Deceso

Muere a los 101 años el cordobés Juan Romero, último español superviviente de Mauthausen

  • Romero, nacido en Torrecampo, se exilió en Francia tras la Guerra Civil española y acabó en un campo de concentración nazi del que logró sobrevivir

El cordobés Juan Romero, junto a Carmen Calvo, en el homenaje del Gobierno español.

El cordobés Juan Romero, junto a Carmen Calvo, en el homenaje del Gobierno español. / Efe

La vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo, ha informado este domingo a través de su perfil oficial en la red social Twitter de la muerte de Juan Romero, de 101 años edad, nacido en Córdoba y último español superviviente del campo de concentración de Mauthausen (Austria).

"No hace muchos días tuve el inmenso honor de reconocer en nombre del Gobierno de España a Juan Romero, compatriota exiliado en Francia tras pasar por los campos de concentración nazis. Hoy lamento su fallecimiento, deseando que descanse con la paz por la que siempre luchó", ha escrito Carmen Calvo en un mensaje en Twitter.

A mediados del pasado mes de agosto, Carmen Calvo visitaba la localidad francesa de Ay-Champagne para participar en un homenaje a Juan Romero, entregándole una declaración de reparación y reconocimiento personal, que acredita su trayectoria en la lucha contra el franquismo y el fascismo en Europa.

En dicho acto, agradecía a Juan Romero su lucha contra el franquismo y su defensa de la democracia. "Siempre estaremos en deuda con los antifascistas españoles", enfatizaba, anunciando entonces el nuevo proyecto de ley de memoria democrática, en continuación a la Ley Nacional de Memoria Histórica promovida durante los años de gobierno del socialista José Luis Rodríguez Zapatero.

Nacido en Torrecampo, Juan Romero pasó su infancia en Córdoba y luego trabajó como peón en un cortijo, donde le sorprendió la guerra. Se alistó en las filas republicanas y luchó en los frentes de Guadarrama, Brunete, Guadalajara y Teruel. "Teruel fue lo más terrible", recordaba.

"No quería que Franco me atrapara", decía Romero el día de su homenaje. Se fue a Francia y se alistó en la Legión Extranjera, que le llevó a Argelia, donde de nuevo le persiguió el fantasma de la guerra, esta vez la Mundial. Y de nuevo el compromiso y el combate contra el fascismo, esta vez con la bandera gamada que acabó por apresarle y llevarle a otro calvario.

Salvó la vida en prisión gracias a un soldado alsaciano que convenció a los captores nazis que no había sido él quien había dibujado una hoz y un martillo en los baños, pese a que su pasado de republicano español le convertía en el principal sospechoso.

Pero no le libró del campo de Mauthansen, donde fue destinado al servicio de acogida de los nuevos arrestados. "Yo veía a toda la gente que entraba en las cámaras de gas", rememoraba. Algunos pasaban primero por el campo de concentración, pero otros les llevaban a las duchas directamente desde el tren.

Es el caso de una niña cuya mirada inocente no se borró nunca de su memoria. "Me sonrió, la pobre, no sabía dónde iba. Yo tenía ganas de abrazarla, de besarla, pero sabía que si lo hacía, yo iba con ella a la cámara de gas. Eran criminales". "Ese recuerdo me ha perseguido toda la vida", aseguraba, con los ojos llorosos.

Romero sobrevivió a la masacre y tras la liberación del campo se instaló en Francia. Como muchos otros compatriotas, encontró una vida en la Champaña, donde conoció a su esposa y donde trabajó para una de las grandes casas del conocido espumoso.

Allí se refugiaron otros republicanos españoles, hasta el punto de formar una nutrida comunidad que, poco a poco, se ha ido diezmando. "He ido perdiendo a los amigos españoles, me quedo el último", señaló el cordobés, fallecido este domingo.

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