático, patología urgente que hay que operar inmediatamente), entre otros.

Por tanto, pueden establecerse patologías cuya cirugía no debe demorarse y que han de ser programadas para operarse al diagnóstico, lo que implica que se resuelva en las siguientes semanas al diagnóstico, como ocurre con la hernia inguinal, el quiste tirogloso, (quiste localizado en el cuello que se llena de moco y suele infectarse), o la hernia epigástrica (hernia de la pared abdominal en la línea media supraumbilical).

Cuidar los detalles

La especialista ha insistido en que una intervención quirúrgica no tiene que ser una experiencia negativa, por lo que es “esencial cuidar cada detalle para reducir la ansiedad que provoca el paso por el quirófano a padres y niños”. Para ello, profesionales sanitarios realizan acciones específicas para proporcionar un ambiente agradable como programas de entretenimiento, atención personalizada y educación y preparación para los pacientes y sus familiares.

La doctora Jiménez ha explicado que el equipo de cirugía pediátrica “se implica a través de distintas acciones para que el momento de una intervención quirúrgica no suponga una mala experiencia ni para los pacientes ni para sus padres”. Se trata de humanizar la estancia de los pequeños en el hospital cuando acuden a someterse a una intervención.

En la consulta de cirugía pediátrica se explica el circuito de la intervención y cada momento de la estancia hospitalaria a los padres y también al niño, adaptando cada mensaje según su edad. El día de la operación los papás pueden acompañar a su hijo en todo momento, salvo el tiempo de la propia intervención en el quirófano.

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