Programación

La Orquesta de Córdoba hace un recorrido por la música nórdica en su sexto concierto de abono

La Orquesta de Córdoba, en un concierto de la actual temporada.

La Orquesta de Córdoba, en un concierto de la actual temporada. / Miguel Ángel Salas

Con un programa titulado Sirenas Nórdicas, la Orquesta de Córdoba, con el prestigioso director alemán Christoph König al frente, presenta su sexto concierto de abono, que se celebrará este jueves 9 de marzo en el Gran Teatro (20:00). En él hará un recorrido musical por latitudes nórdicas a través de obras de los compositores suecos, Fran Berwald, Joseph Martin Kraus, y del noruego Edvard Grieg.

Muy apreciado por la elegancia y precisión que imprime a sus versiones, Christoph König es actualmente director titular de Solistes Européens Luxembourg. Hasta 2014 fue titular de la Orquesta Sinfónica do Porto Cas da Música y también lo ha sido de la Mälmo Symho¬niorkester. Además, ha ocupado el cargo de principal director invitado de la Real Filharmonía de Galicia y de la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria.

Tras su exitoso debut en Estados Unidos, es invitado habitual de las orquestas sinfónicas de Pittsburgh, Baltimore, New Jersey, Calgary, Cincinatti, Indianapolis, Houston, Chicago, Oregon, Milwaukee y Los Angeles Philharmonic. Christoph König ha sido nombrado director titular y artístico de la Orquesta RTVE a partir de la temporada 2023-2024.

Programa

Considerado de forma unánime como el mejor compositor escandinavo de su época, Franz Berwald fue completamente ignorado durante su vida y no fue descubierto para los atriles hasta principios del siglo XX.

La partitura original para orquesta de la Sinfonía nº2, en re mayor, La caprichosa se perdió en la década de 1850 y sólo quedó la versión primaria, sin la orquestación y sin posibilidad de ser interpretada.

En el año 1909, Ernst Ellberg recibió el encargo de la Fundación Franz Berwald para reconstruir la partitura de la obra, que fue publicada en 1913 y reestrenada el 9 de junio de 1914. 

Por otro lado, para Joseph Martin Kraus, el destino profesional elegido por su padre no era la música -a pesar de sus aptitudes- sino el derecho: aunque a los doce años ya había demostrado su talento musical e ingresó en el Gymnasium y Seminario Musical de los jesuitas de Mannheim. En 1778 se traslada a Estocolmo con el propósito de lograr un puesto de músico en la corte del rey Gustavo III, gran mecenas de las artes.

La Sinfonía en do menor es fruto de un periodo creativo entre dos décadas durante el que se publican La riqueza de las naciones de Adam Smith, La Crítica de la razón pura de Kant, estalla la Revolución americana y Mozart llega por fin a Viena.

Por último, Edvard Grieg creció en un ambiente musical: su madre fue su primera profesora de piano y a los quince años, el célebre violinista noruego Ole Bull, amigo de la familia, convenció a sus padres de que habían de enviarlo a ampliar estudios musicales al Conservatorio de Leipzig (fundado en 1843 por Mendelssohn) para desarrollar su gran talento.

A comienzos de la década de 1870, Grieg había conseguido una gran reputación en su país como compositor en la senda del nacionalismo noruego. El dramaturgo Henrik Ibsen recurre a él para poner música a un texto sobre temas folclóricos, Peer Gynt, Grieg acepta el encargo para componer la música incidental, que culmina con muchas dificultades, pero que le aseguró gran parte de su gloria internacional. Debussy definiría la música de Grieg como "un bombón rosa relleno de nieve".

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