Córdoba

Muere el coreógrafo y bailaor cordobés Antonio Mondéjar

  • El artista, defensor del flamenco y fundador de la Asociación Amigos de los Patios, ha fallecido a los 82 años

El coreógrafo y bailaor cordobés Antonio Mondéjar, en una imagen de 2016.

El coreógrafo y bailaor cordobés Antonio Mondéjar, en una imagen de 2016. / El Día

El coreógrafo y bailaor Antonio Mondéjar (Córdoba, 1936) murió este viernes tras una vida dedicada al flamenco y a los Patios, de los que era un acérrimo defensor. Tanto que fue uno de los fundadores de la Asociación de Amigos de los Patios Cordobeses. Comprometido con Córdoba, aseguraba que “lo importante es que uno lleve su tierra dentro del corazón, que es el que manda”.

Entre las facetas de Mondéjar también estuvo la de profesor, siendo uno de sus alumnos más destacados José Serrano, que formó parte del Ballet Nacional y más tarde de la compañía de Sara Baras. Sabía que el flamenco hay que vivirlo desde niño y por ello enfocó parte de su carrera a la enseñanza. En ese contexto, fundó el ballet infantil Los Piconerillos.

A lo largo de su trayectoria artística trabajó con muchos artistas de primera línea como Marifé de Triana, Lola Flores o el también cordobés Antonio Fernández Díaz Fosforito.En los años 60 le propusieron que montara un espectáculo en Londres. “Gustó muchísimo y me quedé allí”, recordaba Mondéjar en una entrevista concedida a el Día.

"Lo importante es que uno lleve a su tierra dentro del corazón", aseguraba el bailaor

Allí puso en marcha Medea y El amor brujo y, en vista del éxito que tuvieron, decidió quedarse para dar clases de baile y montar un restaurante, Los andaluces. En él actuaron “todas las figuras de lo que entonces era el arte andaluz”. “He llevado a Córdoba por delante con la intención de que la visitara gente con categoría”, confesaba el coreógrafo.

Nacido en la calle Pozanco, en pleno barrio de San Agustín, el contexto en el que vivía influyó en que se iniciara en los cantes y los bailes. Su relación con el escenario comenzó cuando estudiaba en el colegio Salesianos; allí ya montaba sus espectáculos propios. Gustaron tanto a los religiosos que le encargaron que, además de los estudios, trabajara en el teatro del colegio. Su primera profesora de baile fue María Mansilla y después se fue a Madrid a la escuela de Luisa y Concha Pericet. “Desde entonces, mi vida transcurrió con el arte y el baile siempre por delante”, aseguraba Mondéjar.

También destacó en la faceta social y solidaria. Como recuerda la enciclopedia del flamenco del Ateneo de Córdoba, el coreógrafo formó parte del grupo que participó en la “Operación Ladrillo” junto con el rapsoda Luis Navas, Pepe Conde y el peñista Diego Camino Pulido, en la cual apoyaron con sus actuaciones artísticas la construcción de una guardería infantil en el barrio de El Naranjo patrocinada por Agustín Molina Ruiz, conocido como el Padre Ladrillo.

En 2008 dirigió un espectáculo de copla enmarcado en la Noche Blanca del Flamenco que se celebró en la Casa de las Campanas, donde vivía desde hace 18 años. Esta misma cita cultural cordobesa le rindió homenaje en 2013 con una gala en la plaza de las Tendillas en la que participaron algunos de sus alumnos.

“Cuando se baila, si se baila con sentimiento aparece lo que llaman el duende, que no es nada más que el arte que Dios le ha mandado a cada persona. El duende no viene como un fantasma que se aparece, el duende lo lleva uno muy dentro desde que viene al mundo”, señalaba Mondéjar.

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