Iceta deja la Vicaría General y pasa a ser el obispo más joven

Juan José Asenjo reconoce que con este nombramiento pierde a su "más directo colaborador" · El nuevo obispo auxiliar de Bilbao elude hablar de la situación del País Vasco

J. Cabrera

06 de febrero 2008 - 01:00

La designación del vicario general de la Diócesis, Mario Iceta, como nuevo obispo auxiliar de Bilbao, hecha pública ayer de forma simultánea a las 12.00 en Córdoba, Bilbao y Roma, convierte a este sacerdote en el prelado más joven del episcopado español. Ayer, mientras volteaban las campanas de la Catedral y del Seminario, el obispo, Juan José Asenjo, acompañaba al obispo electo a una comparecencia pública a la que también se sumaron los miembros de la curia, profesores del Seminario, seminaristas y trabajadores del Obispado. En ese acto, el prelado cordobés informó del nombramiento y comentó que con la marcha de Iceta pierde a su "más directo colaborador", aunque añadió que "la Iglesia gana a un excelente pastor".

Desde hace poco más de un año, el nuevo obispo auxiliar de Bilbao se había convertido en la mano derecha de Asenjo, al ocupar la Vicaría General que había dejado vacante Santiago Gómez Sierra tras pasar a la presidencia de CajaSur. Además, por su condición de canónigo penitenciario, obtenida en la última reforma del Cabildo, se convirtió en miembro de pleno derecho del consejo de administración de la entidad financiera, en una etapa marcada por la cicatrización de los enfrentamientos de hace años.

Asenjo no ahorró calificativos a la hora de describir la personalidad de nuevo obispo electo. Dijo de él que es "un sacerdote ejemplar, piadoso, alegre, trabajador, muy bien preparado intelectualmente y con grandes cualidades humanas".

En sus primeras palabras, el nuevo prelado, que sustituye a Carmelo Echenagusía, recordó que cuando fue ordenado diácono en 1993 fue consciente que "realizaba una cosa muy preciosa" como era la entrega de su libertad. Esta circunstancia le hizo aceptar "con gozo" todas las responsabilidades que vinieron después. Con este nombramiento, Iceta regresa a su tierra de nacimiento, aunque con la misión de ser el número dos de Ricardo Blázquez, presidente de la Conferencia Episcopal, en una Diócesis en la que el conflicto del País Vasco se vive a flor de piel. Eludió pronunciarse sobre esta cuestión y pasó de puntillas por la misma, argumentado que para opinar sobre dicho asunto "es necesario conocerlo de primera mano", por lo que pidió tiempo para poder tener "un conocimiento más fundado".

El nuevo auxiliar de Bilbao, quien deseó ser "una ayuda eficaz y discreta" de Blázquez, reconoció que es deudor tanto de Córdoba como de su nueva Diócesis "donde nací y donde vive mi familia". Recordó que su formación estuvo en manos de religiosos hasta los 18 años, como las mercedarias de Gernica o los capuchinos de Lecaroz.

Aunque Iceta nació en el País Vasco, es un sacerdote incardinado en la Diócesis de Córdoba. Asenjo recordó que desde enero de 1954 no se daba aquí el hecho de que el Papa elevase al episcopado a un presbítero cordobés. En aquella ocasión fue el prieguense Félix Romero Mengíbar quien fue nombrado obispo de Jaén. Una década antes, el deán del Cabildo, Francisco Blanco Nájera, fue destinado al Obispado de Orense.

Esta noticia, que Iceta conocía desde hacía unos días, le ha despertado "un sentimiento contrastado de honor y de pequeñez", al considerar que la mitra es "un don del todo inmerecido" que desarrollará en una tierra "de venerable tradición, con tantos testimonios de santidad". Al cabo de 14 años, abandona una provincia con la que ha contraído "una deuda impagable", en donde se ha sentido "acogido, querido y plenamente feliz".

Al ser obispo auxiliar y no residencial, a Iceta le ha correspondido el título de una diócesis desaparecida. En este caso es la de Álava, la segunda creada tras la reconquista en 804, y que tuvo su sede en la localidad burgalesa de Valpuesta, a 90 kilómetros de Burgos y a 45 de Bilbao, según dio a conocer Asenjo tras el rastreo por internet realizado para conocer algo más de la sede que le ha correspondido al vicario general y que según el Anuario de la Santa Sede se describe escuetamente como que perteneció a la Diócesis tarraconense.

El nuevo prelado rechazó la división que actualmente se hace del clero español entre conservadores y progresistas. Dijo que "la Iglesia se mueve en un entorno pastoral" que no funciona "con esos parámetros desfasados". "El siglo XXI debe traer nuevos aires", concluyó.

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