pepe Cabello

Te conviertes en aquello que piensas

¿Cuántas veces pensaste: "Nunca seré como mi padre" o "yo no puedo tener esta enfermedad"?

Las personas tendemos a estar siempre pensando acerca de nosotros mismos, sea para bien o para mal, la cosa es que no podemos dejar de hacerlo; a veces para construir algo grande y a veces lo hacemos para impedirnos a nosotros mismos crecer como personas.

En una ocasión hubo un tipo que tenía una auto imagen bien penosa de sí mismo. Se veía bajito, gordito, cabezón y feo. Una vez, fue con un amigo a una adivina que echaba las cartas y esta señora le dijo: ¡¡Dios mío, pero si tu eres la reencarnación del mismísimo Napoleón!! El tipo se lo creyó, pues le dio autoridad para ello. Desde ese día, ocurrió lo inesperado.Encontró un trabajo espectacular representando a una firma internacional y pronto destacó por sus increíbles números de ventas. No tardó en destacar a niveles internacionales y fue ascendiendo y ascendiendo hasta la más alta cima. Incluso, años más tarde ocupaba el puesto de Director General de la compañía. Pasaron años y el tipo amasó una fortuna indescriptible. Un día, estando en Fiji, de vacaciones, en su casa de descanso, puso la televisión y vio una noticia que le dejó atónito: "Una adivina ha sido detenida por estafar a miles de personas diciéndoles a todos que eran la reencarnación del mismísimo Napoleón Bonaparte". Su frustración no pudo ser más grande, hasta el extremo que cayó en una enorme depresión y en menos de 3 meses quedó en la más mísera ruina. El tipo terminó por suicidarse.

Lo mágico de esta historia es que no tenía que ser verdad para que el tipo creyera que estaba destinado al éxito. Durante un tiempo,él se creyó Napoleón e hizo cuantas hazañas y conquistas le permitió su mente.

Recuerdo también otra historia no menos increíble, pero totalmente cierta. ¿Te acuerdas de Tarzán, el Rey de los monos? Para mí son recuerdos inolvidables de tardes de sábados en la casa de mis padres viendo sus películas en la sobremesa. El actor que las protagonizó se llamaba Peter John Weissmuller, más conocido por todos como Johnny Weissmuller. Nadador y actor estadounidense, nació el 2 de junio de 1904 en Windber, Pennsylvania.

En la década de los años 20 fue reconocido como el mejor nadador de estilo libre del mundo, además de retener todos los récords mundiales desde las 100 yardas a la media milla. Participó en los Juegos Olímpicos de 1924 y 1928, y obtuvo las medallas de oro en las pruebas de los 100 y 400 metros estilo libre. Entre 1922 y 1927 batió cinco veces el récord del mundo de los 100 metros estilo libre. En 1932 comenzó una carrera cinematográfica que pronto le identificaría con el papel de Tarzán, personaje creado por el escritor americano de aventuras Edgar Rice Burroughs. El grito de Tarzán fue una combinación de diversas grabaciones y efectos electrónicos. Johnny Weissmuller se limitaba a abrir la boca en play-back, aunque terminaría aprendiendo a imitar su propio grito y a doblarse a sí mismo algunos años después.

A mediados de los años 60 se asoció con Buck Dawson y crearon en Fort Lauderdale, Florida, el International Swimming Hall of Fame. También intentó negocios de hostelería y con la venta de piscinas prefabricadas, con no demasiado éxito. En el año 1979 se trasladó a Acapulco (México). Al poco tiempo fue ingresado en un hospital debido a problemas respiratorios que derivaron en una traqueotomía, al mismo tiempo que se le diagnosticaba un deterioro crónico-cerebral. Weissmuller falleció el 20 de enero de 1984 en la costera y hermosa ciudad mexicana a causa de un edema pulmonar. Tenía 79 años cuando murió.

Lo asombroso es que al final de su vida, poco antes de morir en México, ofrecía lamentables exhibiciones estentóreas de su famoso grito, incluso cuando le entrevistaban los periodistas. También se dedicaba a aterrorizar a las enfermeras del hospital donde lo recluyeron aullando sin control alguno y saltando como un mono. Falleció mostrando lamentables episodios de creerse Tarzán, el Rey de los Monos.

Las personas tendemos a mantener continuamente en nuestra mente un pensamiento dominante, una conversación (diálogo con nosotros mismos) y esta característica de las personas hace que terminemos convirtiéndonos en aquello que pensamos.

Si piensas en enfermedad, terminaras enfermando como por arte de magia. ¿Puedes recordar la última vez que te mojaste en una tarde de lluvia y dijiste a todos cuantos te rodeaban: "¡Mañana seguro que amanezco resfriado!". ¿Recuerdas qué ocurrió al día siguiente? Posiblemente amaneciste resfriado, ¿verdad? Así es nuestra mente, capaz de generar cualquier enfermedad e incluso accidente.

Pero afortunadamente también somos capaces de crear en nuestra mente situaciones de éxito, de salud, de felicidad y de crecimiento, haciendo de esta manera que todo nuestro ser enfoque en estas imágenes y consiguiendo de esta manera que podamos convertirnos en personas que realmente se parezcan a lo que deseamos ser. Párate a pensar qué quieres ser y simplemente comienza a actuar como si ya lo hubieras alcanzado.

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