Agrupaciones musicales: una formación completa

Loco por la música

Para los centros de enseñanza profesional, tener una agrupación supone entrenar a los alumnos de los instrumentos de viento en lo que es su hábitat natural: la banda de música

Un concierto de la Orquesta.
Un concierto de la Orquesta.
Harold Hernández

01 de marzo 2020 - 04:00

La importancia que tiene para los centros de enseñanza musical la existencia en su seno de unas agrupaciones instrumentales en toda regla es incuestionable. Este calificativo lo tienen las orquestas sinfónicas y las bandas de música por la cantidad de instrumentos que la conforman.

Cierto es –como ya se explicó en el artículo de la Banda de Música en Córdoba ó mas bien la falta de ella y la necesidad de implementarla– que casi todas las municipalidades poseen una banda de música con mayor o menor fortuna y nivel, auspiciadas por los ayuntamientos, lo cual hace que exista interés manifiesto por las partes implicadas en mantener una parte importante del acervo cultural de la región. Ello despierta curiosidad en la población hacia este tipo de formaciones musicales y disposición de los futuros alumnos en los conservatorios por estos instrumentos.

También existen agrupaciones patrocinadas por cofradías y hermandades, pero son pocas y su dedicación es casi en exclusiva a interpretar obras de carácter eclesiástico y procesional, pero también fomentan el gusto y el interés por la ejecución musical.

Para los centros de enseñanza profesional, tener una agrupación de este tipo supone no solo imbricarse directamente con la cultura más tradicional y llana de la zona en la que nos encontramos, sino entrenar a los alumnos de los instrumentos de viento en lo que es su hábitat natural: una banda de música. Se da por conocido que casi todos los instrumentos tienen cabida en la agrupación musical por antonomasia: la orquesta.

En esta gran formación, tal y como se conoce hoy, está mayoritariamente formada por instrumentos de cuerdas: violines, violas, violonchelos, contrabajos y, en menor medida en el número de ejecutantes, por instrumentistas de viento madera y metal. Pero, ¿qué ocurre con los instrumentos de viento que no pertenecen a una orquesta? ¿Dónde se desarrollan los saxofones? ¿ Y los bombardinos? ¿Hacia dónde se dirigen los que no tienen la fortuna de pertenecer a una orquesta?

Muchos dirán que el auge en la utilización en la música popular de algunos de estos instrumentos es una vía de escape. De ahí la importancia que tiene que con la mayor celeridad posible se terminen de implementar y completar todas las enseñanzas instrumentales de viento en los centros de enseñanza profesional de la comunidad, con vistas a que todos los centros tengan la posibilidad de contar con agrupaciones de tanta importancia para la formación de los futuros interpretes.

Existen, sí, agrupaciones mas pequeñas como orquesta de cuerdas, grupo de metales y hasta formaciones poco ortodoxas como ensemble de saxofones, octeto de trombones, entre otras, y a veces hasta ensemble flamenco donde se integran instrumentos de diversas familias en la fusión de este tipo de música.

La mejor escuela para un instrumentista de viento es una banda de música, lugar en el que se desarrollan realmente y pone en acción la técnica y los recursos que aprenden en cada clase de lenguaje musical, instrumento, análisis, etc.

Eso es así porque los estudiantes deben tener una formación integral, la cual reciben, pero luego han de ponerla de manifiesto en el momento cumbre de su razón de ser como músico, el momento de la ejecución y/o interpretación musical. Es ahí donde en realidad se ve si lo aprendido ha calado, si ha sido comprensible, si ha valido la pena el esfuerzo de tanto tiempo dedicado al estudio.

En una banda de música todos los instrumentos son de gran importancia, unos por su labor de voz superior o soprano –que suele llevar la melodía–, otros por su labor de enlace tonal y entre voces y por supuesto los instrumentos que sustentan todo el entramado musical, los que realizan labor de bajo armónico, sin los cuales sería casi imposible realizar una interpretación efectiva y como corresponde.

Se puede llegar a la conclusión de que un centro de enseñanza que no cuente con una buena banda de música está faltando al trabajo ineludible de formar en su justa medida a los estudiantes instrumentistas de viento para su posterior desarrollo y está desaprovechando la oportunidad inestimable de fomentar la continuidad de una agrupación musical que sea representativa de las mas profundas raíces musicales del pueblo español. Creo fehacientemente en que este hecho sea valedero para ayudar a impulsar la idea de la utilidad de esta formación musical.

En la provincia de Córdoba existen tres conservatorios profesionales y dos de ellos, Lucena y Pozoblanco, carecen de la enseñanzas de todos los instrumentos de la plantilla instrumental, con lo cual se enrarece la completa formación que los alumnos merecen, pues no solo afecta a los que no están presentes y aspiran a ello, sino que impide la de los que ya están estudiando.

En fechas recientes tuvimos la buena nueva de que los conservatorios de Pozoblanco y Lucena veían cumplidas una de sus reivindicaciones instruméntales siéndoles concedidas las especiales de Trompeta al centro pozoalbense y Tuba al lucentino. A pesar de estas buenas noticias, no es suficiente. Hay que aunar fuerzas para que esta falta sea subsanada en su totalidad a la mayor brevedad posible.

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