Monticello
Víctor J. Vázquez
Más allá de la corrupción
En una ciudad acostumbrada a retrasos de meses y años en sus grandes obras, se agradece que los trabajos en El Realejo sólo se hayan demorado 15 días. Quizás por eso los operarios se esmeraban el viernes por la mañana en dejar los adoquines de la calle como los chorros del oro antes de que el tráfico los mancillara. Y es que no hay nada más bonito que el amor al trabajo bien hecho.
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