Economía

Las ferreterías de Córdoba disparan sus ventas por el "miedo al apagón"

  • Los hornillos de gas, que estaban olvidados del mercado, han agotado sus existencias en los últimos 15 días

Mari Carmen enseña uno de los hornillos de gas que le quedan

Mari Carmen enseña uno de los hornillos de gas que le quedan / Miguel Ángel Salas

Si a Mari Carmen le hubieran dicho el año pasado que iba a vender todos los hornillos de gas que tenía en su ferretería de la calle el Realejo -Electromoba- en cuestión de una semana, no se lo habría creído. "Es un producto que ya no se vendía", afirma atónita. No tiene que hacer muchos cálculos para saber cuántos Campingaz vendió durante todo el año pasado, "a lo sumo cinco o seis", pero el miedo al presunto apagón eléctrico se ha llevado por delante todos los suministros que tenía, alrededor de 25, y advierte de que a día de hoy no puede hacer frente a los encargos que le realizan porque "ni quedan ni traen más".

Lo mismo sucede en Rayglo, ferretería situada en la plaza de la Almagra. Uno de sus responsables, Rafael Bravo, confirma que se han disparado las ventas "en los últimos 15 días" y que los hornillos de gas "han agotado sus existencias". En su caso, estima que no se vendían más de "uno o dos de estos por temporada" antes de la psicosis que se ha generado.

Además de estas cocinas de gas, los otros protagonistas están siendo las linternas y las pilas, aunque en el caso de estos productos no peligra el stock. Para Mari Carmen, como dueña de una ferretería, disponer de estas herramientas en casa "nunca está de más" por prevenir, pero no se refiere al apagón mundial, sino a cualquier incidente de los que siempre pueden ocurrir. 

Desde que la ministra de Defensa austriaca, Klaudia Tanner, lanzara la voz de alarma en su país avisando de que existe un riesgo real de gran apagón eléctrico, catalogado como una "amenaza inmediata" para la que deben prepararse en un período de aquí a cinco años, la histeria se ha apoderado de muchos que, lejos de verle el final a la pandemia, ya están visualizando el próximo escenario caótico que nos atañe.

A pesar de que tanto el Gobierno español como los expertos han insistido, en varias ocasiones, en que España se encuentra en una posición diferente al resto de Europa en materia energética, que nos hace estar suficientemente preparados, el precedente que ha desatado la pandemia del coronavirus, en cuanto a la confianza de este tipo de comentarios se refiere, juega a favor de aquellos que quieren creer en el apocalipsis del apagón mundial.

Rafael Bravo en la puerta de Ferretería Rayglo Rafael Bravo en la puerta de Ferretería Rayglo

Rafael Bravo en la puerta de Ferretería Rayglo / Miguel Ángel Salas

Desde su ferretería, Bravo reconoce que tratan de "tranquilizar a la gente que viene", pero es muy complicado aliviar a los que piensan eso de que "cuando el río suena...", como cuenta Mari Carmen, y que forma parte de cantinela habitual de los que "llegan preocupados" por el blackout, como se está denominando en inglés a este acontecimiento.

El rango de edad de quienes buscan las cocinas de gas "está muy repartido", reconoce Bravo. Desde jóvenes que "han llegado pidiendo baterías de carga solar para los móviles" hasta ancianos, pasando por adultos de entre 40 y 50 años. Este ferretero se sorprende con el "miedo al apagón" generado en aquellos mayores que han vivido "situaciones verdaderamente complicadas como la posguerra". Sin embargo, Mari Carmen, quien también confirma la amplia diversidad de los públicos que se han acercado a su negocio, cree que es algo lógico por la "sensación de vulnerabilidad" que se despierta en estas edades. Para definir con mayor exactitud el perfil, Mari Carmen afirma que "son las mujeres quienes se acercan más", ya que parece que "los hombres se lo toman más a la ligera".

Las bombonas de butano también son actores principales en la ecuación de las hornillas de gas y el apagón de luz. "Es difícil vincular el incremento de bombonas con el apagón, porque estamos en época de frío y ahora siempre aumentan los repartos", afirma uno de los butaneros que reparte en la calle Cruz Conde, pero sí que se ha encontrado gente, cuando lo reciben en la puerta de sus domicilios, que "muestra su preocupación por el tema". En los contratos "sí se ha notado" el incremento de aquellas personas que tienen la intención de hacer acopio de bombonas en su casa, concluye el butanero siguiendo con el reparto a toda prisa.

Entre las listas más elaboradas que reúnen un súper kit de productos necesarios para sobrevivir al gran apagón aparecen: alimentos no perecederos, pastillas potabilizadoras, velas, mechero o cerillas, pilas, una radio, gas butano, camping gas, dinero en efectivo y, si es posible, un generador eléctrico. 

Ya saben, "nunca está de más", como dice Mari Carmen. Y si por si acaso todo esto del apagón se queda en nada, pueden aprovechar para irse de camping el próximo verano.

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