Juan Guijo. Presidente de Asaenec

"En esta sociedad vivimos con una presión diaria que no todo el mundo resiste"

  • Este médico de familia pozoalbense acaba de ponerse al frente de la Asociación de Allegados y Personas con Enfermedad Mental de Córdoba, una entidad que trabaja para ayudar e integrar socialmente a los afectados por este tipo de patologías

Juan Guijo, en las instalaciones deportivas de Asaenec.

Juan Guijo, en las instalaciones deportivas de Asaenec. / Lolo Agredano

El pozoalbense Juan Guijo acaba de ser elegido presidente de la Asociación de Allegados y Personas con Enfermedad Mental de Córdoba (Asaenec), una entidad que trabaja para eliminar los estigmas que hay en la sociedad sobre los afectados por este tipo de patologías. La ayuda a las familias y la integración de sus usuarios son otros de los pilares de esta asociación que lleva 31 años en funcionamiento. Esta semana ha celebrado varios actos con motivo del Día de la Salud Mental, que se conmemora cada 10 de octubre y en esta ocasión reivindica más inversión en recursos para atender estas enfermedades. Guijo, médico de familia de profesión, advierte de la aparición de nuevas fobias y trastornos en personas sanas a causa de la crisis del covid-19, a la vez que alerta de una descompensación en las que ya tenían algún tipo de problema mental.  

-¿Cuánto tiempo lleva vinculado a Asaenec y por qué ha querido asumir esta responsabilidad?

-Llevo mucho tiempo como socio vinculado a través de un familiar, pero hace dos años me incorporé a la junta directiva como vocal. He dado el paso porque la entidad lo necesitaba. El anterior presidente, Antonio Garrido, finalizaba su mandato y después de seis años no quería seguir, así que había que dar un paso adelante. En parte la gente me miraba a mí y en parte yo también creía que era el momento idóneo por mi situación personal y porque creo que estoy aún en plena capacidad de poder hacerlo. Creo que puedo aportar cosas a la asociación.

-¿Qué proyectos tiene a corto y medio plazo?

-El primer proyecto es dar estabilidad porque ahora mismo hay mucha incertidumbre en esta y en todas las asociaciones. Nosotros no hemos aplicado ERTE, algunas están francamente mal e incluso han cerrado, otras han pedido créditos. En este momento de pandemia lo primero es consolidarla. Por una parte, ha habido una bajada de las subvenciones públicas y privadas y, en segundo lugar, ha habido una disminución de los socios y usuarios tanto por problemas económicos como por el miedo a venir por el covid-19. Eso hace que los ingresos sean menores y hay que pagar al personal que hay aquí. Luego, quiero continuar con los proyectos que tenemos solicitados en curso para el próximo año relacionados con patología dual y con mayores. Incluso tenemos la idea de llegar a los colegios con programas de detección precoz de problemas de salud mental. Y, por supuesto, seguir reivindicando ante todos los organismos públicos que esto es un problema de todos y ahora es más necesario que nunca que sigan colaborando. También queremos aumentar la colaboración con Faisem, la Fundación Andaluza Para la Integración Social del Enfermo Mental.

Juan Guijo, en el patio de Asaenec. Juan Guijo, en el patio de Asaenec.

Juan Guijo, en el patio de Asaenec. / Lolo Agredano

-¿A cuántas personas atendéis?

-Ahora mismo la asociación atiende a unos 80 usuarios y hay asociadas 138 familias. Hemos tenido más usuarios, pero hemos perdido este año al 15% aproximadamente.

-Tiene que ser duro tener que dejar los tratamientos por tema económico.

-Sí, nosotros tenemos unas becas, pero el dinero es limitado y no hay para todo el mundo. Uno de los proyectos que tenemos en marcha es intentar canalizar a usuarios a través de las becas que la Junta de Andalucía da a personas con enfermedad mental. Los beneficiarios acuden a centros, que puede ser este u otros, para una asistencia psicológica. Esto permitiría que el dinero que da la Junta supusiera un ingreso y, por otra parte, a los usuarios no les costaría nada la atención. Creo que esas ayudas van a salir próximamente.

-Como médico de familia, ¿cómo cree que se tratan las enfermedades mentales desde la sanidad pública? ¿Hay aspectos a mejorar?

-Sí, hay cosas que mejorar. La primera es la accesibilidad porque no siempre es inmediata, a veces es tardía. Lo segundo es que la atención tiene que ser universal, para todo el mundo, y de calidad. Hay dos tipos de personas con enfermedad mental: los graves o con patologías con una entidad importante, como pueden ser esquizofrenias, trastornos obsesivos compulsivos, trastornos de la personalidad, etc, y luego hay una gran cantidad de población que es la que realmente va a los centros de salud por trastornos de ánimo, depresiones menores, ansiedad, estrés, somatizaciones… Además, ocupan un porcentaje muy importante de las consultas. Ahora mismo, el confinamiento, los problemas económicos y laborales y la incertidumbre han multiplicado estas consultas. Antes había aproximadamente entre un 8% y un 10% de estas patologías y ahora estamos en un 33%. Eso indudablemente deriva en una mayor demanda asistencial. Hace tiempo que no trabajo en la pública, pero sé que los servicios de Salud Mental especializados están desbordados por el confinamiento, que supuso un cierre temporal, por el aumento de la demanda y porque las citas se dan de forma más espaciada. La solución es destinar más recursos porque sé que mis compañeros trabajan al límite.

"Con esta crisis estamos viendo la aparición de cuadros psicóticos nuevos, fobias y trastornos"

-Entonces, ya se está viendo la afectación psicológica que conlleva esta crisis sanitaria y económica…

-Sin duda. Hemos visto aparición de cuadros psicóticos nuevos, fobias y trastornos como ansiedad, desánimo, apatía, aislamiento… Todo lo que está pasando repercute indudablemente en la salud mental. Estos problemas se están viendo mucho e incluso están descompensando diabetes, hipertensión arterial y otro tipo de patologías.

-¿Hay ciertos factores que pueden influir en la aparición de enfermedades mentales? ¿Por qué afloran en unas personas sí y en otras no?

-Aunque no está demostrado totalmente, sí hay enfermedades que parece que tienen una transmisión hereditaria. Otras varían en función del ambiente familiar, de la personalidad de cada uno y su vida en general, si está contento con su profesión, si le cuesta la misma vida ir a trabajar todos los días… También es verdad que vivimos en una sociedad con una presión diaria que no todo el mundo resiste. La enfermedad mental no suele tener un único origen, sino que se da por un cúmulo de causas. La base está en la capacidad de adaptación. Si una persona no se adapta a una circunstancia adversa, eso le supone una debilidad y esa debilidad puede transformarse después en un problema mental.

-El confinamiento ha debido ser bastante duro para las personas con estas patologías…

-Sí, ha afectado a esas personas y a otras. Ha afectado a los mayores en general y, sobre todo, a los que tienen deterioro cognitivo porque no han podido ir a sus centros de día sin encontrar una explicación a lo que estaba pasando. En el caso de las personas con enfermedad mental, no han podido acudir a sus talleres y quizá, por sus patologías, no comprenden el alcance de esto. Ha habido muchas que se han desajustado, descompensado. No dudo de que en los próximos meses irá en aumento.

"La falta de adaptación es una debilidad que puede derivar en un problema mental"

-¿Habéis notado esa descompensación en la reapertura; ha habido un antes y un después tras el confinamiento?

-Sí, lo hemos visto e incluso hay gente que antes venía y ahora no viene porque tiene miedo. Esa es la primera reacción, la negación a venir y el aislamiento en su casa, a pesar de que insistimos en que guardamos todas las medidas de seguridad y tenemos unos protocolos. Luego, las personas que siguen acudiendo se ve que necesitan más apoyo, que hay que insistirles en que con las medidas adecuadas no pasa nada.

-¿Cómo están llevando la nueva normalidad estas personas?

-El problema es que yo no considero que haya nueva normalidad, seguimos en lo mismo. La nueva normalidad es una expresión que se ha dicho, pero la situación no está normalizada, sino todo lo contrario. Todos creemos, y la gente con enfermedad mental con más razón, que esto puede ir a peor, por eso hay mucho recelo, inseguridad y desconfianza. Pensamos que el tema mental va a seguir repuntando.

-¿Por qué están tan estigmatizadas estas patologías?

-Es difícil de responder… La sociedad no está educada lo suficiente para comprender a una persona con enfermedad mental. Partimos de esa base. Por otra parte, las instituciones no han sabido dar mensajes de apoyo a estas personas. Además, ellas mismas no tienen suficiente fuerza para arrancar esa lacra; es decir, hay una asunción por parte de los afectados. Por eso, desde Asaenec estamos luchando por integrarlas en la sociedad y normalizar esa integración. No es fácil porque nos encontramos con gente que cuando ven a estas personas se ríe, las ridiculiza o simplemente pasa y no ayuda.

El presidente de Asaenec, en una de las salas para talleres. El presidente de Asaenec, en una de las salas para talleres.

El presidente de Asaenec, en una de las salas para talleres. / Lolo Agredano

-¿Las visitas a colegios que tenéis en proyecto también pueden enfocarse hacia esa educación?

-El plan es ofrecer a los colegios la posibilidad de ir con un psicólogo y dar charlas al profesorado y alumnos de tal forma que podamos detectar en estadios más iniciales algún tipo de descompensación mental, de tal forma que se puedan tratar más precozmente. Aparte, es fundamental que los niños, cuando vean a una persona con enfermedad mental la consideren como alguien absolutamente normal. Por otro lado, esa detección precoz también está enfocada a los padres porque otro de los problemas que tenemos es que hasta hace poco, y puede que todavía, algunos han ocultado la enfermedad mental de sus hijos, incluso los han recluido para taparla. Eso hay que abordarlo: las familias tienen que sacarlos, no se pueden sentir culpables ni temerosos, sino acudir a algún centro.

-¿Esa ocultación va ligada al nivel educativo de los padres?

-Normalmente sí, aunque hay de todo, como familias bien posicionadas que debido a esa posición son reticentes a contarlo y asumirlo. Aunque sí, es más frecuente en familias con un nivel económico y cultural más bajo.

-Como sociedad, ¿tenemos una deuda con los ciudadanos que sufren estas patologías?

-Sí, claro. Tenemos una deuda pendiente, pero no somos conscientes de ella. Lo primero es que los organismos y autoridades nos lo hagan ver. Es fundamental que la sociedad visibilice a estas personas. Una vez que eso ocurra, hay una labor de educación y de fomento de colaboración. En Asaenec tenemos voluntarios, gente colaboradora que viene a dar talleres, y eso es de agradecer. Creo que va a pasar tiempo hasta que se salde esa deuda. Las personas con enfermedad mental todavía no están consideradas en esta sociedad.

-¿Podría dar algún consejo a la población general para evitar que la ansiedad nos supere en estos momentos de crisis?

-Lo primero es estar bien consigo mismo, disfrutar de lo que cada uno tiene y de lo que hace. Siempre digo que es fundamental irse a la cama y poder dormir tranquilo al saber que has hecho lo correcto durante el día. Muchos de los problemas vienen por estar inquietos por cosas innecesarias. Hay que distinguir entre lo que es importante y lo que no lo es, y hay personas que no lo hacen. Como vivimos o vivíamos en una sociedad del bienestar absoluto, la gente no es capaz de afrontar, asumir y digerir cualquier pequeña dificultad. Eso es importante porque dificultades hay todos los días, hay que superarlas y afrontarlas con ánimo. La vida no es fácil, pero hay que adaptarse. En la consulta veo muchas patologías que son inespecíficas o indeterminadas. Llegan personas con cansancio, insomnio y apatía cuyas analíticas no reflejan ninguna patología orgánica, pero que muestran la debilidad de afrontar la situación actual.

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