Postrimerías
Ignacio F. Garmendia
Vive Calila
ESTA afirmación es el lema de una campaña promovida por Manos Unidas en la que se dice: "En algunos países, ser mujer es un riesgo incluso antes del nacimiento; el 60 % de las personas que sufren hambre crónica son mujeres y niñas; en todo el mundo, el 96% son víctimas de trata"; la discriminación es algo que padecen, con diferentes niveles de intensidad, todas las mujeres como consecuencia de su género, que es lo que "la cultura" añade al sexo.
La igualdad de género ha sido siempre objeto de intensa discusión. En la magnífica película sobre Lincoln, el único momento en el que se ponen de acuerdo los partidarios y contrarios a la esclavitud, todos hombres, por supuesto, es cuando afirman, estupefactos, que a este paso se llegará hasta a darle el voto a las mujeres; buscan la igualdad ante la ley, afirman, pero la de las mujeres no es considerada; y había esclavas negras, lógicamente.
Y, sin embargo, es la primera de todas las desigualdades y la más injusta, que se mantiene en nuestra vida cotidiana y retrocede con el pretexto de la crisis, favoreciendo "un regreso al pasado" en la vida de las mujeres: educación segregada, tasas judiciales, no aceptación de las cuotas en la dirección de las empresas, incremento del paro femenino, de la desigualdad salarial… La igualdad no puede ser sólo formal, sino que ha de ser material, porque no puede haber justicia sin igualdad.
En unos días tan convulsos como los que vivimos, el Pacto por Andalucía tiene gran relevancia, porque quiere ser una herramienta al servicio de la ciudadanía, para construir, entre tod@s, un nuevo modelo de crecimiento económico, de relaciones sociales y de derechos y libertades. Los diez ejes del Pacto tienen un valor común, la igualdad, ahora más necesaria que nunca, por los daños que se están produciendo en el empleo, en la sanidad, en la educación o en la dependencia; se incluye, expresamente, la igualdad de género para que no se la ridiculice y mejorar la eficiencia económica.
Es significativo que en el reciente estudio realizado por el Instituto de la Mujer con la Universidad hispalense, se constate que el 35% de las mujeres han renunciado a ascensos profesionales o a cargos directivos para conciliar su vida laboral y personal y casi el 30% ha dejado de trabajar para cuidar a los menores o a algún familiar. Hillary Clinton lo ha dicho: "Los derechos de la mujeres son la asignatura pendiente del siglo XXI".
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