Celebración del Corpus Christi 2019 en Córdoba

Una llamada a ayudar al prójimo sin reservas

  • La Diócesis celebra otro año más el Corpus Christi en el entorno de la Mezquita- Catedral tras una eucaristía en la que el obispo invita a ejercer la caridad

La Custodia de Arfe emprende su camino desde la Mezquita-Catedral.

La Custodia de Arfe emprende su camino desde la Mezquita-Catedral. / Juan Ayala

El Corpus Christi es el epílogo perfecto al Jueves Santo, un día en el que renovar el compromiso con el amor fraterno y la caridad. El obispo, Demetrio Fernández, lo ha destacado durante la eucaristía previa a la procesión que, con el Santísimo Sacramento entronizado en la imponente Custodia de Arfe, ha vuelto a recorrer las calles del entorno de la Mezquita-Catedral, unas calles en las que se ha mezclado también una vez más el olor a romero, que reposaba en el suelo cual alfombra pura al paso de sacerdotes, seminaristas, cofrades y niños que este año han recibido su primera comunión.

“Dadles vosotros de comer”. El obispo ha comenzado su homilía con esta frase después de que se proclamara el evangelio de la multiplicación de los panes y los peces. “Es Jesús el que multiplica los panes y los peces, pero quiere hacerlo con nosotros; es el estilo de Dios, no quiere intervenir solo, sino que lo quiere hacer siempre con nuestra colaboración...se refiere también a la necesidades que tiene el ser humano y que no tiene cubiertas, por eso, para ello, Cáritas recibe también ese mensaje de Jesucristo”, ha incidido. El prelado ha insistido en que en Córdoba hay muchas necesidades que Cáritas, “que es parte de la Iglesia”, atiende y ha invitado a los presentes en la eucaristía a “no dar solo lo que nos sobra, sino también aquello otro que nos puede venir bien”, en forma de limosna o del propio tiempo de cada cual en favor de los necesitados.

Durante su homilía, Fernández también ha destacado que el Corpus Christi es “como una prolongación del Jueves Santo”, cuando Jesús, la víspera de su Pasión, cenó la pascua con sus apóstoles y al final de aquella cena instituyó el sacramento de la eucaristía. “Hemos de revisar cómo recibimos este sacramento, acercarnos a recibirlo dignamente”, ha defendido.

Tras la eucaristía, el Santísimo Sacramento ha salido al Patio de los Naranjos mientras repicaban las campanas de la torre de la Catedral precedido por un gran cortejo. Un grupo de niños de primera comunión ha abierto la comitiva, mientras algunos de sus padres los seguían orgullosos y atentos a sus movimientos; tras ellos, representantes de todas las hermandades y cofradías, que han acudido con sus estandartes. El cortejo ha sido el tradicional: hermandades no agrupadas, hermandades de Gloria, hermandades de Penitencia no sacramentales, por día de salida y, finalmente, hermandades de Penitencia sacramentales por día de salida.

Tras salir por la Puerta del Perdón la comitiva ha discurrido por Cardenal Herrero, Magistral González Francés, Cardenal González, Cruz del Rastro, Ronda de Isasa, Puerta del Puente, Plaza del Triunfo, Torrijos y Cardenal Herrero, para de nuevo entrar en la Mezquita-Catedral por la Puerta del Perdón.

Como en años anteriores, el recorrido de la procesión ha estado marcado por efímeros altares, más de una decena, levantados al paso de la procesión por distintas cofradías de la capital. Este año han sido 11 los altares colocados por las hermandades en distintas partes del recorrido que son las mismas que ya ocuparon el pasado año: el de la hermandad de la Expiración (situado en la calle Cardenal González junto al retablo de Nuestra Señora de los Faroles); el de la Hermandad del Amor (en Cardenal González junto a la puerta de la Grada Redonda); la Misericordia (en la calle Magistral González, número 11); la Merced (en la calle Magistral González, número 13); Remedio de Ánimas (en una zona cercana al hotel Conquistador); la Paz (en la calle Magistral González, número 21); la Sangre (en calle Cardenal González esquina Cadereros); el Huerto (en la calle Amparo); las Penas de Santiago (en Ronda de Isasa, número 10); la Sentencia (junto a la fachada del Obispado); y el Carmen de San Cayetano (en la puerta del Palacio de Congresos de la calle Torrijos).

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