Puerto del Calatraveño

Semana de Pasión en Pozoblanco

  • Los seis concejales del PSOE de Pozoblanco han pedido a las direcciones provinciales y regionales socialistas que obliguen al alcalde, Benito García de Torres, a dimitir y él los ha dejado como ediles rasos

PRIMERA estación: El alcalde es condenado a muerte política (dimitir, para suavizar la cuestión). Los seis concejales de su misma estirpe ya no le aguantan más. Creen que se ha proclamado en todopoderoso socialista, lo que consideran algo así como una blasfemia a la causa de Pablo Iglesias. "No tenemos más Dios que el partido", han proclamado pidiendo a Poncio Durán Pilatos, procurador del PSOE en Córdoba, que le obligue a pasar a mejor vida municipal. No hay vuelta atrás, ni por quién canjear la pena. "¿A quién queréis que os libere, a Benito o a Barrabás?", les grita Poncio a la militancia. "A Barrabás", le contestan, "al otro oblígalo a dimitir", añaden. El procurador está asombrado. "Yo me lavo las manos, vosotros, la militancia, tenéis la última palabra", les proclama.

Segunda estación: El alcalde con la cruz a cuestas. En el pueblo hay quien lo ve como la víctima fagocitada por su propio partido y hay también quien está convencido de todo lo contrario, que se ha tomado su poder como si fuera Fernando VII. A él no le queda más remedio que coger la cruz de la situación y caminar hacia El Gólgota de la expiación política. No hay milagros que valgan y sus enemigos PPsaduceos, IUlevitas y nacionalistas ya se frotan las manos viendo como el PSOE se desgasta. Por orden de Poncio Durán, el madero lleva la inscripción UGT en la cabecera para recordar su pasado como rey sindicalista.

Tercera estación: El alcalde cae por primera vez. Benito cae en la cuenta de que si hay que morir políticamente, qué mejor que morir matando. Se niega a poner la otra mejilla y contraataca quitándole la mayoría de sus competencias a sus concejales socialistas, lo que contribuye a enrarecer aún más la situación. (Mientras, suena una saeta: Aaayyy, se veía venir desde hace meses / se veía venir desde hace meses, cuando la oposición te intentó poner una moción / Aaayyy, y al final te has quedado solo, al final te has quedado solo y lo dejas o te echan del sillón).

Cuarta estación: El alcalde cae por segunda vez. Benito cae por segunda vez en la cuenta de que más vale no quedarse solo del todo y deja a dos de sus concejales con delegaciones. La carga que se ha echado en lo alto es pesada, tanto que ni el Cirineo podría aguantar el peso de casi todas las competencias municipales.

Quinta estación: El alcalde cae por tercera vez. Benito cae por tercera vez en la cuenta de que se puede hacer presión política en un momento en el que el Dios partido está inmerso en una profunda renovación tras la marcha del profeta Manuel Chaves a la Jerusalén de la Moncloa. No obstante, la militancia parece soberana y grita "césalo, césalo".

Sexta estación: Las seis negaciones de los concejales. Se ha cumplido la profecía con la que finalizaron hace meses las negociaciones de la frustrada moción de censura los grupos municipales que no son de la estirpe del PSOE: "Antes de que cante seis veces el gallo que corona el pozo blanco, le habréis negado otras tantas veces". "Oye, ¿tu no eras de los que ibas con Benito?", le preguntan al apóstol Serafín [Pedraza]. "Yo no conozco a ese hombre", contesta el más cultural de los concejales, por poner un ejemplo.

Séptima estación: El alcalde es colocado en el sepulcro con una lápida que pesa más que la del Valle de Los Caídos por si se le ocurre resucitar. Hay quien espera un milagro.

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