Parada cardiorrespiratoria en niños: cómo hacer una correcta RCP
Reanimación cardiopulmonar
Un taller del Mes del Corazón del Hospital Cruz Roja explica cómo actuar ante una situación de emergencia pediátrica e incide en la importancia de empezar a ventilar de forma inmediata

"Hay que saber que un niño no es un adulto pequeño, hay una serie de diferencias tanto anatómicas como fisiológicas entre ambos" y, por lo tanto, hay que tenerlas en cuenta en caso de que fuera necesario practicar una reanimación cardiopulmonar (RCP).
El Mes del Corazón, que organiza a lo largo de febrero el Hospital Cruz Roja, centró ayer una de sus sesiones precisamente en la RCP pediátrica y en la desobstrucción de la vía aérea con un taller dirigido a la población general.
"Es algo que debería saber todo el mundo", señaló la especialista en Pediatría Susana Jaraba, que se encargó de dirigir la parte teórica y más tarde participó junto con otros monitores en el apartado práctico, donde los participantes pusieron a prueba los conocimientos adquiridos con maniquíes de lactante y de niño.
La pediatra intensivista del Servicio de Críticos y Urgencias Pediátricas del Hospital Universitario Reina Sofía diferenció entre lactantes (menores de un año) y niños mayores de un año para enseñar técnicas específicas, a la vez que marcó las diferencias con la RCP de los adultos.
En este sentido, destacó que los motivos de parada cardiorrespiratoria en el niño suelen ser bastantes diferentes. La del adulto suele estar producida "por una causa cardíaca mientras que en el niño esto es raro y se suele parar más por causas respiratorias o circulatorias en el caso de infecciones". Por ello, en la RCP infantil se da más importancia a la ventilación, incluso no es tan prioritario pedir ayuda, sino empezar a reanimar cuanto antes; mientras que la del adulto se puede realizar solo con compresiones torácicas, indicó Jaraba.
La pediatra también especificó que la forma de hacer las compresiones torácicas y la ventilación en un lactante no es igual que en un niño más grande. A su vez, resaltó que el pronóstico de la parada cardiorrespiratoria fuera del hospital en el niño es muchísimo peor que en el adulto, lo que se debe a que "las causas de las paradas son otras y, finalmente, cuando el niño se para es porque su cuerpo ha sufrido mucho y está muy malito; pero también porque la gente no sabe qué hacer, por eso es tan importante extenderlo a toda la población".
Jaraba apuntó que las normas de actuación en la RCP se han unificado mucho y "son cada vez más similares, pero hay unas pequeñas diferencias que hay que saber". Por ejemplo, la técnica en la ventilación en niños se hace de forma similar a la del adulto, pero en el lactante "tienes que sellar con tu boca la boca y la nariz del bebé porque están muy cerca y es casi imposible hacerlo por separado".
Además, "no puedes extender tanto la cabeza ya que la posición de su vía aérea es diferente" y también hay variaciones en la forma de dar las compresiones en el tórax: en lactantes se dan con dos dedos porque es más sutil, mientras que en niños se da con una sola mano y en adultos con las dos. Por consiguiente, la forma de ejercer la fuerza es distinta: hay que conseguir que el diámetro anteroposterior del tórax disminuya alrededor de un tercio, y eso varía en función del tamaño de niño.
Para enfrentarse a una situación de parada "solo hace falta hacer un curso, no se necesita ningún equipamiento ya que solo con nuestras manos estamos capacitados para hacer una RCP básica" con la que se puede "salvar al niño, que no ocurre en la mayoría de las situaciones, pero sí en algunas, y sino al menos mantener una oxigenación del cerebro y todos los órganos vitales hasta que llegue el equipo del 112".
Al respecto, Jaraba puntualizó que "esa actuación es fundamental porque por mucho que llegue el 112 y pueda hacer la actuación perfecta, si nadie ha reanimado desde el principio el cerebro y los órganos vitales han sufrido, por lo que el niño saldría con unas secuelas muy severas".
Los desfibriladores externos automáticos (DEA) que hay en algunos espacios públicos pueden servir en caso de parada en niños, aunque la pediatra explicó que lo ideal sería tener uno específico, que da menos descarga. "Si no hay nada más que el de adulto, se puede utilizar incluso en un bebé, pero solo sirve cuando la causa de la parada es un ritmo desfibrilable como una fibrilación ventricular o una taquicardia ventricular, y eso en niños es bastante raro", recordó.
Por otra parte, en este taller se profundizó en la desobstrucción de la vía aérea porque "también es fundamental saber qué actuaciones y cuándo hay que hacerlas si un niño se asfixia con un cuerpo extraño". Todo ello "diferenciando si está consciente o inconsciente, si tose o no tose y si es un lactante o tiene más de un año".
En este sentido, si la tos es fuerte y puede coger aire, "hay que dejarlo toser, pero si está consciente y la tos es débil, hay que hacer una secuencia de actuación con cinco golpes en la espalda combinándolos con cinco compresiones abdominales en niños, mientras que en lactantes se dan en el tórax, en el mismo sitio que la RCP". En caso de inconsciencia, "se hacen las mismas maniobras que en la RCP", indicó Jaraba.
Por último, agregó que la obstrucción de la vía aérea leve, que no llegue a provocar parada, es frecuente. "Los niños se atragantan mucho y sobre todo los lactantes sino se tiene cuidado con las comidas, frutos secos o si tienen cerca juguetes pequeños de los hermanos", concluyó.
Además de este taller, la jornada del Mes del Corazón incluyó una cata de aceites cordobeses y una actividad para niños enfocada a la creación de maquetas sobre anatomía cardíaca para lo que utilizaron plastilina, títeres y pinturas.
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