Sanidad

Aumentan las consultas médicas por la caída del pelo a causa del covid-19

Una mujer muestra un cepillo lleno de pelos.

Una mujer muestra un cepillo lleno de pelos. / Shutterstock

El pelo es una de las zonas más sensibles del cuerpo humano y "se entera de todo", aunque lo haga con retraso. Esto es, cuando un agente estresante aparece o entra en nuestro cuerpo, el efecto en el cabello suele aparecer al menos un mes y medio después.

Esto se explica porque primero se detiene la fase de crecimiento del pelo, luego pasa a la fase de catarsis y después entra en la fase de telógeno, que es la caída. Desde que empieza este proceso y hasta que finaliza puede transcurrir un espacio temporal de al menos 45 días. Por eso, muchas veces los pacientes no relacionan la causa y el efecto. Sin embargo, los especialistas tienen que "considerar todos los fenómenos que ocurran en esa persona en torno al mes y medio y tres meses previos".

En los últimos meses, el covid-19 está induciendo "una caída muy grande del pelo" que ha hecho que aumenten las consultas de Dermatología. De hecho, desde el principio de la pandemia los especialistas han recibido muchas preguntas de sus pacientes sobre este problema, según explica la dermatóloga del Hospital Reina Sofía Gloria Garnacho.

"Es muy llamativo porque produce una alopecia grande que incluso requiere tratamiento, pero también es pasajera y autolimitada", aclara la doctora, que es la responsable de la Unidad de Dermatología Pediátrica del centro cordobés. De hecho, los pacientes se asustan porque "se cae bastante el pelo".

Todas las infecciones suelen provocar este fenómeno y con el coronavirus -que también es una infección-, está ocurriendo lo mismo, aunque a mayor escala. "Esto no es algo nuevo, los virus producen una alopecia y se ve mucho en consulta, como con la varicela o el boca- mano- pie de los niños, pero es verdad que ahora está habiendo muchos casos a la vez y lo vemos más".

Incluso puede ocurrir en niños después de las vacunaciones. Por ejemplo, Garnacho explica que en su consulta suele apreciarlo con la vacuna del papilomavirus (que se pone a los 12 años) en torno a un mes después de la inoculación. Según aclara, las vacunas ponen en marcha un mecanismo inflamatorio del sistema inmunitario, por lo tanto se trata de un "estrés inmunológico" que propicia la caída.

Hay muchos tipos de estrés que pueden afectar al cabello, como el quirúrgico (ocurre después de una operación), el farmacológico (causado por la toma de un determinado medicamento) o el estrés médico (surgido tras sufrir una enfermedad), que se añaden a otros causados por el trabajo, las preocupaciones y el ritmo de vida actual.

Además, debido al confinamiento, en estos meses hemos sintetizado menos vitamina D (que tiene un papel importante en la inmunoregulación y en la caída) ya que la mayor parte de la población no ha podido tomar el sol durante al menos tres meses, lo que también ha incidido en este fenómeno.

"Había momentos a lo largo del curso que eran típicos de consultas de alopecia, pero este año desde marzo o abril no han parado, con consultas por teléfono, correo electrónico, videollamadas…, por lo que ha sido un año bastante atípico", apunta la doctora.

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