Desescalada

Córdoba se toma con cautela el primer día sin mascarilla: "El covid ni se ha ido ni se va a ir"

Varias personas pasean por el Vial Norte sin mascarilla.

Varias personas pasean por el Vial Norte sin mascarilla. / Juan Ayala

La mascarilla deja de ser obligatoria en espacios abiertos desde este sábado en todo el territorio nacional, incluida Córdoba. Y eso que la capital se encuentra en el nivel 3 de alerta por el continuo incremento de casos y la provincia lleva días siendo la que mayor incidencia acumula de todo el país. Quizás por eso, los cordobeses han vivido este 26 de junio con la normalidad del resto de días y han preferido continuar protegidos con el cubrebocas.

Algunos han señalado que no se quitan la mascarilla porque todavía se sienten "inseguros", y es que "el covid no se ha ido ni se va a ir", como ha admitido Sari Reina mientras se daba un agradable paseo por la mañana por el Vial Norte. Otros han admitido que tienen "la costumbre" de llevarla puesta y que de un día para otro es complicado salir sin la mascarilla, e incluso que en Córdoba no debería permitirse ir sin mascarilla porque se trata de "la ciudad que peor está de toda España". Así, ya sea por hábito o por cautela y pese a que mucha gente se ha podido dar un respiro y ha salido a la calle con la mascarilla bajada o en la mano, la capital ha vivido su primer día sin mascarilla obligatoria dando una lección de actitud.

Por el Vial Norte paseaban tres señoras con la mascarilla bajada ante el amplio espacio y la poca afluencia de gente que había a primera hora de la mañana. "Aprovechamos para caminar por aquí porque es un lugar muy espacioso y a esta hora hay poca gente", ha admitido Carmen Zamora, una de las tres amigas, aunque, eso sí, otra de ellas, Jacoba Cerezo, ha señalado que, pese a que ellas iban con la mascarilla bajada, "sigue siendo pronto para permitir que todo el mundo pueda ir sin ella puesta por la calle".

A muchas personas incluso les ha pillado por sorpresa la noticia de que la mascarilla ya no es obligatoria. Carmen ha asegurado a El Día que se acababa de dar cuenta cuando ha entrado en una tienda del centro y ha escuchado a la dependiente hablar eso ello. "La cosa es que al ver a tanta gente con la mascarilla puesta como cualquier día normal no me he dado cuenta", ha añadido. Mientras tanto, una pareja joven que paseaba a su hijo por el bulevar del Gran Capitán incluso se sobresaltó al darse cuenta de repente de que llevar la mascarilla al aire libre ya no era obligatorio.

Justo en ese mismo entorno, un hombre caminaba con la mascarilla bajada y, cuando se le aproximaba la gente, se veía en la responsabilidad o la obligación de subírsela. "Yo me la bajo porque estoy vacunado y se agradece caminar tranquilo sin mascarilla, pero me la pongo cuando se me acerca la gente", ha comentado. Cerca de esta zona, Juan, que paseaba con su hijo, también optó por prescindir del uso de la mascarilla con una reflexión: "Creo que esta norma llega tarde, ¿qué pasa, que ahora no hay virus y antes sí?, hay muchas cosas que no se entienden", ha comentado de mal humor.

Dos personas caminan con la mascarilla bajada por la calle. Dos personas caminan con la mascarilla bajada por la calle.

Dos personas caminan con la mascarilla bajada por la calle. / Juan Ayala

Eso sí, en espacios cerrados la normativa sigue exactamente igual y la mascarilla resulta imprescindible. Ahí, a las tiendas y negocios de la ciudad se les presenta la problemática de que algunos "despistados" entren a sus locales sin mascarilla. "La gente parece bastante concienciada este primer día y todo se verá a lo largo de las semanas, pero no creo que tengamos problemas en este sentido. Si ocurriera, debemos explicarles que deben ponérsela", ha precisado José Alonso, dueño de la tienda de ropa TZ Fabricante de la calle San Álvaro.

También en el Centro de la ciudad, Yolanda, dependienta de la zapatería Ulanka de la calle Concepción, se ha mostrado bastante positiva porque la gente "está entrando a la tienda y paseando por la calle con mascarilla", por lo que no ha tenido que pedir a sus clientes constantemente que se pongan la mascarilla para entrar en su negocio. "Creo que al principio cuesta desprenderse de la mascarilla después de tenerla diariamente puesta", ha dicho Yolanda.

Quienes incluso podrían beneficiarse de esta medida al ver incrementado su número de ventas son las tiendas de cosmética, pues ahora, sin la obligación de llevar la mascarilla, las personas volverán a querer lucir su rostro más atractivo y a pintarse los labios sin dejar el tapabocas "hecho un cuadro". Leo Alcudio, trabajador de la tienda Nyx Cosmetic de la calle conde Gondomar, ha admitido que todavía no conoce si ese "repunte" va a llegar, aunque lo espera con ganas, pero ha asegurado que la única verdad es que, debido a las mascarillas, "la gente se maquilla menos". 

Así, la cautela ha cundido entre los cordobeses en esta primera jornada sin mascarilla obligatoria en espacios abiertos. Incluso los turistas, que suelen andar más despistados con las normas, disfrutaban del monumental patrimonio de la ciudad y sufrían el insoportable calor con su mascarilla correctamente colocada, ya que muchos de ellos formaban grupos donde no podían respetar los 1,5 metros de distancia de seguridad entre personas no convivientes, y en dicho caso la mascarilla sí es obligatoria.

Para los jóvenes José Manuel y Rafael, esta nueva medida de desescalada les parece "un paso adelante", como han comentado a El Día mientras se colocaban la mascarilla para entrar en la iglesia de San Nicolás. Otro como David Capellán, ha admitido que ya no se pondrá más la mascarilla excepto cuando no pueda respetar la distancia de seguridad. "Que le den a la mascarilla. No tengo miedo, pero eso sí, las normas siempre hay que cumplirlas", ha señalado mientras consumía su aperitivo en una terraza.

Entre la diversidad de pensamientos y las distintas formas de actuar, lo más evidente ha sido que en este primer día sin mascarilla los cordobeses han seguido llevándola puesta. "Se supone que estando en nivel 3 de alerta hay que llevarla puesta", ha dicho una mujer mientras hacía la compra. Y es que parece que la responsabilidad y la conciencia frente al covid, al menos de momento, se cumple en la ciudad.

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