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El 33% del arbolado de las calles de Córdoba tiene problemas de salud y de crecimiento inadecuado. Así se recoge en el Plan Director de Arbolado de Córdoba encargado por el Ayuntamiento, un documento que plantea una planificación a medio y largo plazo para preservar, ampliar y poner en valor el bosque urbano de la ciudad, con objetivos como aumentar la cobertura arbórea.
En el apartado de diagnosis del estado actual del arbolado que incluye el plan se insiste en que las deficiencias en el crecimiento se dan sobre todo en los ejemplares jóvenes con copas envejecidas, "en muchos casos provenientes de un suministro deficiente de la planta y con perímetros excesivos para su adaptabilidad y desarrollo posterior, o en nuevas plantaciones de no más de 10 años".
Dentro de las problemáticas detectadas en ese diagnóstico, la gestión del riego no es la correcta en el 39% del total del arbolado y en el 38% del total en el caso de la gestión de podas, tema este muy importante. De hecho, en el plan se detalla que las roturas de ramas suponen, "por las podas severas o situaciones de estrés puntuales (como las que se producen en condiciones de sequía y altas temperaturas)", el 70% de las incidencias peligrosas que pueden sufrir los ciudadanos cuando se producen temporales o vientos fuertes.
El diagnóstico del plan refiere que uno de los problemas más importantes en la ciudad en lo que respecta a la gestión de podas se produce en el arbolado envejecido de gran porte. Refiere que este arbolado tiene su estructura debilitada por podas agresivas continuas en el pasado, "donde se ha de gestionar el riesgo de rotura de estas estructuras mediante podas periódicas o podas de alternancia". Este problema afecta a poblaciones de olmos y melias, mayoritariamente.
Tras los problemas que ha traído consigo la mala gestión de la poda, el 20% de esas incidencias peligrosas para el ciudadano se debe a vuelcos por roturas o pudriciones del sistema radicular del árbol, asociadas a raíces superficiales, estranguladas, defectos de producción de la planta, afecciones por obras, etcétera. Y el 10% restante de esas incidencias peligrosas se debe a roturas de troncos debido a colapsos, normalmente por cavidades o pudriciones.
Asimismo, se destaca que un 36% de los alcorques que hay repartidos por la ciudad presentan deficiencias, haciendo hincapié en la configuración de los mismos, con dimensiones muy reducidas "como para permitir un correcto desarrollo radicular y que interviene mecánicamente en el arbolado adulto". También relacionados con los alcorques se destaca la presencia de resinas, "elemento inadecuado para permitir la suficiente aireación y entrada de agua al alcorque"; suelos altamente compactados, "con la existencia de raíces superficiales", y un volumen insuficiente de suelo disponible y sustratos inertes "inadecuados para el desarrollo de las raíces".
El patrimonio arbóreo de la ciudad de Córdoba está formado por un total de 87.218 unidades, con 83.840 unidades arboladas y 3.378 unidades de palmeras inventariadas. Si se incluye otro arbolado de titularidad municipal, como los espacios de masas forestales de carácter urbano, parte del arbolado del Anillo Verde o de los bosques periféricos que mantiene el Ayuntamiento, de equipamientos y zonas verdes, se llegaría a las 130.367 unidades.
Ese patrimonio se compone de 197 especies distribuidas en 90 géneros y 43 familias, con una presencia muy alta de naranjos (29.337 unidades), almaces (8.900) y plátanos (5.945). Estas especies conforman el 50% de la población arbórea, siendo la población de naranjos un 33%, "índice excesivo conforme a las recomendaciones del 10% máximo según la regla Santamour, sobre todo en viario, en las calles", destaca el documento del plan. "Por ello se concluye que la diversidad de especies arbóreas en Córdoba es media-baja", se añade en el informe.
La regla Santamour es una directriz establecida por el patólogo forestal Frank S. Santamour en 1990 para promover la diversidad de especies en la planificación de árboles urbanos y evitar el riesgo de plagas y enfermedades. También es conocida como la regla 10-20-30 y recomienda que ninguna especie debería representar más del 10% del total de árboles plantados; ningún género debería ocupar más del 20% del arbolado, y ninguna familia debería componer más del 30% de la plantación total de bosque. Esta regla defiende que al diversificar la especie, el género y la familia de los árboles, se reduce el riesgo de que una sola enfermedad o plaga pueda destruir gran parte de la cobertura arbórea en un área.
El plan destaca que con respecto a la distribución del arbolado se observa que "no existe una homogeneidad de la presencia del mismo en los diferentes barrios de Córdoba, estando el 55% del mismo en Norte Sierra, Poniente Sur, Sur y Soroeste". En el plan se insiste asimismo en que para determinar una conclusión respecto a la biodiversidad que debe regir en la ciudad se han realizado diferentes análisis de los que se concluye que se debería de aumentar la diversidad de especies, "con prioridad alta en el arbolado viario de las calles de los barrios de Oeste-Sierra, Sureste, Sur, Centro y Levante, y con prioridad media en los viarios de las calles de los barrios de Noroeste, Este-Campiña y Poniente Sur".
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