Córdoba

"El Carnaval es un ajuste de cuentas, como el niñato que critica en internet"

  • Rechaza la pretensión del Ayuntamiento de que no haya actos de la fiesta después del Miércoles de Ceniza y asegura que "el concejal de Festejos, el señor RafaelJaén, se puede encontrar una sorpresa"

ES uno de los letristas más destacados del Carnaval de la ciudad y uno de los pocos que tiene la oportunidad de llevar cada año su propuesta a Cádiz. Miguel Amate se considera un veterano de la fiesta y defiende una voz propia para las comparsas. Radiografía de la vida vista con una sonrisa o una crítica en los labios.

-¿Usted es de los que se mueren de risa en los velatorios?

-La verdad es que sí, me río mucho, no lo puedo remediar. Los velatorios no los comprendo, voy porque no tengo más remedio que ir. Al penúltimo (ríe) que fui lo menos que hicimos es ver a la familia... Le tengo dicho a mis amigos que cuando me muera que no vayan al tanatorio a reírse delante de mi mujer, que se vayan de perol y allí se rían a mi costa todo lo que quieran.

-¿Es usted más forense social o poeta con gracia?

-Poeta no me considero. Más forense social, porque la verdad es que me he caracterizado en tener poca gracia haciendo cuplés; siempre he metido en los cuplés más crítica que gracia. El Carnaval es un ajuste de cuentas, es muy parecido al niñato que se mete en internet y como no le ven la cara dice de todo. En el carnaval siempre sabes quién es pero se escabulle.

-¿Hay menos ajustes de cuentas en Cádiz?

-Son más finos con eso y se hace porque hay dinero de por medio, pero es que allí se mueve mucho dinero con las actuaciones. Allí hay chavales que no han pensado en su vida en trabajar, que tienen una voz fina y piensan en colocarse en una comparsa buena y estar cantando todo el año.

-¿En Córdoba hay alguien que viva del carnaval?

-Aquí no hay nadie que viva del Carnaval. Sé de alguien que cobra por su repertorio y a mí me han ofrecido pero no me parece...

-¿Puede ser una industria el Carnaval?

-Podía ser, con costureras, decorados... Pero no hay aquí tanta afluencia como para que sea posible. Y además aquí, conociendo a mis paisanos, podía pasar que pones una empresa para hacer decorados por ejemplo y al que menos te van a comprar es a ti, prefieren comprarlo fuera y dirán: míralo, que quiere hacerse ricos con nosotros.

-¿Desde cuando está usted en esto del carnaval?

-Muchos años ya, Pepe Martínez hacía una comparsa para ir al carnaval de Cádiz, tendría yo 17 ó 18 años y como ya había escrito cosas de sevillanas y cosas así, me cogió y me dijo ponte aquí y me puso a escribir. Ya desde chico era un loco del Carnaval, buscaba emisoras en la radio que lo emitiesen. En 1986 es cuando escribo yo por primera vez para mi comparsa, antes siempre había escrito para otros. Fue Fantasía Cordobesa y conseguimos el segundo premio en el Gran Teatro. Éramos una comparsa nueva y quizá, para mí, ese fue el mejor premio de todos los que me he llevado porque era el primero y el primer año tenía gente muy nueva que casi no sabía ni cantar y había que enseñarle. En 1997 decidí no seguir yo y elegí a un amigo, Rafael Alba El Talegón o taleguilla, que tenía entonces 17 años y lo dejé a él de director. Este niño es un genio y yo sabía que podía hacer algo. Yo me preocupé entonces más de las letras y de los dineros. En 1999 se hizo Corazón de Plomo y fue el primer premio aquí. En el año 2000 nos planteamos irnos a Cádiz, yo de entrada no quería, eran todos muy jóvenes y ellos me dijeron lo que diga Miguel y acepté para que un día no dijeran que no habíamos ido a Cádiz por culpa de Miguel.

-Dirían en Cádiz que a dónde van estos cordobeses, ¿no?

-Teníamos los antecedentes que en los años 60 fue un grupo, con Rafael Castro, y en el 69 Los de Sierra Morena y en el 70 los Puretas Extravagantes. Fueron los Bebés, los Maletillas de la Corredera, pero hubo un paréntesis muy grande hasta que nosotros fuimos en el 2000. Y cuando fuimos en ese año se lió la revolución.

-¿Qué revolución?

-Porque al participar allí no podíamos participar aquí porque nos descalificaban. Y ahí empezó un calvario que dura hasta hoy, de críticas... A mí en el Gran Teatro me han llamado malnacido.

-¿Desde las butacas o desde dentro?

-Cantándolo en el teatro, en la butaca estaba yo. A mí y a la comparsa nos han hecho letras muy hirientes. Después conforme iba pasando más el tiempo me fueron dejando cada vez más tranquilo y metiéndose más con el Taleguilla.

-¿Por qué no se admite que una comparsa de Córdoba intente ganar en Cádiz?

-Lo que ocurre aquí es que en vez de decir van en representación de Córdoba, dicen que desprecian a Córdoba. Claro, los primeros años no podíamos participar por las reglas. De hecho un año se presentaron una chirigota de Córdoba en Cádiz, los Vuelvaustedmañana, que iban de funcionarios, y quedaron semifinalistas en Cádiz y cuando se presentaron para cantar aquí, los abuchearon en el Gran Teatro. Córdoba es Córdoba. Lo que pasa que aquí en Córdoba la gente no se deja de meter con los suyos, ahí tienes el caso de Manolete que la gente no paró de meterse con él hasta que tuvo que dejar de torear en Córdoba y se metían hasta con sus hermanas. Pero es que te planteas eso y es que... Hasta Vicente Amigo está hasta la... de Córdoba, lo que pasa es que para Vicente Amigo vivir aquí es un lujo porque aquí no lo para la gente por la calle para pedirle autógrafos, ni lo marean. Así somos aquí pero llega un momento que cuando lo padeces en carne propia te das cuenta de que la gente es cruel. Aquí no puedes ser famoso porque te ponen verde.

-¿Lo que vemos en el Gran Teatro no es una copia de lo de Cádiz?

-No es que sea una copia, una copia siempre que se hace igual; es quizá más un estilo, una forma y eso sí viene de Cádiz, es igual que si me pongo a cantar sevillanas. Para mí es un género, es copla, que tiene su compás, sus voces sus ritmos, una cosa hecha desde los 50, me refiero a la comparsa.

-¿Qué les interesa este año?

-Vamos a Cádiz con el nombre La Comparsa de Córdoba y será un homenaje a aquella comparsa que llevó Rafalito Castro a Cádiz en los años 60 y que causó gran revuelo hasta el punto de que se creó un premio provincial para premiarlos a ellos en Cádiz.

-¿No parece esta ciudad tan estoica y senequista poco de disfraces o hay, como en el caso del flamenco y los toreros, unos barrios de carnavaleros?

-No, creo que el Carnaval va en las personas, en la gente. La gente habla de que el barrio del Carnaval siempre ha sido la calle Montero, pero no es así porque aquí cuando más esplendor tuvo la fiesta es cuando venían muchos grupos de Las Margaritas, y en Las Margaritas acabaron todos aquellos que vivían de alquiler en la calle Monteros, es decir que el Carnaval está en la gente.

-¿Los políticos y los empresarios cordobeses de los últimos años les han dado mucho trabajo a ustedes?

-Sí, lo que ocurre es que aquí tenemos un caldo de cultivo impresionante para hacer letras, pero no lo utilizamos, no sé por qué. Los que escriben deberían meter más cosas y no las meten y prefieren meterse conmigo porque me voy a Cádiz.

-¿Qué se escucha entonces en el Gran Teatro, aparte de meterse con usted?

-Se escucha el pasodoble sensiblero del niño enfermo -eso también lo he hecho yo-. Muchas veces también es verdad que he escuchado barbaridades, por ejemplo de la alcaldesa que he llegado a pensar que se podía buscar decirlo de otra manera más elegante. Políticos, que yo recuerde, en su día me metí con Merino, con Rosa Aguilar, con Castillejo, con el obispo cuando los via crucis pasaban por ahí y nosotros estábamos vestidos de máscaras.

-Bueno, eso también es Carnaval

-Y este año va a ser más, porque este año, el señor Jaén, el concejal de Fiestas se ha propuesto que no haya ningún acto de Carnaval después del Miércoles de Ceniza. Se olvida del Domingo de Piñata y el señor Jaén se puede encontrar con una sorpresa.

-¿Vaya, va a haber una lucha entre la carne y el espíritu?

-Sí, es posible, si lo consigo sí; yo pienso ir el Domingo de Piñata a la puerta del Ayuntamiento a cantar, con la callejera, y si alguien se apunta, pues mejor. Y después, desde ahí, bajaremos para nuestra peña en la calle Moriscos y el que quiera que nos siga. El Domingo de Piñata es el domingo de piñata lo quiera o no el concejal de Festejos o el Papa.

-Además el Carnaval es transgresión, les vienen bien un par de leyes para poder transgredir

-Evidentemente, eso es lo suyo.

-¿A veces ante esta esperpéntica realidad, vía telediarios, cuando se hacen las letras en vez de exagerar hay que sujetarse?

-Sujetarse está complicado, pero con el tema de la crisis se busca el chiste pero se intenta no incidir mucho más porque bastante tenemos con los telediarios.

-¿Cree que con la crisis no está para gaitas o es precisamente cuando más lo necesita?

-Yo creo que precisamente ahora es cuando más lo necesita. La gente no se está gastando un duro en nada pero en la cervecita se lo gastan porque les hace falta, lo último que puede hacer una persona es quedarse en su casa metido comiéndose los mocos.

-¿Hay alguna cosa que no le haga ni pizca de gracia en Córdoba?

-No me hace gracia el senequismo que yo creo que Séneca no era así, creo que era un tío culto, quizá serio pero no como nos hemos puesto, en contra de todo, porque así no vamos a ningún lado. No me gusta el cariz que está tomando la sociedad tirando tanto a la derecha: llevo años sin ver una pulserita de la bandera andaluza en Córdoba y estoy harto de verla de la española, y no lo digo porque tenga algo en contra de la bandera española pero salgo de Córdoba y eso no se ve, eso no me gusta.

-¿Se gasta mucha gomina en esta ciudad?

-Sí, creo que demasiada, porque incluso el que lo es por convicción me parece perfecto, pero el que lo es por conveniencia... A mí la hipocresía me revienta. No me gusta tampoco la estatua del río, la fachada del nuevo palacio de congresos, que hayan vendido al Sevilla a Javi Hervás...

-Ya que ha hablado de lo que no le gusta de los demás ¿cuando se afeita por las mañanas a quién ve en el espejo?

-Uf, eso es complicado. Veo a una persona que intenta tirar para adelante con los tiempos que corren y creo que soy una persona normal, que admira a mucha gente, que se emociona con cualquier cosa, soy de lágrima fácil. Veo una persona de una generación un poco especial y rara, porque nos pilló la transición de quinceañeros y en aquel tiempo conocí a gente que era de Fuerza Nueva y hoy son de izquierdas y viceversa. Hemos sido una generación un poco indecisa en muchos aspectos, pero sobre todo veo a ese mismo de los quince años, pero más viejo, he cambiado muy poco y lo veo cuando leo mis letras antiguas y me digo ése soy yo. Eso es para mí lo importante, seguir siendo el mismo, no cambiar.

-¿Sería bueno que una comparsa o chirigota cordobesa ganara en Cádiz?

-Sería bueno para el prestigio del Carnaval de Córdoba. Cuando una agrupación de aquí va allí y lo hace bien lo principal es que se está nombrando a Córdoba en un foro que lo está viendo el mundo entero.

-¿Qué espera un coplero, que la Pantoja -si no acaba en la cárcel- cante sus temas?

-A día de hoy he pegado un frenazo en todo este tema. Me gustaría, claro, pero tengo dentro de mí algo, dos conciencias muy separadas. Me encanta sentarme a escribir, pero por otro lado soy muy dejado para eso. A mí Queco, con el que tengo una amistad desde hace muchos años, me ha ofrecido que escriba para su música y le he dicho que sí y todavía me está esperando. No deben ser esas mis aspiraciones. Aquello que se hace sin interés, por placer, no tiene precio.

-¿En los últimos 10 años el Carnaval de Córdoba ha ido a más o a menos?

-No ha ido a más de calidad. Las cosas que escuchas las escuchabas igual antes, con la misma música, la misma forma de cantar y eso no es bueno porque para que algo se enriquezca debe de haber una evolución y la gente tiene que aprender de sus propios fallos y de su afición. Creo que en algunas cosas no se ha evolucionado, es todo por lo mismo, porque somos como somos.

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