Nostalgia de una pasta
Campo de la Verdad
"EL proyecto de Koolhaas no es viable", ha segurado Nieto. Esto mismo habrá que escucharlo tras las elecciones cuando las aguas de las elecciones se hayan calmado.
"EL proyecto de Koolhaas no es viable". El alcalde Nieto resumió en siete palabras doce años de actualidad, trabajo político y promesas que, al final, han resultado vanas. El regidor popular ha optado por un método low cost -ya veremos cómo de low- metiendo congresos, ferias, convenciones y todo lo que se pueda captar en las instalaciones del Parque Joyero y desgajando el principal potencial turístico de la ciudad, que es el aprovechamiento del Casco Histórico, del segmento de las reuniones de negocios, donde tantas veces se ha querido estar y va a ser que no.
Efectivamente. Esto mismo hay que escucharlo el 26 de marzo, cuando se hayan calmado las aguas electorales y las administraciones públicas procedan al recorte o poda del presupuesto. Lo que ayer puso encima de la mesa el Ayuntamiento es apenas un apunte de una cuestión que tiene que abrocharse desde multitud de aspectos: desde cuánto cuesta la idea, cómo se va a gestionar, quién lidera la iniciativa, cómo se justifica que el proyecto se haya elegido sin una competición previa y de qué manera se solventará el hecho de que el pabellón es de BBK o qué pasa con Miraflores y con los usos, como la sede de la orquesta, que ya no forman parte del programa.
No da la impresión, así de primeras, que la puesta en escena contribuya a un consenso político en torno a esta cuestión. El PP ha puesto encima de la mesa su propuesta y, dentro de que es suya y solo suya, ha lanzado una iniciativa casi personal de la primera autoridad municipal, que tendrá que defender estas ideas en sede municipal ante el resto de grupos políticos y del aparataje administrativo y de fiscalización de la institución.
Corresponde a un proyecto como éste mantener una especie de sano escepticismo, sobre todo, en tiempos como éstos, de escasez, desempleo y penurias. Tanto se ha hablado de esta cuestión, tanto se ha cambiado de criterio, que la reacción lógica -y el PP es consciente- de la ciudad es que exista un escepticismo previsor. Y por qué no decirlo. Un cabreo plenamente justificado de que, por el camino, se han gastado diez millones de euros, más de 1.660 millones de pesetas, en un edificio que no se va a hacer. Un disparate, un desastre.
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