Urbanismo

Aumenta en más de 200 edificios el catálogo de bienes protegidos de Córdoba

El presidente de la GMU presenta el nuevo catálogo.

El presidente de la GMU presenta el nuevo catálogo. / El Día

Tras 23 años de espera, Córdoba contará ya con un nuevo catálogo de bienes protegidos de la ciudad, que incluye ahora edificios construidos a lo largo de los siglos XX y XXI que no contaban con ningún tipo de protección específica para su conservación en el tiempo. Así, la ciudad pasará de tener 83 a 299 elementos catalogados, que aumentan a 336 si se agregan los arqueológicos. 

El nuevo catálogo, en el que se cuadruplica el número de bienes, se presentará en el Consejo Rector de la Gerencia Municipal de Urbanismo para su aprobación inicial, que incluye un periodo de exposición pública de dos meses para que propietarios de los edificios afectados, públicos o privados, puedan hacer sus alegaciones. El nuevo catálogo trae consigo el suspenso de toda clase de aprobaciones, autorizaciones y licencias urbanísticas en esos inmuebles por un periodo de tres años, o hasta la aprobación definitiva y entrada en vigor del documento. 

Tal y como han explicado este lunes los responsables de su redacción, Moisés Guerrero, Pedro Caro, el arqueólogo de la GMU Juan Murillo y el presidente de la misma, Salvador Fuentes, el ámbito del documento alcanza a todo el término municipal de Córdoba, incluyendo las barriadas periféricas, excepto el área incluida en el Plan Especial de Protección del Conjunto Histórico y del Plan Especial de Medina Azahara.

Los 299 edificios catalogados contarán con nuevos mecanismos para futuras intervenciones y obras de mejora, que irán de acuerdo a su nivel de protección con el objetivo de preservarlos. Se establecen así cinco niveles de protección según la importancia del elemento, alcance de la intervención y de las obras autorizables en el mismo.

Al ser la parcela catastral o urbanística la unidad elemental de intervención, el nivel de protección viene condicionado por el valor máximo aplicable al elemento. No obstante, cada ficha matiza las condiciones de cada parcela. Los niveles de protección pueden tener correspondencia, o no, con la categoría del elemento y son: Protección Integral, una categoría que cuenta con 42 elementos protegidos, Protección Estructural (59), Protección Global (103), Protección Ambiental (42) y Protección Documental (43), esta última categoría antes no existía. 

Con todo ello, los grados de intervención que se admitirán, tanto para obras de mejora como obra nueva, son seis: Grado 1: de conservación y restauración, Grado 2 de puesta en valor y restitución, Grado 3 de adaptación, Grado 4 de redistribución, Grado 5 ampliación, Grado 6 de sustitución. En este sentido, el presidente de la GMU ha querido aclarar que las intervenciones de accesibilidad "no son negociables" y que la idea es dar "una salida útil" a los edificios de la ciudad. 

El catálogo que estaba vigente databa del año 86 y el nuevo empezó a redactarse en el año 2000 con el objetivo de actualizar el patrimonio para "demostrar que la historia y el patrimonio de Córdoba no se queda reducida en el siglo XIX", ha destacado Juan Murillo. Ahora, hay edificios de todas las épocas y barrios, varios puentes romanos, panteones familiares en los cementerios o el Campus de Rabanales, por ejemplo. 

Para escogerlos han influido varios aspectos y se ha hecho "con base científica, meditada y estudiada" que va a llevar a que el patrimonio se enriquezca de manera considerable e importante. Para ello se han tomado en cuenta temas sociales, el interés que despiertan esas obras, los arquitectos responsables de las mismas, que van desde Juan Cuenca, Rafael de la Hoz o Amadeo Rodríguez. Para Pedro Caro, "no solo se trata de protegerlos, sino dar garantía jurídica a las promotoras que vayan a intervenir en los edificios".

El catálogo, además, divide en varias categorías a los edificios. En primer lugar, apunta un total de 30 monumentos, entre los que se incluyen el Rectorado de la Universidad de Córdoba, el Palacio de la Merced, el cementerio de La Salud, o Las Ermitas. En la segunda, se incluyen 183 edificios varios, entre los que se incluyen bloques de viviendas en barrios, somo Sector Sur, Ciudad Jardín o varios edificios de Gran Capitán.

En la categoría conjuntos hay 28 elementos protegidos, entre ellos el barrio de Electromecánicas, la calle Arfe o Encinarejo. Como áreas libres están catalogados 11 elementos, como los Jardines De La Agricultura o la plaza Colón. Como infraestructuras el Ayuntamiento busca proteger varios puentes y como hitos nueve elementos varios, y 22 cortijos y haciendas. Por último, la lista incluye 37 elementos arqueológicos, como Ategua, por ejemplo. 

El Conjunto Histórico, espacio intramuros, es el ámbito donde se concentran con mayor intensidad los elementos singulares de la historia de Córdoba, pero la ciudad, a lo largo de los siglos XX y XXI, ha seguido creciendo y generando nuevos hitos arquitectónicos y urbanos que han dotado de personalidad a sus barrios y han enriquecido el patrimonio cultural. Además, el territorio contiene piezas fundamentales de la arquitectura y las infraestructuras para el conocimiento de la ciudad que deben ser objeto de protección, evitando la destrucción de la memoria común. Por lo tanto, no sólo el centro de la ciudad, sino todo el término municipal está jalonado de ejemplos representativos de nuestro pasado, piezas fundamentales sin las que no es posible comprender la evolución urbana de Córdoba y que, como tales, deben tener garantizada su preservación para uso y disfrute de las generaciones venideras, defiende Urbanismo.

Por lo tanto, la Administración tiene la responsabilidad de incrementar ese legado, garantizando la protección de estos elementos materiales únicos que forman parte del acervo cultural de Córdoba con independencia de la fecha de su construcción, con el objetivo de prolongar su vida útil sin que pierdan sus valores intrínsecos. El Catálogo de Bienes Protegidos que será presentado para su aprobación inicial en el próximo Consejo Rector de la GMU es fruto de un riguroso trabajo dirigido por el arquitecto Francisco Daroca Bruño, sustentado en un profundo conocimiento de los edificios que lo integran, y constituyendo un complemento obligado a las normas urbanísticas.

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