La ciudad y los días
Carlos Colón
Suspiros de Sánchez
STÉPHANE Hessel murió la víspera del rotundo fracaso de la manifestación institucional en el Día institucional de Andalucía, y pocos días después de las movilizaciones sociales del 23F que salpicaron todo el Estado salvo Andalucía. Ambos hechos merecen una reflexión alejada de dogmatismos partidistas. Más bien, una autopsia de la sociedad civil andaluza.
Pregunten a parados, pequeños productores, profesores, médicos o autónomos por qué no acudieron a la llamada patriótica andaluza del gobernador de la colonia del socialismo más español de España. Y por qué ni siquiera pudieron movilizar a los suyos, a pesar del dinero público malgastado en la maquinaria propagandística o del trampantojo de una inexistente plataforma social convocante. En una mesa de negociación a comienzo de semana, presencié cÓmo los sindicalistas de CCOO y UGT se oponían con firmeza al recorte del 5% en los salarios del personal de la administración universitaria. Esos recortes los imponía solo y exclusivamente el Gobierno andaluz, añadidos a los del Gobierno central. Ellos me confesaron que no podían compartir pancarta con quienes les recortan. Los sindicatos intentaron amortiguar esta incoherencia escenificando un plante al Gobierno andaluz en el también fracasado Pacto por Andalucía. Demasiado tarde.
Los andaluces desconfían de las instituciones. De todas y con toda la razón. Empezando por la Corona y terminando por la Policía. El 80% está quemado con el Gobierno central y el 77% con el andaluz. Claro que estamos indignados. Por eso no fuimos de la mano de quienes nos indignan. Para colmo, la institucionalidad política convocó a los andaluces por la defensa del Estatuto y la igualdad de España. Dos estafas. El pueblo andaluz jamás exigió ser como los demás, sino que fue el único en conseguir en la calle y en las urnas ser como los que más, alcanzando el rango concedido a Cataluña, Euskadi y Galicia. Los mismos que enterraron nuestro espíritu rebelde y autonomista pretendían resucitarlo disfrazado de caperucita roja y gualda. Y no picamos.
Stéphane Hessel, el joven de la resistencia francesa que llamó a los jóvenes de ahora a la insurrección pacífica, confesó: "siempre me he situado del lado de los disidentes". La traducción andaluza de su alegato está escrita en el himno: ¡Levantaos! Pero no junto a quienes se cambian de traje y bajan de los coches oficiales para manifestarse por sí mismos, sino contra ellos.
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