Quousque tamdem

luis Chacón

La mezquita Catedral

R ESULTA enternecedor el afán estatista de la progresía. Son gente inquieta y desprendida a la que sólo guía el bien del pueblo por el que trabajan arduamente aunque no se lo hayamos pedido nunca. En el XIX se desamortizaron las propiedades de la Iglesia y de los ayuntamientos para hacer frente a la desorbitada deuda pública. Dejaron a los municipios sin bienes comunales a cambio de nada y los hundieron en la pobreza de recursos y en la miseria económica por la que aún deambulan. No hace tanto, acapararon la gestión de las Cajas de Ahorros que también eran de todos y ya sabemos el resultado, otro reguero de ruina y deuda. Y ahora les ha dado por expropiar otra vez a la Iglesia Católica y quieren hacerlo con la Mezquita-Catedral de Córdoba para que sea de todos y para todos. Creo que no visitan mucho la ciudad que fundara Claudio Marcelo porque jamás he visto que se le impida a nadie el paso. El argumento es el de siempre y resulta tan manido que da pereza. Ya saben, la codiciosa Iglesia llena de privilegios y sus prelados roban el patrimonio del pueblo y bla, bla, bla.

El debate es vano e insustancial. Es claro que la Iglesia es la legítima propietaria del templo. Aunque no pudiera exhibir un documento que la acredite como tal, el uso público, pacífico y no interrumpido del mismo desde la incorporación de la ciudad a Castilla en 1236, supera con creces los treinta años que se requieren para adquirir la propiedad mediante usucapión, figura jurídica heredada del derecho romano que convierte al poseedor en propietario, sin necesidad de título ni buena fe. Además, da igual quien sea el dueño. La Mezquita-Catedral es, como todo monumento, un bien fuera de mercado. No se puede vender ni enajenar.

Para estos señores sólo existe papá estado que prevalece sobre el individuo. Yerran, el estado es un mal necesario que exige el continuo control ciudadano para evitar que surja un inmenso Leviatán burocrático e intervencionista. No es mi caso; si algo es de todos, como soy mayor de edad, prefiero que me den mi parte. Y si no es posible, hay mil formas de asociarse, la Iglesia es una de ellas, que no derivan en el asfixiante estatismo socializante. No hay ideología perfecta pero coincido con Winston Churchill y pienso que "aunque el vicio inherente al capitalismo sea el desigual reparto de bienes, es preferible a la virtud inherente al socialismo que es el equitativo reparto de miseria".

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