La tribuna

Salvador Gutiérrez Solís

Vendido

CINCUENTA megas de navegación sin límite de descarga, pague en cómodos plazos a 0% de interés, nosotros le retiraremos el antiguo sin coste alguno, la garantía total es por tres años y lo incluye todo, no tendrá que desplazarse, lo recogeremos en su propio domicilio, todos los impuestos están incluidos, 600 minutos gratis más tarifa plana de Internet, las llamadas entre nuestros usuarios no tienen coste alguno, un técnico se desplazará, sin permanencia, si a los tres días no está interesado puede darse de baja con un simple correo electrónico, no tiene caducidad, esta oferta es permanente, se lo liberamos sin coste, todos los servicios están incluidos, esta oferta solo es para clientes especiales, sin límite de gasto, sólo tiene que llamarnos… Cuando te lo venden, sea lo que sea, da igual, todo son bondades y ventajas. Te muestran un mundo de comodidad, placer y seguridad, un mundo en el que "no tendrá que preocuparse de nada, de absolutamente nada". Tranquilidad. Me cuesta un pico, pero yo no me ocupo de nada, piensas, te gusta intuir. Mientras te lo venden todo son sonrisas, atenciones y buenas palabras; no importa el tiempo, no importa el número de llamadas, diez, quince, doscientas, hasta en los momentos más insospechados, desde un 15 de agosto a las cuatro de la tarde a un 31 de diciembre cuando estás engullendo la última uva, y aunque rebuznes, te vuelven a llamar, encantadores. Mientras te lo venden tú eres el gran protagonista, el amo y señor, formula mil preguntas que obtendrás mil respuestas, prueba con cinco mil que también recibirás cinco mil respuestas y todas te satisfarán. Ahora, aprovecha, mientras te lo venden, mientras lo compras, reclama tu momento, su atención, ahora, no lo dudes, antes de que accedan a tu cuenta corriente, con tu consentimiento, porque entonces, a partir de ese momento, que lo sepas, tenlo claro, clarísimo, estarás perdido, solo, ignorado, se acabó lo que se daba, prepárate para un mundo en la penumbra y en la incomprensión, prepárate para un mundo con una banda sonora robotizada y fría, distante y lejana, en el mejor de los casos. Impotente y vendido

Al tercer intento, alguien responde: si quiere que le atiendan en español, pulse 1. A continuación, la retahíla de la grabación, que si es por nuestra seguridad y demás milongas. No queda ahí la cosa, de hecho, en el mejor de los casos, no ha hecho más que comenzar. En modo abreviado, para no aburrir: Si su consulta es sobre facturación, pulse 1, si es sobre reparaciones, pulse 2, y pulsas 2, si es una reparación de teléfono, pulse 1, si es una reparación de lavavajillas, pulse 2, si es de frigorífico, pulse 3, pulsas 3, si es sobre refrigeración, pulse 1, si es sobre congelación, pulse 2, si es sobre ventilación, pulse 3, pulsas 2; si es sobre problemas de descongelación, pulse 1, si es sobre congelación pulse 2… y así hasta llegar a ese punto concreto por el que llamabas, en el que la misma voz robotizada te indica: compruebe que el cable de toma de corriente está conectado correctamente a una toma de corriente, compruebe que el interruptor está en la opción "on", compruebe que no hay una interrupción temporal en el suministro eléctrico, compruebe que su cabeza sigue estando sobre sus hombros…

Llega ese momento, que sólo llega si tienes mucha paciencia y tiempo libre para mantener una conversación superior a los 60 minutos, en el que por fin te atiende una voz humana, sí, una persona, de carne y hueso. En ese punto, tienes tres opciones, solamente tres opciones: Estallar, nada recomendable, por tu propia salud y porque quien te atiende no tiene culpa de nada y no se merece ni tus insultos ni tus descalificaciones; intentar solucionarlo, bastante improbable, ya que habrá alguna frasecilla oculta en el galimatías legal de lo que firmaste o aceptaste que te lo impedirá o tres, la opción más radical, darte de baja. Esta opción te proporcionará un placer intenso pero instantáneo, apenas unos segundos, y te conducirá a otro placer de mayor duración, a mientras te lo venden, porque necesitas recuperar ese algo que perdiste y lo sustituirás por otro. Pero, desgraciadamente, volveremos a ese estado intermedio, inverosímil, asocial, en el que te volverás a pelear durante horas con una voz robotizado. Volverás, volveremos, a estar vendidos.

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