Bolsillos en números rojos

Los clientes aseguran que comprar en rebajas es un capricho del que tienen que prescindir para poder llegar a final de mes

G. N. J.

01 de agosto 2011 - 01:00

Las inmensas colas para poder pagar en cualquier comercio del Centro de la ciudad durante la época de rebajas es una estampa que ha quedado en el olvido. Ahora predomina el cliente que va a mirar qué hay en las estanterías, pero al que le cuesta gastar. Y es que la mayoría de bolsillos se encuentran en números rojos a causa de la difícil situación económica por la que atraviesa España.

María José Delgado, una joven de tan sólo 27 años, se considera una fanática de las rebajas, pero admite que ha tenido que recortar en este gasto para poder llegar a final de mes. "Soy mileurista, de modo que no puedo gastarme gran parte de mi sueldo en trapitos si quiero hacer frente al pago del alquiler, de la luz, el agua y la comida", dice resignada. "Comprar en las tiendas ropa y calzado se ha convertido para mí en todo un lujo que me puedo permitir muy de vez en cuando y siempre que haya descuentos", asegura.

Al igual que ella, Marina Requena, de 40 años, pasea por la calle Cruz Conde junto a su hija mientras mira los escaparates de todas las tiendas que se encuentra a su paso. "Me encanta comprar ropa y zapatos, pero es imposible en estos momentos darme un capricho cuando tengo que alimentar a mis tres hijos", señala. Además, en estos momentos tiene en mente la llegada del mes de septiembre, cuando tendrá que hacer frente al gasto escolar de sus pequeños. "Todo lo que ahorre ahora es poco para lo que me viene dentro de un mes y medio. Por eso lo de aprovechar las rebajas para comprar algún que otro modelito me lo quité de la cabeza hace tiempo", afirma.

Las más jóvenes son las que más disfrutan los descuentos sobre todo de las tiendas de ropa. Marta Juárez, con tan sólo 18 años, se conoce la mayoría de descuentos que se pueden encontrar en la actualidad en los comercios centrados en un público más juvenil. "Cada semana vengo con mis amigas para ver qué gangas hay y si han rebajado un poquito más alguna de las cosas que más me gustan y que no me puedo permitir porque mi madre no me da el dinero suficiente", dice con una gran sonrisa dibujada en su cara. Su amiga, Rocío Rodríguez, siempre la acompañada a su cita semanal por Cruz Conde. "Yo siempre me compro alguna camiseta, alguna falda o cualquier otra cosa que me haya entrado por el ojo, aunque después siempre me regañen porque me he gastado todo el dinero", comenta entre risas.

Y es que las rebajas son muy golosas para muchos, aunque otros se hayan tenido que diagnosticar como diabéticos para no caer en la tentación.

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