educación

Cuando la ciencia reúne a 10.000 personas

  • Éxito en una nueva edición de la actividad de la Asociación del Profesorado de Córdoba por la Cultura Científica que reclama más apoyo a estas enseñanzas

Alrededor de 10.000 personas caminaron ayer por el Vial Norte disfrutando de la ciencia aportada por las mejores manos posibles. Anemómetros caseros, lentejas bailarinas o papel que no se moja fueron algunos de los experimentos que alumnos de Primaria y Secundaria de más de una treintena de centros educativos de la provincia mostraron a los curiosos que querían conocer un poco más de todo este mundo tan interesante. El Paseo por la Ciencia, organizado por la Asociación del Profesorado de Córdoba por la Cultura Científica y el Ayuntamiento, volvió a ser un éxito un año más y dejó claro lo preparados que están los más de 1.000 estudiantes que pusieron su grano de arena para demostrar que la gravedad o la termodinámica se pueden aprender de muchas maneras distintas.

"Pretendemos llevar la ciencia a la calle mediante la realización de experiencias por parte del alumnado y del profesorado de diferentes centros educativos de la provincia. De esta forma queremos reivindicar una mejora de las enseñanzas científicas en nuestras escuelas e institutos y, además, mostrar a toda la ciudadanía que la Ciencia forma parte de la Cultura y está al alcance de todos y todas", explicaron desde la organización. Esto supone que la actividad no sea un mero gesto festivo, que también, sino una reivindicación de las enseñanzas de ciencias y su mayor aplicación en los centros.

Los colegios Franciscanos o el Juan de la Cierva de Puente Genil y los institutos Fidiana o Maimónides fueron algunos de los centros participantes, a los que también se les unieron instituciones como el Instituto Maimónides de Investigación Biomédica (Imibic), el Instituto Universitario de Investigación en Química Fina y Nanoquímica o el Real Jardín Botánico Imgema, entre otros. Entre las decenas de carpas instaladas en el Vial Norte estaba Rosa, de 13 años, explicándole a otra niña, de unos cinco, que una estructura hecha con apenas una decena de bajalenguas (los palitos de madera que usan los médicos para examinar la boca y la garganta) podía aguantar kilos y kilos sin desmoronarse debido a una colocación milimétrica.

También los había de los enganchados a las redes sociales -en realidad, un gran porcentaje de los participantes- y que diseñaron un fotomatón que en cuestión de segundos hace una foto y la saca a color (en papel de folio tamaño A4) para llevarse un recuerdo diferente de otra edición más del Paseo por la Ciencia.

Y claro, los alumnos no hicieron todo esto solos. Los profesores fueron la clave en esta actividad cada vez más multitudinaria. José, profesor de Secundaria ataviado con una camiseta de moléculas para la ocasión, contaba que "los alumnos siempre suelen prestar más atención cuando tienen cosas entre las manos". "Con la práctica", añadió, "se consiguen más cosas que con la teoría porque aparte de que todo entra mucho mejor, las asignaturas de Física o Química se hacen menos tediosas de lo que suelen ser normalmente", bromeaba -siempre con algo de razón-.

Y está claro que allí no hubo nadie que tuviera tiempo de aburrirse. Comprobar cómo los refrescos azucarados son malos para el cuerpo humano, el funcionamiento de una dinamo, la influencia de los ácidos a la hora de determinar el color de un líquido o la electricidad que puede dar frotar un globo inflado contra un jersey fueron algunas de las demostraciones que más interés despertaron entre los asistentes. Eso sí, todo tenía su atractivo, porque no hubo ni un solo puesto de los instalados que se quedara vacío ni un solo instante. "Nos da igual tener que hacer cosas así en sábado", comentaba Antonio, de 12 años, "porque al menos podemos demostrar lo que sabemos y que la gente se quede con la boca abierta".

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