Córdoba

El Hospital Reina Sofía realiza un seguimiento a unos 500 niños con escoliosis

  • Los especialistas diagnostican cada año entre 50 y 60 nuevos casos de esta patología de espalda

El doctor Manuel Arias, en su consulta en el centro de especialidades Carlos Castilla del Pino.

El doctor Manuel Arias, en su consulta en el centro de especialidades Carlos Castilla del Pino. / Juan Ayala

El Hospital Reina Sofía realiza un seguimiento y control periódico a alrededor de 500 niños con escoliosis. Cada año entre 50 y 60 pacientes menores llegan nuevos a la Unidad de Rehabilitación Infantil por este problema que, si no se corrige, puede derivar en graves lesiones de espalda en la edad adulta. Ese seguimiento se realiza desde los 8 años y en algunos casos llega hasta los 18.

A partir de los 14 años se encarga de estos casos la Unidad de Aparato Locomotor, que clasifica a los pacientes en dos apartados. Por un lado, los que llegan con dolores mecánicos, que generalmente son dorsolumbalgias por alguna actividad indebida, esfuerzo o malas posturas; y, por otro, las patologías por deformidades.

Respecto a este último supuesto, el director de la Unidad de Aparato Locomotor, Manuel Arias, destaca que suelen ser casos de padres que se alarman al ver que a su hijo le está apareciendo un bulto en la espalda, que se está chepando. El niño, sin embargo, no nota nada ya que no le duele.

“La escoliosis o desviación de columna es una enfermedad silenciosa, y cuando se detecta alarma mucho porque hay una asimetría en la espalda”, indica el doctor. A la vuelta del verano las consultas por esta patología aumentan porque los niños (en edad de pubertad) han estado en bañador y los padres se han dado cuenta de que su hijo tiene un defecto en la espalda.

A la vuelta del verano aumentan las consultas por esta patología “silenciosa”

En la etapa del “tirón puberal es cuando hay que estar más alerta” de este problema porque “la columna se deforma y ya se queda así de por vida con el consiguiente menoscabo no solo estético sino de calidad de vida”.

En este sentido, Arias explica que “una espalda deformada en el adulto es una espalda que va a doler y va a restringir la capacidad ventilatoria porque uno de los pulmones se colapsa, lo que causa insuficiencia respiratoria”. Así que, si no se toman medidas en la época de desarrollo (desde los 13 a los 18 años), en el futuro las consecuencias serán mayores.

La escoliosis idiopática es un problema multifactorial ya que está causada por malos hábitos posturales, cierta predisposición genética o un tirón puberal muy alto (por ejemplo, niñas que van a ser muy altas y con poca musculatura). Afecta a entre el 1% y el 3% de los adolescentes y es 18 veces más frecuente en niñas que en niños a partir de los 10 años.

Grados de curvatura y tratamiento

Dependiendo de la deformidad, hay varios grados de defecto de curvatura. Por ejemplo, si los especialistas ven que una escoliosos de hasta 20 grados está causada por malos hábitos posturales, se puede corregir con reeducación postural y fisioterapia.

A partir de 25 grados de curva con una rotación vertebral (las vértebras van implicando a las costillas y se van deformando) aparecen las gibas o jorobas y hay que tomar medidas correctoras con corsés.

Al respecto, el director de Aparato Locomotor aclara que “hoy en día los corsés son maravillosos, consiguen unas correcciones estupendas y se toleran muy bien”. No ocurría igual con los antiguos, el corsé de Milwaukee, que llegaba hasta el cuello con una especie de anillo.

Este año los profesionales del hospital han puesto 80 corsés

“Afortunadamente eso se ha superado porque hoy en día no hay ningún niño que quiera ponerse un corsé de ese tipo” tanto por la incomodidad como por las burlas o comentarios que puede recibir de sus compañeros en el colegio. Por eso precisamente, el especialista señala que hace 15 o 20 años muchos pacientes adolescentes abandonaban los tratamientos y “preferían llegar a la cirugía”.

En Rehabilitación del Reina Sofía se emplea el corsé de Chêneau, un dispositivo ortopédico de rotación con unas ventanas de expansión que “se tolera muy bien y consigue unos resultados buenísimos siempre y cuando el paciente sea disciplinado y se lo ponga”. Este año los profesionales del hospital han puesto 80 corsés.

En este sentido, Arias apunta que los médicos tienen la labor de concienciar no solo a los niños, sino también a sus padres, que deben “ser conscientes de la severidad del problema” para que puedan motivar a sus hijos. El tratamiento será una “lucha diaria” ya que los pacientes están “en una edad muy especial en el aspecto social”, pero “hay que convencerlos de que lo que no hagan ahora los va a perjudicar el día de mañana”. De hecho, a veces incluso es necesario apoyo psicológico “porque hay mucho rechazo a llevar un aparato prácticamente durante tres años”.

A veces, “por desgracia”, la curva tiene un potencial maligno y no hay más remedio que pasar a la cirugía. A partir de 50 grados de curvatura “no hay corsé que consiga enderezar esa espalda”, asevera el jefe de Aparato Locomotor. La intervención quirúrgica “va a dejar de por vida unas limitaciones importantes, aunque eso es un mal menor porque si no se operan la columna va traer unas repercusiones fisiológicas de enfermedad importantes”.

Tipos de escoliosis y consejos

Hay varios tipos de escoliosis: de nacimiento, desde la infancia (se manifiesta con 7 y 8 años) y la de la adolescencia. En esta última, “si se coge a tiempo, se consiguen unos resultados muy buenos”.

El uso de las mochilas no genera la escoliosis, aunque sí puede ser un factor que la propicie si se lleva sobre solo un hombro. Sin embargo, sí es perjudicial cuando la enfermedad ya ha aparecido. En todo caso, lo más recomendable es llevar las que van con carrito.

Otros de los aspectos que influyen en la salud de la espalda son la postura al sentarse en clase y el uso del móvil y videojuegos. En este sentido, el doctor hace referencia a “la cifosis o la mal llamada chepa”, que también aparece en el desarrollo puberal de las niñas que son más tímidas ya que ponen los hombros hacia delante por tapar el desarrollo mamario.

Como consejos para evitar estas patologías, el doctor recomienda a los padres “que vigilen la espalda de sus hijos, que les vean si las paletillas están en el centro, si están equilibradas y los inclinen hacia delante para ver si hay alguna asimetría en la caja torácica”. Por su parte, los niños deben “ir derechos, sentarse bien, no transportar cargas asimétricas y practicar un deporte que les guste porque imponerle uno es peor ya que acaba abandonándolo”.

“Son detalles que no tienen importancia, pero que a la larga pueden contribuir a que la columna se deforme”, agrega. Además, la cama debe ser firme y la almohada no muy alta para que la columna esté en línea recta con el tronco.

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