Fiesta sin fin en Camino de los Sastres, un "infierno" para estos vecinos de Córdoba
Ocio
Esta zona de Ciudad Jardín lleva varias semanas siendo foco de las críticas por haberse convertido en "una zona de botellón para los jóvenes", con el riesgo que ello conlleva para la propagación del covid
En el barrio de Ciudad Jardín, junto a la popular plaza de Costa Sol, la calle Camino de los Sastres se ha demostrado como un entorno ideal para el ocio nocturno. Un sector ahora mirado con lupa por autoridades y vecinos por las molestias que puede llegar a provocar y por su incidencia en la epidemia del covid, más aún en una Córdoba que tiene la mayor tasa de casos de coronavirus de toda España. Porque día tras día, sin que necesariamente sea fin de semana, el público mayormente joven se acumula en los locales de la zona para disfrutar con los amigos, algo natural hasta que el ambiente festivo hace que las reuniones se vayan de las manos hasta llegar a cursar invitación al mayor enemigo de los últimos 15 meses: el virus SARS-CoV-2.
"Sin apenas respetar la distancia de seguridad, consumiendo bebidas alcohólicas y fumando en mitad de la calle hasta altas horas de la noche y utilizando poco las mascarillas" es la queja de los vecinos de la zona, que la comparan con El Arenal y ese ambiente de casi botellón nocturno tan propio de las noches de verano. Porque, hartos de la situación que viven diariamente, aquellos cuyas ventanas de sus domicilios soportan el agolpamiento de la gente y el ruido "constante" son los principales perjudicados.
"Han provocado que casi ni podamos bajar con tranquilidad a tirar la basura o que para llegar al portal tengamos que ir por mitad de la carretera porque por la acera no se puede", recrimina una de las vecinas, que además admite haber visto varias veces a personas mayores con movilidad reducida teniendo que esquivar a los clientes o caminando por la vía porque no podían acceder a sus domicilios.
Lo que parece estar claro es que todos los vecinos de Camino de los Sastres coinciden en que el problema es el mismo: los adolescentes parecen tener manga ancha, a lo que se une cierto "pasotismo" por parte la Policía Local que, aunque atraviesa constantemente la zona, parece mostrarse incapaz de acabar con un problema que afecta a la convivencia desde hace varios meses.
"Coches de policía pasan con bastante frecuencia pero, pese a que las calles están repletas incluso cuando los bares ya están cerrados, nunca se detienen. Y, si lo hacen, no controlan el aforo de los locales, por eso para terminar con este caos lo que hace falta es una vigilancia más seria", asegura Arturo, vecino de la calle.
Otro de los vecinos admite que son muchas las ocasiones en las que, por tener que levantarse a las siete de la mañana para ir a trabajar, ni siquiera duerme: "Y lo peor no es el mal descanso, sino que bajo y está todo lleno de botellas y vómitos", testifica mientras agradece que en verano se va de vuelta al pueblo para evitar tener que soportar más noches en vela y que su hija tenga miedo para salir de casa o volver.
Así, dormir ha pasado a ser uno de los grandes retos para estos vecinos de Ciudad Jardín. Y eso que el horario de cierre actual de los pubs es a las 02:00, y los locales cumplen a rajatabla con esta normativa. El problema viene cuando los jóvenes, tras el cierre, se quedan en la calle haciendo "un ruido infernal y bebiendo". De hecho, los vecinos aseguran que cada semana hay alguna pelea, y que por eso ya evitan aparcar en su propia calle. "No es la primera vez que ventanillas, retrovisores e incluso ruedas amanecen destrozadas", lamenta una vecina.
"Por las noches no nos queda otra que cerrar las ventanas y poner el aire acondicionado", menciona otro vecino, que admite que hay gente que se ha mudado ya "harta de aguantar gritos". Y es que, si sigue así la situación, muchos de los vecinos aseguran que llegará un momento en el que tendrán que hacer algo para acabar con esto, porque de momento solo pueden "sufrir y llamar la atención a la policía, que es la que debe controlar".
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