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Sigue la descomposición

  • La grada señala por primera vez a Carrión y a la nueva directiva en otra tarde frustrante en El Arcángel

  • El resultado ensombrece el emotivo homenaje al 'Litri' de los prolegómenos

Sigue la descomposición

Sigue la descomposición

Resulta curioso observar una hora antes del pitido inicial la llegada de los primeros aficionados a El Arcángel. En Tribuna, y es de suponer que en el resto del campo, los primeros minutos en el estadio hay que dedicarlos normalmente a limpiar el asiento. Es admirable la capacidad que tiene el fútbol para absorber cualquier cosa negativa y hacer a la gente pasar por el aro. Si uno acude al cine, al teatro, a un museo... lo mínimo que espera es encontrar las instalaciones en un estado más o menos decente. De lo contrario, lo normal es poner el grito en el cielo, y con razón, pero eso en el fútbol parece ya hasta normal. No fue ese detalle, sin embargo, el que hizo estallar a la grada contra el palco. Los nervios del respetable se desataron de nuevo con la enésima decepción del equipo, que ensombreció el homenaje previo al Litri, después del tercer aniversario de su muerte.

Ya sabe Alejandro González, el nuevo presidente del Córdoba, lo que es recibir una sonora pitada de su afición. ¿Qué habré hecho yo para merecer esto? Debió pensar el hijo del máximo accionista de la entidad. Y hasta tendría razón, porque la verdad es que poco le ha dado tiempo a hacer. El problema es que a la gente la puedes engañar una vez, incluso dos, pero a la tercera quien más y quien menos empieza a sospechar. Carlos González, el máximo accionista de la entidad, dio un supuesto paso atrás y colocó a su hijo al frente de la entidad. Una maniobra cuanto menos sospechosa respecto a la supuesta intención de González de apartarse de la gestión del equipo, pero en todo caso será el propio Alejandro el que con sus actos refuerce o desmienta esas sospechas. De momento, trabajo tiene para ganarse a un afición que dejó patente en el partido de ayer ante el UCAM que sigue viendo -valga el símil- el mismo perro, con distinto collar.

Mientras el equipo se desvanecía, en la grada se celebraba la derrota del Sevilla en Barcelona

Una de las medidas más perentorias y que la grada pide con insistencia es que desde arriba se abra el grifo financiero para que la dirección deportiva pueda reforzar la plantilla en las pocas horas que restan antes del cierre del mercado invernal. Aunque visto lo visto ayer, ni una lluvia de millones parece la solución a los problemas del equipo.

Los pitos de la grada los compartieron ayer la directiva y el técnico blanquiverde, un Luis Carrión que por primera vez fue señalado por el respetable, aunque de manera mucho menos mayoritaria. Unos reproches que debieron hacer mella en el técnico, visiblemente afectado en sala de prensa tras el partido.

El caso es que entre reproches y malas caras la temporada sigue avanzando y el Córdoba continúa sin ganar un partido en casa desde el 24 de septiembre (salvando el triunfo copero de noviembre ante el Málaga). La descomposición no se detiene y muchos parecen querer ver la paja en el ojo ajeno antes que la viga en el propio. De otra manera no se explica la alegría que despertaban en la grada los goles del Espanyol contra el Sevilla mientras el Córdoba se venía abajo en el césped.

Toda esa mezcla de sentimientos negativos terminó por empañar el sentido homenaje tributado a Francisco Ferrer Calzado, el Litri, insigne cordobesista que hace ya tres años que nos dejó. Además de un respetuoso minuto de silencio en su memoria, el club colocó un ramo de flores blancas junto a la grada de Preferencia, en señal de respeto por uno de los personajes más entrañables y admirables en la historia del club. El tiempo pasa muy deprisa y las penas no se alejan de El Arcángel, mucho más triste desde que su luz se apagara. Buena falta le haría al equipo blanquiverde la alegría sincera que Litri transmitía para empezar a levantar una temporada que se está tornando funesta para el Córdoba y su afición.

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