Amalgama de sabores y olores
Los primeros caracoles de la temporada comparten espacio con dulces típicos marroquíes, quesos, parrilladas de carne gallega y todo tipo de embutidos
El XI Mercado Medieval es, ante todo, una enorme cocina donde se pueden oler y saborear comidas de muy distinta procedencia. Desde embutidos artesanales a quesos que llaman la atención por su tamaño o su colorido, desde repostería típica marroquí a panes amasados a mano. El mercado ofrece opciones para saciar todos los paladares. Y este año, junto a las tradicionales parrilladas y las empanadas gallegas, ha abierto por primera vez en la plaza de las Cañas un puesto que ofrece los caracoles más tempranos de la temporada. Eso sí, pasados por el tamiz medieval, preparados en enormes calderos y con cocineros vestidos como en un cuento de princesas y caballeros.
El responsable de introducir esta propuesta tan cordobesa entre los funambulistas y los magos ha sido Francisco Alonso, de Caracoles Torre de la Malmuerta. La temporada comienza en marzo, así que el tenderete está generando curiosidad: "Mucha gente pregunta si están buenos, si no amargan. Son importados de Marruecos, criados con salvado y harina, así que no hay que temer al mal sabor que da la hierba fresca", explicó. En el puesto hay distintas variedades, como los picantones, las cabrillas o en caldo.
A pocos metros, en una enorme parrilla se brasean costillas, chorizos y panceta. El puesto de Manuel Fernández, originario de Lugo, es toda una institución en el mercado medieval. El olor de la gallega es un reclamo para los estómagos vacíos en varias manzanas a la redonda: "Es carne de primera calidad, traída de Galicia", explicó el empresario. Junto al lacón, los cachelos de patatas o el chorizo criollo, el mayor reclamo es el pulpo, cocinado a la gallega, "como no podía ser de otra manera". La receta "es muy fácil", pero el toque secreto "no hay manera de que lo suelte el cocinero".
De otras latitudes ha llegado por primera vez al mercado la jaima de Youssef Jouihri, un marroquí que ofrce en la plaza de las Cañas los sabores propios de Djma el Fnaa, la plaza de Marrakech en la que cualquier cosa es posible. "Me gusta, me encanta Córdoba", reconocía ayer mientras preparaba un té a la menta a la manera tradicional de su país. Y para acompañar la bebida, todo un surtido de dulces del recetario de la pastelería árabe entre los que elegir: de pistachos, almendras, con agua de azahar, coco con mantequilla, de sémola de trigo, con anacardos o el shebakia, con semillas de sésamo, que suele consumirse durante el Ramadán. Un consejo de Jouihri: "El té verde con yerbabuena es antioxidanet, ayuda a expulsar líquidos, previene el cáncer de colon y ayuda al hombre a calentar motores".
Otro buen número de propiedades posee la miel que la empresa cordobesa Apicor comercializa. Con efectos antisépticos y antibióticos, su variedad de eucalipto ha recibido el primer premio en un concurso celebrado en Andalucía, explicó la responsable del comercio, Mercedes López. Las colmenas están diseminadas por Sierra Morena y la Subbética y, gracias al trabajo trashumante, la empresa consigue aprovechar las 0diferentes floraciones. "Ahora en invierno, es buenísima para evitar el resfriado", aconsejó López.
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