Loco por la música

Curiosidades de color clásico

  • La historia de algunos de los más importantes referentes musicales negros dentro de la música llamada clásica ha caído en el olvido y en el desconocimiento

Curiosidades de color clásico

Curiosidades de color clásico / El Día

Corren tiempos difíciles para los que aún consideran que lo que nos distingue como seres humanos es el color de nuestra vestimenta natural, nuestra piel. Es obvio que todos los lectores conocen lo que está aconteciendo en EEUU con las manifestaciones antiracistas y que ya van extendiéndose de manera lenta pero evidente más allá de sus fronteras.

En mi locura por la música creía interesante acercarles un poco a la historia de algunos de los más importantes referentes negros dentro de la música llamada clásica, haciendo evidente el olvido y desconocimiento de la existencia de algunos de ellos que se suele contar en los libros, siendo algunos contemporáneos y hasta referentes compositivos para algunos de los más grandes creadores que se conocen.  

Hagamos una secuencia en el tiempo. Compositores como Joseph de Boullongne, Chevalier de Saint-Georges. Apodado por algunos como el Mozart Negro, fue un violinista prodigioso y director admirado que llegó a ser tutor musical de la reina María Antonieta. Ésta, en reconocimiento lo nombró director de la Royal Opera, algo impensable en esa época y que desencadenó protestas racistas en el Londres del Siglo XVIII. Como curiosidad extra, Mozart lo consideró una competencia en la etapa en que vivió en París hacia 1778. Según cuentan, el genio de Salzburgo, aunque evitó encontrase con el negro francés, sí recurrió a sus sentimientos de animadversión hacia él para crear el personaje de Monostatos para su famosa opera La Flauta Mágica

Otro virtuoso del violín y compositor que lamentablemente ha desaparecido de los libros de historia occidentales es George Bridgetower. Este músico afroeuropeo cuyo nombre sale en la película sobre el compositor L. Van Beethoven de 1994 titulada Amado Inmortal, es descrito en dicho filme como “el famoso virtuoso de África” cuando interpreta la Sonata para violín n. ° 9 conocida como Kreutzer del genio de Bonn.

En realidad, Beethoven dedicó formalmente a Bridgetower dicha partitura tan conocida entre los violinistas hoy en día y la historia recoge que la dedicatoria al gran violinista francés (Kreutzer) sobrevino después de que Beethoven retirase la dedicatoria a Bridgetower por un comentario desafortunado de éste sobre una dama conocida del compositor alemán. Gesto que Beethoven haría con frecuencia, cambiar las dedicatorias primigenias si el ser homenajeado realizaba actos desaprobados por él.

El más que reconocido como Rey de Ragtime, ese género musical propiamente estadounidense que se popularizó a finales del siglo XIX, es Scott Joplin, considerado además como uno de los compositores más importantes e influyentes de finales del siglo XIX. Sus ideas y patrones musicales todavía hoy son imitados por los compositores. Su lamentable fallecimiento sin llegar al medio siglo de vida, no impidió que sus piezas fuesen redescubiertas y se volviesen populares en los interesantes años 70 del siglo pasado, cuando músicos como Joshua Rifkin o los premios obtenidos por el filme The Sting de 1973, relanzaran la popularidad de este genio americano.

Curiosidades de color clásico. Curiosidades de color clásico.

Curiosidades de color clásico. / El Día

El sobrenombre de Mahler Africano con el que fue reconocido en los círculos musicales blancos de Nueva York el talentoso compositor ingles Samuel Coleridge-Taylor, no le impidió luchar contra los prejuicios raciales que le rodearon durante su corta vida de solo 37 años. Particularmente conocido por su creación de las tres Cantatas Song of Hiawatha, basadas en el poema épico del mismo nombre del poeta y educador americano Henry Wadsworth Longfellow, la dedicación compositiva fundamental de Coleridge-Taylor fue hacia la música folk afroamericana, componiendo piezas como African Suite, African Romance y Twenty-Four Negro Melodies.

Específicamente sus Cantatas Song of Hiawatha son comparadas y consideradas en popularidad y estándar coral a las conocidas El Mesías de G. F. Haendel y Elías de F. Mendelssohn. Uno de sus mayores reconocimientos lo obtuvo del célebre compositor ingles Edward Elgar, quien lo recomendó al Festival de los Tres Coros en Hereford, Gloucester y Worcester, donde estrenó su Ballade para orquesta en la menor Op. 33.

En este maremágnum de curiosidades sobre músicos negros olvidados no podía faltar Florence Price. Esta compositora, pianista, organista y profesora de música clásica tiene el honor de ser la primera mujer afroamericana en interpretar su música con una gran orquesta sinfónica, la afamada Sinfónica de Chicago allá por 1933. 

La crítica musical del Chicago Daily News dejó plasmado en su crónica que la obra de Price era “un trabajo impecable, una obra que habla su propio mensaje con moderación y, sin embargo, con pasión digna de un lugar en el repertorio sinfónico habitual”. 

Su extenso catálogo de composiciones, que mezclaban la música de la iglesia afroamericana con influencias de artistas como Dvorák, Tchaikovsky y otros compositores románticos europeos, cayó en el olvido a su fallecimiento en 1953, pero desde hace unos diez años, gracias al ingente trabajo de diversas entidades femeninas de la música, sus obras están volviendo a ser escuchadas y apreciadas por el público.

La carrera de William Grant Still, apodado The Dean de los compositores afroamericanos es francamente una historia de primeras veces. Fue el primer afroamericano en dirigir una gran orquesta sinfónica estadounidense, el primero también en tener una ópera producida por una importante compañía de ópera: The New York City Opera, el primero en tener una sinfonía, su primera sinfonía, interpretada por una orquesta importante, y el primero en contar con una ópera retransmitida por la televisión nacional (póstumamente).

Este director de orquesta, compositor, oboísta y compositor de bandas sonoras, que realizó estudios en el prestigioso Conservatorio Oberlin de Ohio, tiene en su haber más de 150 obras, incluidas ocho óperas y cinco sinfonías, la más famosa de las cuales es su Afro-American Symphony Nº 1.  

Florence Price fue la primera afroamericana en interpretar música con una gran sinfónica

Para finalizar esta cronología de “curiosidades de color” les hablaré del primer afroamericano en ganar el Premio Pulitzer de Música por la obra Lilacs en 1996. Me refiero a George Theophilus Walker, quien ostenta también varias primicias en su vida. Fue el primer graduado negro del Instituto Curtis en Filadelfia en 1945, el primer músico negro en tocar en el Ayuntamiento de Nueva York en el mismo año, la primera persona de raza negra en obtener un doctorado por la prestigiosa Eastman School en 1955, y el primer miembro negro del profesorado en recibir la plaza fija de profesor en el Smith College en el año 1961.

Además del antes mencionado premio Pulitzer de Música, Walker fue reconocido con el premio de Compositores de Lancaster, es miembro de la Academia Estadounidense de las Artes y las Letras y del Salón de la Fama de la Música Clásica Americana, entre muchos otros. Como colofón decir que desde 1997, el 17 de marzo de cada año es conocido como el Día de George Walker en Washington DC, honor que le confirió la ciudad bajo mandato como alcalde del afroamericano Marion Barry.

Definitivamente, algo de razón tiene esta frase de Chi-chi Nwanoku (contrabajista y profesora inglesa): “Se asume que por ser negros nuestros estándares en música clásica son inferiores”.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios