La actriz Sigourney Weaver inauguró este jueves la Berlinale con Mi año con Salinger, exhibida fuera de concurso, que se aproxima al escritor de culto para tejer alrededor una película romántica y dulzona. “Soy consciente de que mi personaje no es amable. Soy una mujer madura, atrincherada en mi torre de marfil”, explicó Weaver acerca de su personaje en el filme, dirigido por el canadiense Philippe Salardeau y basado en la novela autobiográfica de Joanna Rakoff.

Weaver es, en la ficción, una tiránica agente literaria obsesionada en su mandato de preservar a Salinger de toda injerencia externa. El papel protagonista corresponde a Joanna –Margaret Qualley, que afianza su carrera tras su papel en Érase una vez en... Hollywood–, la joven auxiliar cuyo cometido consiste en leer, dar respuesta impersonal y luego destruir las cartas de admiradores destinadas al autor.

Otro protagonista del día fue el presidente del jurado, el actor Jeremy Irons, que aprovechó la jornada inaugural para reivindicar los derechos de las mujeres y distanciarse de antiguas declaraciones suyas. "Quiero dejar claro de entrada que apoyo, de todo corazón, los movimientos contra los abusos contra la mujer, así como las legislaciones para el aborto libre", dijo, entre aplausos, en su presentación al frente del jurado internacional.

La presente edición de la Berlinale, la número 70, es la primera del festival bajo su nueva cúpula bicéfala, formada por el italiano Carlo Chatrian y la holandesa Mariette Rissenbeek.