Montilla-Moriles

Cata del Vino Montilla-Moriles: Bodegas Robles pone sonido al sabor de sus vinos

Un asistente a la Cata prueba la experiencia sensorial de Bodegas Robles

Un asistente a la Cata prueba la experiencia sensorial de Bodegas Robles / Miguel Ángel Salas

"El vino es un ser vivo, porque es capaz de conjugar todos los sentidos". Eso dicen. El vino tiene tacto, tiene olfato, tiene gusto y tiene aspecto (vista), pero...¿a qué suenan los vinos? Esa es la pregunta que, desde Bodegas Robles, tratan de resolver y hacen llegar al público y al aficionado que pase por esta 37 edición de la Cata del Vino Montilla-Moriles, transportándolo hacia una "experiencia sensorial más completa" en cada sorbo.

Es, sin duda, una de las novedades de esta edición y en la que ha puesto especialmente su empeño Pilar Robles, tercera generación de esta bodega dedicada a la elaboración de vinos desde 1927. Para vivirlo,  tienen colocadas en su stand (número 7) cuatro cajas con el perfil sonoro que han seleccionado desde la bodega para cada uno de sus vinos expuestos: el verdejo, el pedro ximenez, el fino y el oloroso. La experiencia consiste en degustar y escuchar al mismo tiempo, vino y su sonido, y hacer de la experiencia algo más completo. Preferiblemente "con los ojos cerrados".

Desde el punto de vista técnico, y ante la complejidad de que se pueda disfrutar de la experiencia en mitad del ruido que suele imperar en la cata, lo han hecho posible introduciendo un altavoz en el interior de las cajas de cartón con las que la propia bodega distribuye su producto. Una manguera se conecta a través de la única abertura que queda libre en la caja y por ella transcurre el sonido hasta el oído de la persona.

"El vino tiene el poder de ser una experiencia sensorial completa y tendemos a subestimar la influencia y, quizás la importancia, del sonido", explican desde la Bodega. "El sonido constituye una parte integral de la identidad del paisaje suave y ondulado de la campiña cordobesa. Cada viñedo, cada vino, tiene un perfil sonoro único e individual, una identidad sonora, que lo distingue de forma singular y, muy posiblemente, irrepetible".

Para el proceso de extracción del perfil sonoro "idóneo" de cada vino, la bodega ha grabado, "durante las diferentes estaciones del año", los sonidos que se escuchan en el viñedo, del ecosistema, de los animales que aparecen..., y a partir de ellos, han hecho una selección "personal" adecuada lo máximo posible a lo que, para ellos, trasmiten el sabor de ese vino traducido a un patrón sonoro.

"Cada uno de estos vino se toma en una época del año y así se refleja en el perfil sonoro de uno y otro", explica Pilar Robles a este periódico. Por ejemplo, al escuchar el oloroso "se percibe la lluvia", algo así parecido al sonido de una cascada, mientras que al destapar el embudo que lleva transporta hasta la caja del Pedro Ximenez, evoca escenas tan concretas como "las risotás de mujeres en la pasera exprimiendo las uvas", narra Pilar Robles. Aunque, insiste, "esa experiencia es personal" y va ligada a los recuerdos de cada uno.

Precisamente por eso, desde Bodegas Robles lo que se proponen es que "cada uno sea capaz de construir su perfil sonoro". ¿Cómo? "Identificando los sonidos que le evoquen, encontrarlos y que pueda acompañar al vino desde una mirada más artística", explica el responsable de Comunicación de la bodega. Sería algo así como un juego intelectual del vino.

El nacimiento de esta idea, bajo el nombre Paisajes sonoros del vino, se enmarca dentro del proyecto Arte Reunido a través del que se refleja la idiosincrasia de la bodega y su relación con el arte.

Para disfrutar de la experiencia, todo el mundo se podrá acerca al stand y el viernes 22 de abril, a las 12:00, con motivo de las actividades organizadas por la Cata del Vino, Bodegas Robles impartirá una cata sonora en la Sala del Artesonado de la Diputación de Córdoba y en la que se podrán saborerar y escuchar los vinos de la bodega.

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