Provincia

Mucho más que una experiencia religiosa

  • La versión pozoalbense de la romería de la Virgen de Luna inicia hoy una serie de fiestas marianas que se desarrollan en los 17 municipios durante casi todo el año

Tanto para el creyente como para el que apenas se cuestiona la fe católica, las devociones marianas en Los Pedroches van más allá de lo religioso. Las romerías en las que se las venera se han convertido en el encuentro perfecto con quien hace tiempo que no se ve. Además, las imágenes dan nombre a muchas de las vecinas -ahora menos que antes- y unen a distintos pueblos en torno a un mismo sentimiento, que en épocas menos culturizadas traían consigo disputas. La historia cuenta, por ejemplo, que en 1681 Pozoblanco se querelló contra Villanueva de Córdoba por el rapto de la Virgen de Luna, que ahora comparten. También cuenta que si Belalcázar no acudía a por la Virgen de la Alcantarilla cada último fin de semana del mes de abril a su ermita se la llevaba la localidad pacense de Monterrubio de la Serena. Mención aparte merece la de Guía, que comparten Fuente la Lancha, Hinojosa y Villanueva del Duque, además de Alcaracejos.

El año romero mariano en Los Pedroches se inicia hoy domingo de sexagésima -el anterior al de Carnaval, o lo que es lo mismo, diez días antes del Miércoles de Ceniza-, que suele caer en febrero. Ese día, la tradición manda que el protagonismo recaiga en la Virgen de Luna y en su cofradía -fundada en el siglo XV-, de carácter militar. Los hermanos tienen el privilegio de permanecer cubiertos ante la imagen con uniformes que son un riguroso traje negro y cordones rojos de seda, que caen por la espalda en lazo rematado por dos borlones. Portan espadín, escopeta y cuerno para la pólvora y muestran su devoción a base de disparos reiterados de escopeta.

Previamente, han tenido lugar los actos que concluyen en la llamada romería de traída. Así, ayer y los dos días anteriores, el tambor salió a las calles pozoalbenses para visitar los domicilios de los cofrades. También ayer se celebró el pregón de la fiesta mariana y la despedida del carro de la comida, al mando del sargento de la cofradía, partiendo de la casa del capitán, para pasar por la parroquia de Santa Catalina y continuar el camino habitual hacia el santuario.

Los romeros se encontrarán con un santuario reformado por el Ayuntamiento para la ocasión. Una de las grandes novedades es la colocación de un pedestal de 1,40 metros de altura y diseñado en granito de la tierra en el que se colocará la imagen durante los actos que se celebrarán en su honor. El objetivo de esta actuación es que los hermanos puedan rodear a la Virgen durante su veneración y acercarla además aún más a sus devotos.

Algo más de una par de meses después, el calendario ha querido que vuelvan a coincidir un año más la romería belalcazareña de la Virgen de la Alcantarilla y la hinojoseña de la Virgen de la Antigua. La primera tiene lugar el último fin de semana de abril, mientras que la segunda se celebra dos domingos después del de Resurrección. Como suele ocurrir en años de coincidencia, los belalcazareños no podrán acudir a la cita hinojoseña y viceversa, encuentros ineludibles para unos y otros que viven en municipios vecinos, apenas separados por algo más de ocho kilómetros.

La principal novedad que presenta la Alcantarilla es la de su hermano mayor. José Medina ha cedido el bastón de mando a Francisco Blanco tras llevarlo más de dos décadas, después de que la nueva normativa del Obispado impida que alguien puede ostentar el cargo más de 8 años consecutivos. La estampa con la que se queda todo el que vive la romería es la del paso del río Zújar a primera hora del domingo. Da igual el agua que lleve. Son cientos los que pasan la imagen agarrados a unas cintas de colores que se le atan al trono. La llevada -que se lleva a cabo el primer lunes de octubre- se ha convertido poco a poco en un a pequeña fiesta.

Pueblo, camino y santuario son tres elementos básicos de la festividad de la Virgen de la Antigua. Uno de los momentos más emotivos de la romería es la procesión de la antorchas, cuando la imagen vuelve a la Fuensanta, pozo donde según la tradición y la leyenda fue encontrada tras finalizar la Reconquista. Antes, el Domingo de Resurrección, El Guijo celebra la romería de la Virgen de las Cruces, imagen honrada también en romería por Santa Eufemia el 1 de mayo. El origen de esta devoción se remonta a los años de 1548 a 1560, en los que los vecinos de esta última localidad, junto con los de El Guijo y Torrecampo, salieron indemnes de una epidemia que asoló Los Pedroches. Los tres pueblos veneraban a la imagen en el actual santuario de la Virgen de las Cruces (ubicado en El Guijo). También en Domingo de Resurrección este último municipio vallesano celebra otra romería, la de la Santa. Un día después, el Lunes de Pascua, le toca el turno a El Viso y su Virgen de Vallehermoso, que no es la patrona de la localidad viseña; ese honor lo tiene reservado la Abuela Santa Ana. Más tarde, cada primero de mayo -mes mariano por excelencia- tiene lugar la fiesta de la Virgen de las Veredas en Torrecampo. Como ocurre con todas las anteriores, se trata de la excusa perfecta para pasar una jornada de campo con familiares y amigos degustando la gastronomía de la tierra; en este caso, los tradicionales garbanzos tostados acompañados de limonada, vino o cerveza. Lo mismo ocurre el primer domingo de mayo en Dos Torres, donde se venera a Nuestra Señora de Loreto en un encuentro en el que en la ciudad vive su hermanamiento con la Base Aérea de Morón de la Frontera (Cádiz), escoltando sus militares y sobrevolando los aviones a la imagen en el retorno procesional a su ermita. Ese día, Villaralto hace lo propio con la Divina Pastora.

La borrachera romera mariana continúa también el Lunes de Pentecostés, cuando Villanueva de Córdoba traslada a la Virgen de Luna desde el santuario de la Jara hasta la localidad jarota -el día anterior, Pozoblanco ha dejado la imagen en la ermita-. La Virgen de Luna permanecerá en Villanueva hasta octubre.

Cierra el calendario, el 7 y 8 de septiembre, la Virgen de Piedrasantas de Pedroche y su particular fiesta de los piostros, a la que le dan nombre unas monturas. Los elementos más característicos de esas monturas son las mantas de piostros, unas piezas de terciopelo o pana negra bordadas con flores de hilo que componen un vistoso atuendo de gran belleza, así como las jamugas, unas vistosas sillas de montar sobre las se sientan a cabalgar las mujeres.

Quizás no estén todas las que son -como la romería de llevada de la Virgen de Consolación en Belalcázar cada 8 de septiembre-, pero lo que es seguro es que son todas las que están.

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