Las defensas del ex presidente de la Junta y de los otros ex altos cargos condenados por los ERE emplean todos los resortes legales para intentar que pasen las Navidades en casa
El motivo es que las defensas están utilizando todos los resortes legales que tienen a su disposición para tratar de retrasar lo que, por ahora, parece inevitable. El objetivo a corto plazo es que puedan pasar las Navidades en casa y no en la cárcel. La cuenta atrás se inició ese 15 de noviembre y se está convirtiendo en una lenta agonía para los condenados y sus familias. Sólo una auténtica sorpresa de última hora, ya sea por parte del Tribunal Supremo –que acaba de admitir a trámite los incidentes de nulidad– o del Gobierno central, en relación con el indulto parcial, podría dar un giro en el que son ya pocos los que confían.
Mientras tanto, los abogados de los ex altos cargos, como es lógico, siguen abrumando a la Sala con peticiones y recursos para dilatar todo lo posible la resolución definitiva del tribunal y comience a contar ese plazo de los diez días.
El auto que rechazaba suspender el ingreso en prisión daba a las defensas un plazo de dos días –que en realidad se extiende a tres porque se suele conceder un día más de gracia– para presentar un recurso de súplica pero, dos semanas después de que se dictara esta resolución, hay algunas defensas que todavía no han agotado dicho plazo.
Y esta situación es posible porque, al menos una de las defensas, solicitó a la Sala una aclaración de ese auto, lo que motivó que el tribunal tuviera que emitir un nueva resolución en la que, según fuentes del caso, la aclaración fue estimada.
Lo que se persigue con todos estas peticiones y recursos es dilatar el ingreso en prisión, en principio, hasta después de las Navidades, a cuatro semanas ya de la Nochebuena. Se trata de una especie de Salvar al soldado Griñán –como la célebre película protagonizada por Tom Hanks, titulada Salvar al soldado Ryan–y, de paso, al resto de la tropa, empleando todas las garantías que ofrece el ordenamiento jurídico. Es lo que podríamos denominar como la “operación Navidad” de las defensas.
Si no se logra el objetivo va a ser por muy poco. Supongamos que la próxima semana hubiera una resolución definitiva declarando firme el auto que acordó los diez días. Eso haría que el plazo de ingreso voluntario se situará justo en la semana del puente de diciembre o inmediatamente después del mismo, a menos de dos semanas de las Navidades. Sea cual sea la decisión que adopte el tribunal no estará exenta de críticas. Si permite retrasar el ingreso hasta después de las fiestas, habrá quien hablará de privilegios a los políticos condenados, a pesar de que es frecuente que reos anónimos –que no generan ninguna repercusión mediática– ingresen después de la fiesta de Reyes Magos.
Odia el delito y compadece al delincuente, sentenció Concepción Arenal
Con independencia de la posible polémica, lo cierto es que si los condenados entran después de las Navidades no se genera ningún riesgo. Siempre han estado a disposición del tribunal en los más de once años que han pasado desde que se inició la instrucción de los ERE, por lo que no hay riesgo de que ahora no vayan a acatar las decisiones judiciales. Tampoco hay que olvidar la edad de los condenados, algunos con problemas de salud, y que la Justicia se administra a personas por personas. Y la humanidad es una característica loable, como la compasión.
Odia al delito y compadece al delincuente, como sentenció Concepción Arenal.
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