Religión

El Obispado de Córdoba abre la causa para la beatificación del hermano Bonifacio

Imagen del hermano Bonifacio Bonillo.

Imagen del hermano Bonifacio Bonillo.

El obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, ha presidido la sesión de apertura de la investigación jurídica diocesana de la causa de beatificación y canonización del hermano Bonifacio Bonillo en la capilla del Hospital San Juan de Dios. En dicha capilla ha tenido lugar la constitución del tribunal para la causa formado por el propio obispo; su delegado, el sacerdote Carlos Morales Fernández; el promotor de justicia, el sacerdote Juan Laguna Navarro; y el notario, el sacerdote Miguel Varona Villar. Junto al postulador y al vicepostulador de la causa, que representa al actor de la causa, la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios.

A partir de esta sesión de apertura, "comienza la recogida de las pruebas que avalen la veracidad en la existencia de la fama de vida y virtudes atribuida al siervo de Dios hermano Bonifacio", han destacado desde la Diócesis. Las pruebas comprenden los documentos, escritos, testimonios e interrogatorios a testigos. El obispo de Córdoba ha nombrado, además, una comisión de historiadores que auxiliará al tribunal en la recogida y análisis de estos documentos. Durante la fase diocesana nunca se juzgará sobre la existencia de la fama de santidad, que competerá al Dicasterio de las Causas de los Santos en Roma; comenzará entonces la fase romana de una causa de beatificación y canonización.

Datos biográficos del hermano Bonifacio

El hermano Bonifacio Bonillo nació en Cañaveruelas (Cuenca), el 14 de mayo de 1899. Inició su camino en la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios en 1924, año en que ingresó como aspirante en el Sanatorio Psiquiátrico de Ciempozuelos. Dos años después emitió sus votos temporales y el 3 de junio de 1929 hizo la profesión solemne en la Iglesia del Asilo San José de Carabanchel Alto (Madrid).

El 5 de mayo de 1935 fue destinado al Hogar y Clínica San Rafael de Córdoba (actual Hospital San Juan de Dios) con la tarea que desempeñó hasta su fallecimiento: ejercer de limosnero para sostener la atención y acogida de niños con polio y otras enfermedades óseas. Esta labor, que realizó durante 43 años, lo convirtió en un personaje cercano y muy querido entre los cordobeses donde cariñosamente lo apodaban como fray Garbanzo.

El 10 de diciembre de 1972 le fue concedida la Gran Cruz de Beneficencia. Falleció el 11 de septiembre de 1978 en Córdoba y sus restos fueron trasladados en 1999 a la capilla del Hospital San Juan de Dios de esta ciudad, donde descansan en la actualidad. Su labor sigue viva pues el hospital cordobés continúa su misión solidaria a través de la obra social que lleva su nombre y que atiende cada mes a unas 500 familias en situación de vulnerabilidad.

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