Cándida Ruiz. Presidenta de Cruz Roja Córdoba

“Descubrir la grandeza de Cruz Roja ha supuesto un reto para mí”

  • La abogada montillana ha sido respaldada por el comité provincial de la institución para continuar en su cargo, al que llegó en 2016

  • En esta etapa, la ONG ha logrado llegar a los 20.000 miembros en la provincia

Cándida Ruiz posa en las instalaciones de Cruz Roja.

Cándida Ruiz posa en las instalaciones de Cruz Roja. / Laura Martín

La abogada montillana Cándida Ruiz llegó a la presidencia de Cruz Roja en 2016, un cargo que acaba de renovar gracias al apoyo del comité provincial de la institución. En esta etapa la ONG ha logrado alcanzar los 20.000 miembros y tan solo el pasado año ayudó a unas 78.800 personas.

Los programas que ofrece son tan variados que van desde acompañamiento a mayores hasta atención y prevención de VIH y adicciones o atención en albergues. El empleo es uno de sus pilares, siendo la inserción laboral de los itinerarios con los que cuenta de alrededor de un 40%.

–¿Cómo ha recibido el espaldarazo del comité provincial al apoyarla para que siga como presidenta?

–Con mucha alegría, satisfacción personal y con mucha responsabilidad. Ha sido un apoyo unánime por parte del comité a la renovación de mi cargo y para mí supone un refuerzo en mi compromiso con las personas y con Cruz Roja.

–Entró en 2016 a la presidencia. ¿Qué balance hace de estos años?

–El balance siempre es positivo desde el punto de vista personal, en lo que atañe a mi relación con este cargo, y además cuando entré no tenía mucho rodaje dentro de la institución. Descubrir la grandeza de Cruz Roja ha supuesto un reto. Cruz Roja es la por todos conocida, pero la gran desconocida. Me sorprendí al conocer la cantidad de cosas que desde la institución se hacen por las personas en situación de vulnerabilidad. Por eso, el balance es muy positivo. Cuando lo vi desde el cargo y la representación que ostento, me di cuenta del gran número de actividades y programas que se llevan a cabo en beneficio de las personas. Además, vives momentos intensos. Entre mis funciones está la representación en actos públicos, pero lo que vivo y disfruto son nuestros actos: cuando ves la ilusión y los resultados de personas que han pasado por un ciclo de formación de empleo nuestro, su inserción laboral o el entusiasmo que los mayores sienten con nuestros voluntarios. El balance está en los resultados de nuestra memoria; las cifras siempre esconden detrás vidas y personas.

–Por primera vez Cruz Roja ha conseguido llegar a los 20.000 miembros en la provincia. ¿Son los cordobeses cada vez más solidarios?

–Estoy segura de que Córdoba es una ciudad entregada, consciente de la realidad y que apuesta por los demás. Eso lo notamos en los actos de sensibilización que se hacen en la calle, cuando nos acercamos a los ciudadanos en cualquiera de nuestras campañas. Córdoba es solidaria. Yo tuve ocasión de verlo el año pasado cuando tuvimos a personas derivadas de costas. Ahí se notó que Córdoba está a la altura de cualquier circunstancia para atender y llegar a las personas.

"Córdoba es una ciudad entregada, consciente de la realidad y que apuesta por los demás”

–¿Qué objetivos se plantea para esta nueva etapa?

–Mis objetivos no pueden ser otros que el plan de acción de nuestras institución. Ahora mismo, con mi nombramiento en la asamblea general, se aprueban las líneas estratégicas para el periodo 2019-2023. Son grandes bloques como responder a la evolución de las situaciones de vulnerabilidad en la sociedad, poner a las personas en el centro de nuestra intervención, movilizar a la sociedad en favor de la vulnerabilidad y aumentar las capacidades para la intervención eficaz. Dentro de esos bloques hay un desarrollo completo de todas las acciones que se pretenden llevar a cabo. Mi objetivo personal es seguir estando donde estoy, apoyarme en mi equipo e intentar, desde la posición que tengo como presidenta de la institución, que la labor fluya, que el trabajo se haga, que los voluntarios estén contentos y que esto sea la suma de muchos esfuerzos. Hay que seguir por el camino que vamos e intentar hacer las cosas con eficacia, eficiencia, compromiso y poniéndole mucho cariño. Yo no dejo de ser una voluntaria más.

–Tan solo el pasado año ayudasteis a unas 78.800 personas. ¿Ha ido en aumento esa cifra?

–Las cifras son crecientes, pero esto no responde a que haya más necesidad, que necesidad hay siempre. Nuestra capacidad es cada vez mayor y, por lo tanto, nuestra capacidad de atender es también creciente. Por eso los números van en aumento. Tenemos la suerte de contar con las administraciones públicas, con la solidaridad de muchos cordobeses, de que los voluntarios van en aumento y nuestros equipos de trabajo son fantásticos. Esto hace que el volumen creciente nos dé la capacidad para atender cada día a más personas en situación de vulnerabilidad.

–Pero ese número creciente refleja que la crisis no se ha acabado para mucha gente...

–Evidentemente. Hubo una crisis económica fuerte y las secuelas todavía están. Hace años que ponemos mucho énfasis a la atención a personas mayores. Cada vez nacen menos niños mientras la esperanza de vida es mayor. Hay veces que las familias no pueden atender a sus mayores y para nosotros es una prioridad estar siempre cerca de ellos. Eso se nota en las cifras de los últimos años para acá.

"El acompañamiento que dan los voluntarios a las personas mayores tiene un valor incalculable”

–¿Cómo llegan hasta Cruz Roja esos mayores?

–Tenemos distintas vías de acercamiento como Asuntos Sociales, por nuestro centro de día, a través de familiares e incluso ellos mismos. Los mayores conocen perfectamente a la Cruz Roja y la actividad que tiene. El acompañamiento que dan los voluntarios es algo incalculable. Hacen que los mayores se sientan respaldados y queridos.

–Su relación con Cruz Roja comenzó en 2013. Antes de estar ligada a la organización, ¿imaginaba que había esta realidad social en la provincia?

–No era una persona ajena a la actividad social por otras colaboraciones. Era consciente de la necesidad, pero de lo que nunca fui consciente era de la cantidad de actividades y de la grandeza de esta institución, que hace tanto bien en Córdoba, España y en el mundo. Para mí fue un gran descubrimiento, un tesoro que hay que cuidar y una llamada a mi responsabilidad y mi compromiso.

–¿Hay aún personas que vivan aisladas de esta realidad?

–Hay gente para todo, pero creo que en líneas generales la gente es comprometida y consciente de la realidad que vivimos: cuando no lo tienes en la puerta de al lado, conoces a alguien a través de tus hijos... En Córdoba somos muy especiales en el sentido de que arrastramos una cultura de la vecindad y, aunque eso de alguna manera se ha perdido, creo que casi en los genes se va transmitiendo esa preocupación por el vecino y la familia.

Cándida Ruiz. Cándida Ruiz.

Cándida Ruiz. / Laura Martín

–¿Qué ha cambiado de su vida Cruz Roja?

–El tiempo. Cruz Roja es muy grande y requiere mucho. Desde el primer momento me dijeron que hasta donde yo pudiera entregar, pero es verdad que esto se va metiendo dentro de ti y te va haciendo estar siempre atenta a todo. Compatibilizo mi profesión como abogada con una familia con dos niños ya adolescentes y con Cruz Roja, por lo que me supone mucha entrega del tiempo, que tengo que restar de otro sitio. Quiero pensar que la entrega del tiempo no está tanto en la cantidad sino en la calidad que le dedicas a cada cosa. Así que ahí voy, a veces restándole al sueño.

–¿Cómo está ahora mismo la situación en los centros de acogida que tenéis en la provincia?

–Hemos atendido a 361 personas refugiadas entre Córdoba y Puente Genil tanto en los centros como en pisos de alquiler y el porcentaje de ocupación es del 83%. La mayoría son venezolanos.

–¿Cómo es la convivencia en los municipios donde hay centros de acogida con la población local?

–No hay ningún tipo de conflicto. El centro de Puente Genil ya lleva muchos años y en Baena también tenemos uno. Al principio a las personas nos choca lo que es nuevo, cuando ya nos hacemos a la dinámica todo se normaliza. El otro día una persona me contaba una anécdota de una pregunta que le hicieron a su hijo sobre cuántos inmigrantes había en su clase. El niño dijo que en su clase no había inmigrantes, sino niños. Cada uno puede tener una perspectiva de las cosas, pero creo que hay un sentimiento común por encima de todo de generosidad y comprensión hacia las personas que se ven obligadas a salir de sus países por diversas circunstancias.

–¿Cómo es el rostro de la pobreza en Córdoba?

–Es una lágrima, pero también es una sonrisa porque afortunadamente en Córdoba hay muchas puertas donde llamar. He sido testigo de ver lágrimas convertidas en sonrisas. La pobreza está y se mete en todos sitios; en las familias, en los jóvenes... Creo en esa apuesta positiva porque tenemos la capacidad de transformar la lágrima en una sonrisa.

"Esto no siempre es un cuento con final feliz, pero intentamos que el final sea lo más justo posible”

–Los voluntarios son un pilar fundamental de Cruz Roja.

–Fundamental no, son lo máximo, nuestra fuerza y nuestro motor. Sin ellos no podemos llegar a ningún sitio. Son el brazo tendido, la mano que es capaz de llegar, la voz dulce que escucha a nuestros mayores... Esta es una institución de voluntarios. Hay unos 4.000 voluntarios y 16.000 socios que suman a unas 20.000 personas que entregan su tiempo o dinero para prestar atención a quien lo necesita. Y los voluntarios crecen.

–Y además jóvenes.

–Sí, lo cual es una alegría porque la acción voluntaria vuelve hacia quien la presta. La aportación del voluntario es un crecimiento en valores. Ves la importancia que para esta sociedad tiene la tecnología, que a veces nos aporta mucho positivo, pero también mucho individualismo; y la acción voluntaria entre los jóvenes es un crecimiento en valores de la propia sociedad porque ellos serán el futuro. Cuando me ofrecieron por primera vez el cargo y la posibilidad de meterme en esto dudé por el tiempo y, en el fondo, creo que a mis hijos les ha aportado mucho bien. Las palabras se las lleva el viento, pero cuando te ven entregar tu tiempo a los demás es un ejemplo.

–¿Cuáles son los últimos programas que habéis incorporado?

–Seguimos trabajando en los mismos ámbitos que trabajábamos. Uno de nuestros objetivos es llevar el Marco de atención a las personas (MAP) a los municipios. Hay un cambio de concepto para que cuando la persona llegue a Cruz Roja sea el centro de la atención y los profesionales giren en torno a ella. Es decir, el usuario tiene una persona de referencia que le acompaña durante todo el proceso. Eso se está capilarizando en la red local que tenemos. Intentamos dar una atención íntegra a la persona porque quizás llegue con un problema concreto, pero para solventarlo hay que tocar distintos ámbitos de su vida. Vamos a trabajar en lo que veníamos trabajando y adentrarnos en algunos ámbitos que antes tocábamos en acciones más concretas como la educación medio ambiental.

–¿Se trata de personalizar la atención?

–Efectivamente. Las personas ya no van tocando a las puertas. El MAP se integró dentro de nuestra dinámica hace algunos años, pero hasta que los procesos se implantan necesitan un rodaje; y ya rueda bien.

–¿Es posible salir de la exclusión social?

–Claro que es posible. Hay situaciones en las que es más complicado. Donde se visualiza más es a través del empleo. Volvemos a lo mismo: si no acabas de tener recursos no puedes avanzar. En los actos que tenemos con personas que han pasado por nuestros itinerarios ves en sus caras la satisfacción. Hay quien ha pasado de ser usuario de Cruz Roja a ser voluntario porque se ha dado cuenta de que a él o ella los han ayudado. La forma de trabajar en Cruz Roja conlleva una carga importante de valores y eso remueve por dentro. Desafortunadamente también hay situaciones muy complicadas. Esto no siempre es un cuento con un final feliz, pero intentamos que el final sea lo más justo posible.

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