Carmen Prada. Jefa de Salud Mental del Hospital Reina Sofía

"La Salud Mental es la parienta pobre en todos los sistemas sanitarios"

  • La doctora reivindica más recursos para esta especialidad e insiste en la necesidad de promover hábitos de vida saludables tanto en el aspecto físico como en el psíquico

La jefa del servicio de Salud Mental del Reina Sofía, Carmen Prada.

La jefa del servicio de Salud Mental del Reina Sofía, Carmen Prada. / Juan Ayala

Desde que era pequeña, los temas relacionados con la mente siempre apasionaron a Carmen Prada (Hinojosa del Duque, 1959), la responsable del servicio de Salud Mental del Hospital Reina Sofía. En su etapa de estudiante de Medicina tuvo "la suerte" de cruzarse en su camino con Carlos Castilla del Pino, que fue decisivo para que se decantara por la Psiquiatría. El que considera su "maestro" influyó en la configuración de su estructura de pensamiento para afrontar su trayectoria profesional. Con motivo del Día Mundial de la Salud Mental, que se celebra este 10 de octubre, Prada repasa los principales problemas con los que se encuentran las personas afectadas por las patologías psíquicas y los pasos para acceder al circuito sanitario a la vez que reivindica más recursos para esta especialidad.

–¿Por qué hay tanto tabú en torno a las enfermedades mentales?

–Es una circunstancia en la que interviene también la historia. Salud Mental es una especialidad bastante reciente en la Medicina en comparación con otras. Eso ha significado que las enfermedades mentales hayan sido identificadas más tarde que otras dolencias. Ha habido épocas históricas en las que se le daba una significación dentro de la gama de lo espiritual y lo mágico, hasta considerarse como posesiones demoníacas. Dentro de la salud, forma parte de temas considerados menos visibles porque la salud mental es la parte humana ligada a los sentimientos y pensamientos. Eso tiene menos evidencia empírica material de la que en general aceptamos como hechos externos y, por lo tanto, es menos abordable. Por ejemplo, un traumatismo se ha vislumbrado siempre como un daño porque se ve la lesión, sin embargo las enfermedades infecciosas tardaron más porque los gérmenes patógenos tampoco eran tan visibles. Igual pasa con la Salud Mental. Por otro lado, las cuestiones del pensamiento y las emociones son vividas como algo íntimo y lo que no es entendido se tiende a ocultar por un posible rechazo. Eso ha significado que no haya una aproximación o entendimiento de la enfermedad mental como de otras enfermedades tanto en el ámbito social como en el sanitario.

–¿Por qué es importante que haya un Día de la Salud Mental?

–Es un recordatorio de que es un apartado importante de la salud, pero que necesita más recursos. Esta especialidad está, en general, más descuidada que otras en todos los sistemas sanitarios; es la parienta pobre por una situación de circunstancias sociales e históricos acumulados. Este día recuerda que estos problemas existen, son importantes, afectan y causan sufrimiento a un número muy importante de la población mundial y necesita unos cuidados y unos recursos dentro de los sistemas sanitarios y fuera de ellos en lo que se refiere a prestación de cuidados y promoción de estilos de vida saludables tanto en el aspecto físico como psíquico.

"Los famosos pueden dar una visión sesgada de las cuestiones del sufrimiento y de cómo solucionarlo"

–En los últimos meses, personajes conocidos como el cantante Dani Martín y el humorista Ángel Martín han hablado de sus problemas de salud mental y asistencia al psiquiatra. ¿Ayudan testimonios como estos a normalizar estas patologías?

–La publicidad es un arma de doble filo. Hay que hacer estrategias de divulgación para las cuestiones de salud en general y tienen que estar muy bien pensadas y diseñadas de manera que lo que llegue a la ciudadanía repercuta favorablemente en su modo de comportamiento. Cuando un publicista diseña una campaña hace un estudio de la población a la que está dirigida y cuáles son los instrumentos para influenciarla. Lo mismo se debe hacer con las cuestiones de salud. Los personajes famosos, por su modo de vida, pueden dar una visión sesgada de las cuestiones del sufrimiento y de cómo solucionarlo. Sí es bueno que en los medios de comunicación se normalice hablar de las enfermedades psíquicas porque las aleja de esa ocultación y esos espacios de rechazo y estigma. Todo eso nos da una visión más real de algo que es cotidiano: podemos tener una enfermedad en los ojos porque tenemos ojos igual que podemos tener una enfermedad en el pensamiento porque tenemos pensamiento. Si todos nos reconocemos potencialmente susceptibles de enfermar en los aspectos más visibles, en la emoción y los sentimientos también podemos hacerlo.

Carmen Prada, delante de la entrada del Hospital Provincial. Carmen Prada, delante de la entrada del Hospital Provincial.

Carmen Prada, delante de la entrada del Hospital Provincial. / Juan Ayala

–¿Cuántos tipos de enfermedades mentales hay?

–Hay una serie de parámetros diagnósticos para poner nombre a los sufrimientos psíquicos. Hay dos grandes bloques en los que se han dividido de forma clásica las enfermedades mentales. En uno, la persona no tiene la alteración de lo que llamamos el sentido de la realidad, como por ejemplo la depresión. En el otro bloque sí hay una alteración de la apreciación e interpretación de las cosas que suceden, una psicosis. Un ejemplo sería la esquizofrenia. Las personas que padecen estas patologías pueden oír voces o música sin que haya un estímulo externo; es algo que se percibe por la persona como real pero no tiene un estímulo, es decir, es de producción mental y ella no es consciente de que es anómalo. La situación de las emociones puede ser muy intensa y llegar a un punto en el que distorsione la manera en la que nos relacionamos con el mundo.

–¿Pueden derivar las patologías del primer bloque en las del segundo?

–Unos terrenos y otros no son infranqueables, pero no tiene por qué haber una evolución, aunque en la casuística se pueda dar de todo.

–¿Tienen diferente raíz? ¿Puede haber un componente genético?

–Las enfermedades mentales mayoritariamente son fruto de una situación multifactorial, no hay una etiología genética clara en ninguna de ellas. Sí es cierto que hay algunas en las que se identifica una mayor frecuencia en determinados grupos familiares. Por lo tanto, pueden tener un cierto aspecto genético en mayor o menor grado. Estas patologías surgen por una situación de predisposición. Es decir, no somos iguales unos a otros, venimos con una configuración física-psíquica que nos pone en funcionamiento en relación con el mundo. Igual que somos más o menos vulnerables a unas enfermedades físicas, también lo somos a las mentales. El desarrollo vital de una persona desde su nacimiento hace una configuración progresiva de su aparato psíquico y de la manera en la que se relaciona y enfrenta al mundo. Así, va a ir avanzando en el transcurrir de la vida con recursos más poderosos para afrontar unos aspectos y también tendrá otros puntos más débiles. Esa amalgama entre el desarrollo psíquico de la persona y su relación con el mundo (las adversidades, las alegrías…) hace que haya circunstancias en las que pueda entrar en conflicto. Eso se puede traducir en sufrimiento, tristeza o dolor, que no tiene por qué ser enfermedad, o en una situación de mayor gravedad en la que pueda desarrollar, por ejemplo, un cuadro depresivo.

"No todo lo que es sufrimiento psíquico es enfermedad"

–¿Deberíamos cuidar nuestra salud mental igual que cuidamos la física?

–Evidentemente. Es importante el desarrollo de la persona en una situación de seguridad afectiva, no de superprotección extrema porque eso lleva a un no desarrollo de habilidades, pero sí un sustrato de seguridad, de claridad en la interacción con los demás y un desarrollo de la tolerancia de las frustraciones. Todo eso va a permitir que la persona tenga mayores recursos adaptativos frente a la versatilidad de la realidad. El pasar por momentos críticos muy fuertes mantenidos en el tiempo favorece las situaciones de sufrimiento y enfermedad.

Carmen Prada, durante la entrevista. Carmen Prada, durante la entrevista.

Carmen Prada, durante la entrevista. / Juan Ayala

–¿Cada uno puede trabajar su salud mental para mejorarla?

–Sí, se puede hacer. Lo ideal es tener una situación de confort y aceptación de uno mismo y tener expectativas de proyectos de realización personal, pero con un referente no inaccesible. También debe haber intercambios afectivos familiares y con amigos. Esto da lugar a un nivel de seguridad que facilita una vivencia más sana.

–¿Cuándo sería el momento de acudir a un especialista?

–Cuando hay una dificultad para manejar las cosas que uno habitualmente hace en el desarrollo de su vida. Es decir, cuando se produce una situación de sufrimiento en las emociones y eso interviene de una manera desadaptativa en el día a día. Entonces, uno debe acudir a su médico de familia y plantearle su sufrimiento psíquico. El médico hará una valoración de hasta qué punto es una reacción normal a las circunstancias que esa persona está sufriendo o si hay una situación sintomática que necesita una intervención específica de tratamiento. Porque no todo lo que es sufrimiento psíquico es enfermedad, por ejemplo cuando se produce una pérdida personal importante. Sin embargo, hay otras veces en las que el dolor es de una intensidad que desborda las capacidades para enfrentarse al entorno, hay una alteración en la manera de pensar, el rendimiento de la persona empieza a estar mermado, siente cansancio… Estas son situaciones que habría que consultar con el médico.

–¿Qué ocurre cuando la persona no quiere acudir al médico?

–El médico de familia tiene la posibilidad de hacer una visita a domicilio a petición de la familia, como con cualquier otra patología, y en coordinación con el equipo de Salud Mental intervenir para hacer un ingreso urgente. Si surge una situación de crisis, como en todas las emergencias, hay que acudir a Urgencias. Somos una enfermedad como las otras y también para esto. Quien detecte una emergencia debe llamar al 061 o 112 también para temas de salud mental porque hay cosas de muchísima gravedad. Nadie tiene que pensar que por cuestiones psiquiátricas no se le va a dar la misma atención en Urgencias porque tan grave es un infarto como alguien que se quiere matar porque de suicidio también se mueren las personas.

"Nadie tiene que pensar que por temas psiquiátricos no se le va a dar la misma atención en Urgencias"

–¿Cuáles son las enfermedades que veis más en las unidades de Salud Mental?

–Las cuestiones depresivo-ansiosas son las que más se ven por los equipos de Salud Mental de las unidades comunitarias, ocupando alrededor de un 70% de la población que atienden. Además, son más frecuentes en las mujeres que en los hombres. Estos equipos ven toda la patología psíquica, desde esquizofrenias a trastornos bipolares o de personalidad y cada vez más situaciones conjuntas en las que hay enfermedad mental y consumo tóxico. No que el consumo tóxico provoque alteraciones de conducta, sino que hay una enfermedad mental y además consumo de drogas. En esos casos nos coordinamos hasta donde podemos con la red de drogodependencias. La situación de recursos no siempre es tan suficiente como querríamos tanto los profesionales como la población. La Salud Mental está muy necesitada de recursos, aunque también lo están nuestros compañeros de Primaria, que tampoco pueden ya con más, y es un nivel que cuando se desborda repercute en otros niveles.

La especialista en Salud Mental Carmen Prada. La especialista en Salud Mental Carmen Prada.

La especialista en Salud Mental Carmen Prada. / Juan Ayala

–¿Cómo ha incidido la pandemia en la salud mental de la población?

–La pandemia ha puesto a todos en una situación de mayor aislamiento y mayor soledad, pero en las personas vulnerables y con enfermedades psíquicas previas se ha acentuado. Hemos vivido una situación de catástrofe e inseguridad que nos ha puesto los pies en el suelo en el sentido de la vulnerabilidad humana. Esto ha sido una cura de humildad, pero también hemos visto cómo en un tiempo récord han sacado varias vacunas. Por otra parte, también ha habido una crisis económica enorme. Además, Córdoba es una ciudad en la que el menoscabo económico es terrible. De golpe, personas con un nivel medio han tenido que recoger productos básicos de diferentes organizaciones. En esas situaciones se pueden desarrollar síntomas depresivos y ansiosos.

–¿Se ha visto eso reflejado en las consultas?

–Esto último lo estamos viendo ahora. También hay un incremento de la población infanto-juvenil con síntomas de ansiedad, autolesiones, empeoramiento de trastornos de la conducta… Probablemente por el sufrimiento que ha conllevado el aislamiento y el mayor uso de las redes sociales, que parece que comunican pero realmente conllevan una situación de soledad.

"Las redes sociales parece que comunican, pero realmente conllevan una situación de soledad"

–¿A la hora de especializarse, por qué escogió usted este ámbito de la Medicina?

–Los temas de la mente siempre me han gustado mucho y cuando era estudiante me gustó ir por Neurología y Neurocirugía, pero veía que no era del todo lo que quería. Luego, tuve la suerte de tener un maestro, de los últimos maestros que ha habido. Don Carlos Castilla del Pino daba clases cuando yo estaba en la carrera y me fascinaba, así que empecé a estar como alumna interna suya y luego en el dispensario aprendiendo la especialidad. He trabajado muchos años en un equipo comunitario en Montilla, una etapa de las más satisfactorias y enriquecedoras de mi carrera. Mi primer trabajo como adjunto fue en Cabra, después pasé a Montilla, donde estuve 18 años, hasta que me vine al Hospital de Reina Sofía como responsable del servicio.

–¿Cómo le ha influido tener un maestro como Castilla del Pino?

–Para mí ha sido fundamental porque me configuró una estructura de pensamiento y afianzamiento de valores éticos en la relación con los derechos y libertades de las personas. También consolidé el valor del trabajo y del esfuerzo, que ya había aprendido en mi casa con mis padres. Esas grandes figuras como Castilla del Pino, que eran un modelo de conocimiento y estilo, hoy en día se han perdido. Yo tuve la suerte de tener un maestro excepcional.

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